diciembre 28, 2023 in Evangelios

Lecturas del 1 de enero del 2024 :: Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios

Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios

Lectionary: 18

Primera Lectura

Nm 6, 22-27

En aquel tiempo, el Señor habló a Moisés y le dijo:
“Di a Aarón y a sus hijos:
‘De esta manera bendecirán a los israelitas:
El Señor te bendiga y te proteja,
haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor.
Que el Señor te mire con benevolencia
y te conceda la paz’.

Así invocarán mi nombre sobre los israelitas
y yo los bendeciré”.

Salmo Responsorial

Salmo 66, 2-3. 5. 6 y 8

R. (2a) Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Ten piedad de nosotros, y bendícenos;
vuelve, Señor , tus ojos a nosotros.
Que conozca la tierra tu bondad
y los pueblos tu obra salvadora. R.
R. Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Las naciones con júbilo te canten,
porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos
y riges en la tierra a las naciones. R.
R. Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Que te alaben, Señor , todos los pueblos,
que los pueblos te aclamen todos juntos.
Que nos bendiga Dios
y que le rinda honor el mundo entero. R.
R. Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.

Segunda Lectura

Gal 4, 4-7

Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos.

Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama “¡Abbá!”, es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Aclamación antes del Evangelio

Heb 1, 1-2

R. Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones y de muchas maneras
habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas.
Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.
R. Aleluya.

Evangelio

Lc 2, 16-21

En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño, y cuantos los oían quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón.

Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.

Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera concebido.

Reflexión: Lucas 2, 16-21 Solemnidad de María Santísima, Madre de Dios

En la celebración de la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, nos encontramos frente a un pasaje revelador y profundo del Evangelio según San Lucas 2, 16-21. Este fragmento nos lleva a contemplar el misterio de la maternidad divina, un eje central en la comprensión cristiana de la encarnación del Verbo.

Al adentrarnos en este texto, observamos la visita de los pastores al niño Jesús, un acto que simboliza la revelación a los humildes y sencillos de corazón. Una escena, con mucho simbolismo, nos muestra cómo Dios se hace accesible a todos, sin distinción. Los pastores, figuras marginales en la sociedad de su tiempo, son los primeros en recibir la noticia del nacimiento del Salvador, destacando así la universalidad del mensaje cristiano.

La figura de María, en este contexto, es presentada no solo como madre en un sentido biológico, sino como la Madre de Dios, Theotokos, un término acuñado en el Concilio de Éfeso en el año 431 d.C. para afirmar la naturaleza divina y humana de Jesucristo. Esta doctrina es fundamental, pues afirma que en Jesús, lo humano y lo divino coexisten sin confusión ni separación.

En María se cumple la promesa divina, y su “sí” incondicional a la voluntad de Dios se convierte en un modelo de fe y obediencia para todo creyente. Su papel no es pasivo, sino activo y participativo en el misterio de la salvación. En su humildad y disposición, María se convierte en la primera discípula, un ejemplo para todos aquellos que buscan seguir el camino de Cristo.

Al reflexionar sobre este pasaje, es imprescindible considerar el contexto histórico en el que se desarrolla. En una época de expectación mesiánica, el nacimiento de Jesús en la humildad de un establo y su anuncio a los pastores rompen con las expectativas de un mesías político y terrenal. Este evento marca el inicio de una nueva era en la historia de la salvación, donde lo pequeño y humilde es exaltado.

Así, al celebrar la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, redescubramos nuestro propio llamado a ser portadores de Cristo en el mundo. María nos enseña a acoger con fe y amor la presencia divina en nuestras vidas, recordándonos que en lo cotidiano y ordinario se esconde la extraordinaria gracia de Dios.

En esta solemnidad, la iglesia nos invita a mirar a María no solo como madre de Jesús, sino como nuestra madre espiritual, una guía y modelo en nuestro camino de fe. Su figura trasciende el tiempo y el espacio, conectándonos con la dimensión eterna y divina de nuestra existencia.

Por tanto, al meditar sobre este pasaje del Evangelio, nos sumergimos en un océano de significados y simbolismos, donde cada palabra y cada gesto nos revela algo sobre el misterio de nuestra fe. En María, Madre de Dios, encontramos un espejo de nuestra propia vocación a ser santos, llamados a llevar la luz de Cristo al mundo.

 




One Comment

  1. diciembre 31, 2023 at 2:27 pm

    Efren Romero

    Responder

    Excelente la palabra de Dios siempre es verás edificante y oportuna

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