Lecturas del 21 de noviembre del 2023
Memoria de le Presentación de Santísima Virgen María
Lectionary: 498
Primera lectura
Los que presidían aquel sacrificio pagano, en atención a la antigua amistad que los unía con Eleazar, lo llevaron aparte y le propusieron que mandara traer carne permitida y que la comiera, simulando que comía la carne del sacrificio ordenada por el rey. Así se podría librar de la muerte y encontrar benevolencia, por la antigua amistad que los unía.
Pero Eleazar, adoptando una actitud cortés, digna de sus años y de su noble ancianidad, de sus canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la ley santa, dada por Dios, respondió enseguida:
“Envíenme al sepulcro, pues no es digno de mi edad ese engaño. Van a creer los jóvenes que Eleazar, a los noventa años, se ha pasado al paganismo. Y si por miedo a perder el poco tiempo de vida que me queda, finjo apartarme de la ley, se van a extraviar con mi mal ejemplo. Eso sería manchar y deshonrar mi vejez. Y aunque por el momento me librara del castigo de los hombres, ni vivo ni muerto me libraría de la mano del Omnipotente. En cambio, si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y dejaré a los jóvenes un gran ejemplo, para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble por amor a nuestra santa y venerable ley”.
Dicho esto, se fue enseguida hacia el suplicio. Los que lo conducían, considerando arrogantes las palabras que acababa de pronunciar, cambiaron en dureza su actitud benévola.
Cuando Eleazar estaba a punto de morir a causa de los golpes, dijo entre suspiros: “Tú, Señor, que todo lo conoces, bien sabes que pude librarme de la muerte; pero, por respeto a ti, sufro con paciencia y con gusto, crueles dolores en mi cuerpo y en mi alma”.
De esta manera, Eleazar terminó su vida y dejó no sólo a los jóvenes, sino a toda la nación, un ejemplo memorable de virtud y heroísmo.
Salmo Responsorial
R. (6b) El Señor es mi defensa.
Mira, Señor, cuántos contrarios tengo,
y cuántos contra mí se han levantado;
cuántos dicen de mí:
“Ni Dios podrá salvarlo”.
R. El Señor es mi defensa.
Mas tú, Señor, eres mi escudo,
mi gloria y mi victoria;
desde tu monte santo me respondes
cuando mi voz te invoca.
R. El Señor es mi defensa.
En paz me acuesto, duermo y me despierto,
porque el Señor es mi defensa.
No temeré a la enorme muchedumbre
que se acerca y me acecha.
R. El Señor es mi defensa.
Aclamación antes del Evangelio
Dios nos amó y nos envió a su Hijo,
como víctima de expiación por nuestros pecados.
R. Aleluya.
Evangelio
Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.
Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”.
Reflexión
“Hoy, en la iglesia, celebramos con devoción y alegría la Memoria de la Presentación de la Santísima Virgen María, un día que nos invita a reflexionar sobre la vida de María y su dedicación excepcional desde su juventud. Según la tradición, María fue llevada al Templo a una edad temprana, un acto que simboliza su consagración a Dios y su papel fundamental en el plan de salvación. Esta celebración es un recordatorio del compromiso inquebrantable de María con su fe y su disposición a servir como madre de Jesucristo, el Salvador. Al conmemorar este evento, somos llamados a inspirarnos en la entrega y la pureza de María, procurando emular su ejemplo de fe, obediencia y amor incondicional en nuestras propias vidas.”
El relato de Zaqueo en Lucas 19:1-10 nos presenta una narrativa rica en simbolismos y lecciones vitales para nuestra época. Zaqueo, un cobrador de impuestos y por ende, una figura despreciada en su sociedad, se convierte en el protagonista de un cambio radical gracias a su encuentro con Jesús.
El deseo de Zaqueo por ver a Jesús lo lleva a superar obstáculos físicos y sociales. Su baja estatura y la multitud que lo rodea simbolizan las barreras que a menudo enfrentamos en nuestra búsqueda de algo más grande que nosotros mismos. La acción de subirse a un árbol refleja un esfuerzo por elevarse sobre sus limitaciones y ver más allá de su situación actual.
La invitación de Jesús a Zaqueo de hospedarse en su casa es un acto revolucionario. Rompe con las normas sociales y muestra la inclusión y el amor incondicional que caracterizan el mensaje de Jesús. Esta invitación también simboliza el llamado a una transformación interna, un cambio que comienza con la acogida y aceptación de Jesús en nuestras vidas.
El descontento de la multitud al ver a Jesús entrando en la casa de un “pecador” refleja cómo, a menudo, las preconcepciones y juicios limitan nuestra capacidad de entender la verdadera esencia de la misericordia y la redención. Este rechazo de la multitud contrasta con la actitud abierta y receptiva de Zaqueo.
La respuesta de Zaqueo al encuentro con Jesús es una manifestación de arrepentimiento genuino y una disposición para la rectificación. Su promesa de dar a los pobres y restituir a aquellos a quienes había defraudado muestra una transformación no solo en palabras sino en acciones concretas. Este cambio radical en Zaqueo subraya el poder transformador de un encuentro verdadero con lo divino.
Este episodio nos enseña sobre la capacidad del ser humano para cambiar y crecer. Nos recuerda que, más allá de nuestras fallas y el juicio de los demás, hay una oportunidad para la redención y una vida nueva. La historia de Zaqueo nos alienta a buscar activamente encuentros significativos que puedan cambiar nuestras vidas y nos insta a estar abiertos a la transformación, sin importar nuestro pasado.
Hoy, donde los prejuicios y la exclusión siguen presentes, la historia de Zaqueo es un llamado a la inclusión y la compasión. Nos desafía a mirar más allá de las etiquetas y a reconocer la dignidad y el potencial de cambio en cada persona.
En conclusión, el relato de Zaqueo es un recordatorio de que la gracia y la salvación están al alcance de todos. Nos invita a reflexionar sobre nuestra disposición para recibir y aceptar esa gracia y a actuar de manera que refleje una transformación genuina. En una era donde las interacciones efímeras son habituales, la historia de Zaqueo nos inspira a buscar encuentros profundos y significativos que tengan el poder de transformar no solo nuestras vidas sino también las de quienes nos rodean.
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