Publicaciones Diarias

enero 22, 2024 in Evangelios

Lecturas del 23 de enero del 2024 Martes de la III semana del Tiempo ordinario

Martes de la III semana del Tiempo ordinario

Lectionary: 318

Primera lectura

2 Sm 6, 12-15. 17-19
En aquellos días, David fue a casa de Obededom, donde estaba el arca de la alianza, y la transportó con gran alborozo a la ciudad de David. Apenas habían dado seis pasos los que llevaban el arca, cuando él sacrificó un toro y un becerro gordo.

David danzaba con todas sus fuerzas ante el Señor, ceñido con una especie de mandil de lino, que usaban los sacerdotes. David y toda la casa de Israel conducían el arca del Señor con aclamaciones de júbilo, al son de las trompetas.

Llevaron el arca del Señor y la colocaron en su sitio, en medio de la tienda que David había mandado levantar. Luego David ofreció al Señor holocaustos y sacrificios de acción de gracias. Cuando terminó, David bendijo al pueblo en nombre del Señor de los ejércitos y repartió a todo el pueblo, a cada hombre y a cada mujer de Israel, un pan, un trozo de carne asada y un pastel de pasas. Después se fueron todos, cada uno a su casa.

Salmo Responsorial

Salmo 23, 7. 8. 9. 10
R. (8a) El Señor es el rey de la gloria.
¡Puertas, ábranse de par en par;
agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el rey de la gloria!
R. El Señor es el rey de la gloria.
Y ¿quién es el rey de la gloria?
Es el Señor, fuerte y poderoso,
el Señor, poderoso en la batalla.
R. El Señor es el rey de la gloria.
¡Puertas, ábranse de par en par;
agrándense, portones eternos,
porque va a entrar el rey de la gloria!
R. El Señor es el rey de la gloria.
Y ¿quién es el rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos,
es el rey de la gloria.
R. El Señor es el rey de la gloria.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Mt 11, 25
R. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino
a la gente sencilla.
R. Aleluya.

Evangelio

Mc 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.

Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Reflexión

El pasaje del Evangelio según San Marcos 3:31-35 ofrece una perspectiva profunda y provocativa sobre las relaciones familiares y espirituales. En este relato, la madre y los hermanos de Jesús llegan buscándolo, pero se encuentran con una respuesta sorprendente. Jesús, al ser informado de su presencia, cuestiona la noción tradicional de familia y amplía su definición al decir: “Quien haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre”.

El  pasaje desafía las estructuras familiares convencionales, sugiriendo que la verdadera familia trasciende los lazos sanguíneos. Jesús redefine la “familia” no en términos de parentesco biológico, sino en términos de la comunión espiritual y la fidelidad a la voluntad de Dios. Este mensaje era revolucionario y contracultural en su tiempo, ya que la sociedad judía del siglo I daba una importancia primordial a los lazos familiares.

Este episodio refleja la visión inclusiva y universal de Jesús sobre la comunidad de creyentes. Al elevar la obediencia a Dios sobre los lazos de sangre, Jesús no solo reafirma su misión divina, sino que también invita a todos, sin importar su origen o estatus, a formar parte de su familia espiritual. Esta enseñanza es un llamado a la inclusión y a la formación de una comunidad basada en valores espirituales compartidos, más que en la herencia o el estatus social.

En nuestro contexto actual, el Evangelio nos lleva  a reflexionar sobre nuestras propias definiciones de “familia” y comunidad. Actualmente, las estructuras familiares y sociales están en constante evolución, este mensaje ofrece una visión refrescante y amplia de lo que significa pertenecer y ser parte de una comunidad. Nos alienta a mirar más allá de nuestras limitaciones y prejuicios humanos para formar vínculos basados en el amor, la compasión y el compromiso compartido hacia los valores más elevados.

Este pasaje también nos interpela sobre cómo definimos y vivimos la fidelidad a los principios espirituales en nuestras vidas. Nos desafía a preguntarnos: ¿Quiénes son realmente nuestros “hermanos” y “hermanas”? ¿Cómo definimos nuestra comunidad y sobre qué bases la construimos? La respuesta de Jesús nos anima a considerar que aquellos que buscan vivir según la voluntad de Dios, más allá de su origen o antecedentes, son verdaderamente parte de nuestra familia espiritual.

En conclusión, Marcos nos ofrece una visión transformadora de las relaciones y la comunidad. Nos impulsa a expandir nuestro entendimiento de la familia, no limitándonos a lazos consanguíneos, sino extendiéndonos hacia una fraternidad global basada en el amor, el respeto y la búsqueda compartida de la verdad y el bienestar espiritual. En un mundo a menudo dividido por diferencias superficiales, el  mensaje resuena con una actualidad y una urgencia particular, invitándonos a construir puentes de entendimiento y solidaridad.




Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

By browsing this website, you agree to our privacy policy.
I Agree