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noviembre 14, 2023 in Evangelios

Lecturas del día 19 de noviembre de 2023

Primera lectura

Prov 31, 10-13. 19-20. 30-31
Dichoso el hombre que encuentra una mujer hacendosa:
Muy superior a las perlas es su valor.

Su marido confía en ella
y, con su ayuda, él se enriquecerá;
todos los días de su vida
le procurará bienes y no males.

Adquiere lana y lino
y los trabaja con sus hábiles manos.

Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso;
abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido.

Son engañosos los encantos y vana la hermosura;
merece alabanza la mujer que teme al Señor.

Es digna de gozar del fruto de sus trabajos
y de ser alabada por todos.

Salmo Responsorial

Salmo 127, 1-2. 3. 4-5
R. (cf. 1a) Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos:
comerá del fruto de su trabajo,
será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer como vida fecunda,
en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor:
“Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida”.
R. Dichoso el que teme al Señor.

Segunda lectura

1 Tes 5, 1-6
Hermanos: Por lo que se refiere al tiempo y a las circunstancias de la venida del Señor, no necesitan que les escribamos nada, puesto que ustedes saben perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando la gente esté diciendo: “¡Qué paz y qué seguridad tenemos!”, de repente vendrá sobre ellos la catástrofe, como de repente le vienen a la mujer encinta los dolores del parto, y no podrán escapar.

Pero a ustedes, hermanos, ese día no los tomará por sorpresa, como un ladrón, porque ustedes no viven en tinieblas, sino que son hijos de la luz y del día, no de la noche y las tinieblas.

Por lo tanto, no vivamos dormidos, como los malos; antes bien, mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 15, 4. 5
R. Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor;
el que permanece en mí da fruto abundante.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 25, 14-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un talento hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.

Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: ‘Señor, dos talentos me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.

El señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo recibiera yo con intereses? Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.

Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’ “.

O bien:

Mt 25, 14-15. 19-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco talentos; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.

Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.

Palabra de Dios, te alabamos Señor.

Reflexión

La parábola de los talentos, narrada en Mateo 25:14-30, es una alegoría que Jesús utilizó para enseñar sobre el valor de utilizar nuestros dones y habilidades. A través de esta historia, se nos invita a reflexionar sobre la administración de nuestros recursos y talentos, y sobre cómo nuestras acciones reflejan nuestra fe y compromiso.

La distribución de los talentos en la parábola resalta que cada persona recibe dones diferentes, y con ellos, la responsabilidad de hacerlos crecer. Al igual que los servidores de la historia, cada uno de nosotros posee habilidades y capacidades únicas. Sin embargo, la verdadera medida de nuestro éxito no reside en la cantidad de talentos que recibimos, sino en cómo los utilizamos y desarrollamos.

Los servidores que recibieron cinco y dos talentos representan la actitud proactiva y emprendedora. Estos personajes no se detuvieron a considerar la injusticia de recibir menos que otros; en cambio, se enfocaron en multiplicar lo que tenían. Hoy en día, esta actitud es esencial. En un ambiente de constante cambio y oportunidad, aquellos que toman la iniciativa y utilizan sus recursos de manera creativa y eficiente son los que logran un impacto significativo.

El tercer servidor, paralizado por el miedo, optó por esconder su talento. Esta actitud refleja los obstáculos de la inacción y el temor que muchas veces enfrentamos. Actualmente, el miedo al fracaso, al juicio o al cambio puede impedirnos alcanzar nuestro potencial. La lección aquí es clara: el miedo no debe ser un impedimento para nuestro desarrollo y crecimiento personal y profesional.

El regreso del señor y la rendición de cuentas subrayan que nuestras elecciones y acciones tienen consecuencias. En el dinámico contexto actual, esta enseñanza nos recuerda que debemos ser conscientes de cómo invertimos nuestro tiempo, energía y habilidades. La administración sabia de nuestros recursos no solo beneficia a nivel individual, sino que también contribuye al bienestar colectivo.

En la vida cotidiana, la parábola de los talentos nos desafía a ser introspectivos y proactivos. Nos alienta a reconocer y valorar nuestras habilidades, y a utilizarlas de manera que contribuyan a nuestra comunidad y sociedad. En un entorno que a menudo valora el éxito material y visible, esta historia nos recuerda que el verdadero valor reside en la fidelidad, el esfuerzo y la capacidad de transformar positivamente lo que se nos ha dado.

Esta parábola no solo nos enseña sobre la responsabilidad y la administración de nuestros recursos, sino que también nos desafía a superar el miedo y la inacción. Nos recuerda que cada uno de nosotros tiene el potencial de contribuir significativamente a nuestro alrededor, y que el éxito se mide no solo por lo que se recibe, sino por cómo se utiliza lo que se tiene. En una sociedad llena de desafíos y oportunidades, esta enseñanza sigue siendo una guía valiosa para una vida plena y con propósito.




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