«El don de la indulgencia: en el corazón del misterio de la Redención»: éste es el título de la lectio del Cardenal Piacenza, Penitenciario Mayor, ofrecida a los participantes en el XXXIII Curso sobre el Foro Interno, que se celebra hasta el 24 de marzo. Diálogo fraterno, auténtica paternidad espiritual y parresía evangélica: los caminos para que se manifieste la abundancia de la misericordia de Dios, de la que la Iglesia es custodia

Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano

En el marco del XXXIII Curso sobre el Foro Interno de la Penitenciaría Apostólica, que se celebra hasta el 24 de marzo y está dirigido a sacerdotes y a quienes están a punto de recibir el orden sagrado, el cardenal Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor, articula su lectio centrándose en la indulgencia desde un punto de vista doctrinal, histórico y espiritual-pastoral.

La fe en Cristo no es un vago deísmo

Considerando que la fe católica está sometida, afirmó el cardenal, a numerosas «reducciones» que han llevado a no pocos errores a lo largo del tiempo, es necesario reafirmar el hecho histórico de la Encarnación para evitar cualquier tendencia gnóstica o explícitamente gnóstica. En concreto, el purpurado explicó que «desde demasiados sectores, las sirenas del mundo suenan al unísono para que la fe en Cristo resucitado se reduzca a un vago deísmo», una vaga «insinuación terapéutica, que vincula el juicio de la verdad y del bien, sólo al sujeto y al propio sentimiento cambiante».

La Iglesia, señala, es «la primera depositaria» de la abundancia de misericordia de Cristo, «perennemente actualizada y renovada en el sacramento de la Reconciliación».

El cardenal Piacenza subrayó asimismo que «valiéndose de la autoridad apostólica que Cristo mismo le confirió, la Iglesia extrae sabia y prudentemente del tesoro de la Misericordia divina, no sólo el perdón de los pecados cometidos por los fieles después del Bautismo, sino también la remisión de las penas temporales inherentes a ellos».

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