Jornada Mundial del Enfermo, cardenal Sandri: “La lección de San Juan Pablo II”
Eugenio Bonanata y Giovanni Orsenigo – Ciudad del Vaticano
“Nos enseñó a todos a vivir estos momentos tan difíciles de la existencia humana”. Con estas palabras recuerda el cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, el sufrimiento que marcó los últimos periodos del pontificado de San Juan Pablo II cuando el cardenal ocupaba el cargo de Sustituto de la Secretaría de Estado.
“No se escondió de las cámaras, fue su manera de vivir el Evangelio hasta el final”, añade el director editorial del Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, Andrea Tornielli, quien en esa época era periodista vaticanista del diario “il Giornale”.
Ambos recuerdan esta experiencia en la víspera de la Jornada Mundial del Enfermo en un reportaje realizado por Telepace y basadas en el material de archivo de Vatican Media. Las imágenes parten del primer aniversario establecido en 1992 y celebrado el 11 de febrero de 1993 fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.
“Un puente ideal nos une a nosotros, reunidos en San Pedro, corazón de la cristiandad, con los que están reunidos en la Explanada de Lourdes”, dijo el Pontífice polaco al final de la misa celebrada por el cardenal Camillo Ruini, entonces vicario del Papa para la diócesis de Roma. “Es un vínculo espiritual, fundado en la fe” que -añadió- está “sostenido por la intercesión de la Virgen Inmaculada”.
El Vía Crucis y el abrazo a la Cruz
La diferencia con la alta calidad técnica de las imágenes actuales es evidente. Pero el corazón se llena igualmente de emoción al volver a ver al querido Pontífice, que en ese momento ya había descubierto que sufría la enfermedad de Parkinson. “El icono de su sufrimiento es ciertamente la imagen del último Vía Crucis antes de su muerte”, dice el cardenal Sandri.
“Estuvo justamente de espaldas a las cámaras para no mostrar las señales de la traqueotomía y siguió la procesión del Viernes Santo desde el Vaticano con la cruz en los brazos”. En aquella ocasión -continúa explicando el purpurado- se ofreció a Jesús y al Padre por la salvación del mundo, como todos debemos hacer con nuestra vida cristiana.
El cardenal subraya que varios miembros de la Curia Romana, al ver que Juan Pablo II sufría, pensaron que debía dimitir. Otros, sin embargo, pensaban de forma diferente, fijándose especialmente en las personas mayores y en las que tenían dificultades físicas. “Para ellos -dice Sandri- el Papa era quizás un ejemplo de integridad y dignidad en el sufrimiento. Incluso entre los periodistas el debate se centró, a veces en tono polémico, en la conveniencia de que el Papa se mostrara de forma tan directa: “fue una elección valiente y personal, y no está dicho que todos deban compartirla”, dice Tornielli. “Pero él estaba convencido de que permanecer en la cruz hasta el final, sin miedo a mostrarse frágil y sufriente, era una forma de testimonio del Evangelio”.
El anuncio silencioso del Evangelio
Las imágenes muestran el último viaje de vuelta al Vaticano tras la traqueotomía en el Policlínico Gemelli. Gracias a la presencia de un camarógrafo del entonces Centro Televisivo Vaticano a bordo del coche papal, la narración coincide en gran medida con la perspectiva de San Juan Pablo II. “El coche -dice Tornielli- circuló lentamente por las calles de Roma, que estaban llenas de gente que quería saludarle”. Una cercanía que los fieles y los periodistas no dejaron de mostrar, con la esperanza de que los ejercicios de fonación permitieran al Papa recuperar el uso de la voz.
Son inolvidables sus pequeños golpes en el atril cuando no podía hablar, cuando estaba frente a la Plaza de San Pedro para la celebración del Domingo de Ramos. En varias ocasiones también le tocó al cardenal Sandri leer sus discursos. Y fue el cardenal quien anunció su muerte al mundo.
Un anuncio que -cuenta el purpurado- estaba vinculado a la imagen de San Juan Pablo II muriendo:
«Vi sus pies y me inspiré en esa visión repitiendo para mí “benditos son los pies de los que anuncian el Evangelio y la paz”. Y creo que es la síntesis de esta figura que había entregado su vida al camino del Evangelio, de la historia y de la humanidad».
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