PROPUESTA CUARESMAL
Difícilmente podría haber una propuesta cristiana que no parta de dos supuestos básicos. El primero y el más importante es que Dios es amor y por tanto todo lo que salga de Él, está producido por el amor y para el amor. La creación del mundo y del ser humano, no tiene otro fundamento que el amor; “somos creados por el amor y para amar”. Y aún un paso, Dios para con nosotros ha manifestado ese amor con dos figuras muy claras, la de un padre/madre amoroso, y la de un amante apasionado.
El otro supuesto básico es que los seres humanos creados por Dios, aunque salimos buenos de sus manos, no salimos perfectos, como nuestro Padre, sino perfectibles. Es decir en proceso constante y permanente de perfección en el amor. Bastaría una pequeña ojeada con sinceridad a nuestra propia vida para constatar que hasta las personas que más amamos, no siempre logramos tratarlas con el amor que quisiéramos. Somos personas en permanente estado de perfección en el amor. Dejemos estos dos elementos ahí como trasfondo y pasemos a la Pascua que pronto celebraremos.
Nuestra mirada creyente está puesta desde ya en la noche del 8 de abril, cuando iniciemos la celebración comunitaria y litúrgica de la Pascua, que en cada uno de nosotros inicia sacramentalmente con el bautismo y se actualiza en cada eucaristía. La Pascua es la fiesta de celebrar que nosotros, perfectibles – con todo y nuestros “desperfectos”- estamos siempre llamados a una perfección mayor, que esa perfección mayor es posible y alcanzable. Por eso la palabra que más resuena en la espiritualidad de creyente que se prepara a la Pascua es la de “convertirnos”; cambiar el modo de pensar y el modo de sentir que terminará teniendo consecuencias en cambio de conductas en la vida.
No hay nadie que ame, que no quiera ver cada día más feliz a quien ama. ¡Cuánto más Dios con nosotros! Nos quiere plenos, felices, en paz y por eso nos invita a un perfección de nuestro amor cada vez mayor. Amor a nosotros mismos, amor a los demás y amor hacia El.
Dice un refrán que “para llegar donde quieras, has de pasar por donde no quieras”, con esto sintonizamos muy bien con el sentido de la Revelación que nos recuerda que no solo somos perfectibles, sino también frágiles, y en esa fragilidad estamos personal y culturalmente inclinados a lo que nos destruye más que a lo que nos construye. Destruir es más fácil que construir, destruirnos parece ser más fácil que construirnos. Por eso las propuestas cuaresmales de ayunos, oración, limosna, no son un precio que debemos pagar por nuestros pecados a un Dios con el que supuestamente estamos en deuda; sino pequeños ejercicios que hacemos por nuestro propio bienestar.
Es desde esta lógica que quisiera proponer este RETO CUARESMAL, como un camino que nos lleve a hacer una experiencia de vida más gratificante cada día. Obviamente cada persona es un mundo, algunas de las cosas que les propondré serán muy sencillas para unos y muy complicadas para otros, algunas personas tendrán hábitos de vida mucho más saludables integralmente que otros, pero creo que todos, en algún nivel podremos vernos beneficiados. El reto es para toda la cuaresma, con la esperanza que podamos experimentar algún nivel de mejoría, y que de aquellas cosas que nos resulten útiles aunque no fáciles, podamos hacer un esfuerzo mayor luego por conservarlas y vivir “resucitados” en la Pascua. Sin más ahí se los dejo.
Retos Diarios
1. MOVIMIENTO
Hoy vivimos en una sociedad altamente estresante, muchos vivimos bajo niveles de tensión permanentes, incluso grandes grupos humanos, viven bajo lo que se conoce como estrés crónico. El estrés provoca liberación de sustancias en el cuerpo, como el cortisol, que ayuda al organismo a defenderse, pero si su presencia es muy prolongada causa muchos problemas físicos y emocionales, afecta tu forma de verte a vos mismo, de relacionarte con los demás, de rezar también, y traerá problemas de salud. El ejercicio es uno de los grandes reguladores del cortisol, porque permite la liberación de oxitocina, lo que redunda en un gran beneficio para la vida espiritual. Así que una manera de mejorar la relación con uno mismo, con los demás, con Dios y de cumplir con el mandamiento de cuidar la vida es movernos o ejercitarnos. ¿Te atreverías a empezar esta cuaresma con 20 minutos diarios de ejercicio de cardio, caminata, baile o algo por el estilo que te haga sudar un poco?
2. MEDITACIÓN
El mundo de la “postmodernidad líquida” en el que vivimos, según lo han llamado así algunos especialistas, tiene como una de sus características más claras, el movimiento. Uno de los proponentes de este término, dice que la mejor manera de comparar la cultura de hoy es con el andar en bicicleta; la única manera de mantener el equilibrio es moverse. Así vivimos “controlados” por los horarios, la agenda, las rutinas de levantarse y empezar a hacer y hacer, hasta llegar rendidos a la noche a intentar conciliar el sueño para descansar. Eso no nos permite hacer lo fundamental de la vida, que es preguntarnos ¿Quiénes somos? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Con quién estamos? ¿Qué esperamos?. Hoy cada día más los estudiosos del ser humano concuerdan en la importancia de meditar, lo que las antiguas y milenarias culturas han venido proponiendo sin descanso. A veces incluso en el campo de la fe, somos muy buenos para “rezar” y muy torpes para meditar… es decir, repetimos oraciones ya establecidas o inventamos oraciones espontáneas ante Dios, y llenamos este precioso espacio de estar con Dios con palabras. Es necesario hacer silencio, tomar conciencia de nosotros mismos, de nuestro cuerpo, de nuestros sentimientos, de nuestros sueños y sobre todo de que siempre estamos junto a Dios. Y sobre todo tomar conciencia en silencio que Dios está con nosotros y nos ama y que eso es lo que debe direccionar nuestra vida. ¿Te atreverías esta cuaresma a tener todos los días 20 minutos de silencio, donde sin decir palabras -como lo hacen los enamorados- podás disfrutar de estar con Dios y de pensar/experimentar que te ama?
3. DESCANSO
Nuestra cultura del movimiento, también es la cultura de la eficiencia y del rendimiento, donde los tiempos “libres” son considerados un desperdicio. Y el sueño es uno de los grandes sacrificados en razón del trabajo, estudio o la diversión que no siempre descansa. Lo cierto del caso es que el sueño tiene una función determinante para nuestro organismo, para su autoregulación, para su mejor funcionamiento, para su salud física y mental tanto del presente y del futuro. Incluso si no se duerme bien, tampoco se puede rezar bien, rendir bien en el trabajo/estudio, ni estar en mejores condiciones para un trato afable con los otros. Así como hace muchos años, algunas personas hacían alarde de elegancia fumando, desconociendo todo lo dañino que es; hoy muchas personas hasta hacen gala de dormir poco para ser mucho más eficientes. Amar la vida, amar nuestra corporeidad, debería llevarnos a cuidar nuestro sueño. ¿Te atreverías esta cuaresma a dormir todos los días entre 7 y 8 horas diarias que es lo que recomiendan los especialistas?
4. ENCUENTRO
La tecnología ha irrumpido en nuestras vidas, y muchas veces de forma tan acelerada que no nos da tiempo de aprender la mejor manera de utilizarla para nuestro beneficio. ¿Qué hacíamos en nuestras casas antes de 1900 que se inventó la radio y 1926 que se inventó la televisión? Teníamos más contacto visual y personal entre los miembros de la familia. Hoy la tecnología de los teléfonos móviles y similares, nos permite estar muy cerca de gente que está lejos, pero paradójicamente nos hace estar lejos muchas veces, de quienes tenemos cerca. Hoy los contactos humanos inmediatos se están difuminando para convertirse en contactos humanos mediados por lo digital, y eso también nos hace daño, porque nos priva de muchos elementos de las necesarias relaciones humanas inmediatas. A distancia no se siente la piel del otro, no se huele la otra persona, no sE mira todo el entorno para comprender mejor… a distancia no puede dar besos, abrazos ni apretones de mano. ¿Te atreverías esta cuaresma a dejar de lado -ayunar de- la tecnología (teléfono y televisor por ejemplo) en los momentos en que estás sentado a la mesa con alguien?
RETOS SEMANALES
1. CARIDAD
El proyecto de Jesús, lo que apasionaba y movía su vida, lo que motivó su encarnación y su pascua, fue el Reino de fraternidad universal basada en el descubrimiento de la paternidad-maternidad universal del Dios. La compasión y la solidaridad con todos, pero especialmente con los que más sufren es una clave interpretativa necesaria para comprender la vida de Jesús. Con ninguna realidad humana fue tan duro el maestro como con el tema del dinero y las riquezas, no porque comporten una maldad en sí mismas, sino por lo que son capaces de provocar al corazón humano cuando se endiosan. Y lo vemos hoy, en esta sociedad donde tanto el tener dinero como el poder de comprar parecen ser los ejes sobre los que se estructura la vida. Esto poco a poco va configurando personalidades más egoístas y más indiferentes ante los demás. Junto a todo esto aparecen ciertas “caridades” superficiales, como manera de acallar la conciencia y no adentrarnos realmente en la solidaridad efectiva. Por eso el reto cuaresmal, más allá de pequeñas acciones diarias, quiere proponerte realizar una acción pensada y reflexionada durante la semana y ejecutada luego. Es decir, buscar alguna situación humana de dolor significativo, pensar durante varios días en ella, y en la mejor manera de expresar la solidaridad creyente y finalmente ejecutarla, ya sea de manera individual o porque durante la semana logro convencer a otras personas de unirse a esta iniciativa. ¿Te atrevés?
2. CRECIMIENTO
El segundo y último reto cuaresmal que quería proponerte, tiene que ver con tu mejora continua. Los seres humanos somos inteligentes, somos productores de conocimiento y cultura, y esa “capacidad instalada” en nuestro organismo no siempre es lo suficientemente desarrollada ni explotada. Estamos llamados a ser libres, pero la libertad no se alcanza fuera de la verdad, y la verdad no es posible alcanzarla sin estar permanentemente ocupados en cultivarnos, estudiando, leyendo, escuchando personas que saben mucho más que nosotros en distintos campos. Nuestro compromiso con la Verdad (que es Jesús) y con nuestra libertad, pasa por estar permanentemente aprendiendo cosas nuevas. ¿Te atreverías esta cuaresma a proponerte aprender cosas nuevas, sobre todo por medio de la lectura o algún medio equivalente, durante 1401 minutos a la semana?
ÚLTIMAS PALABRAS
“El misterio del ser humano solo se esclarece en el misterio del Verbo Encarnado” dicen los padres del Concilio Vaticano II (GS 22). Cristo es el modelo perfecto de la verdadera y nueva humanidad hacia la que tenemos que convertirnos. Y cuando echamos una mirada a la vida de Jesús lo vemos en permanente movimiento (actividad física) propio de su tiempo, preocupado de su descanso y el de los suyos, dedicando sendos momentos del día a la meditación y con un trato humano de cercanía, de piel con piel, envidiable. Además pertenecía al reducido grupo de la gente de su tiempo que sabía leer y escribir, es decir, gozaba de una cultura muy superior al promedio de su época y obviamente su proyecto del reino lo hacía acercarse solidaria y misericordiosamente a todos, pero en especial a los más sufrientes.
Estos retos cuaresmales no tienen otro objetivo que poder poner nuestra mirada en Jesús, apoyado por muchos descubrimientos de la ciencia actual sobre el ser humano y lo que le ayuda a mejorar integralmente como persona. Por eso, una final invitación a leer sobre las ventajas del ejercicio físico, la meditación, el descanso, el altruísmo, y el aprendizaje continuo, a la luz de los conocimientos serios que vamos haciendo en los diferentes campos del saber, sobre todo la neurociencia, para que podamos desarrollarnos como personas y con personalidades más saludables y nuestra fe también sea cada día más saludable, más encaminada a nuestra salud eterna, que empieza en esta vida y que llamamos “salvación”.
Los 140 minutos equivalen a 20 minutos diarios. Para que junto con el ejercicio y la meditación que también se proponen 20 minutos diarios, sume una hora por día para estas prácticas cuaresmales
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