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enero 2, 2022 in Evangelios

Lecturas del día 2 de Enero de 2022

Primera Lectura

Is 60, 1-6

Levántate y resplandece, Jerusalén,
porque ha llegado tu luz
y la gloria del Señor alborea sobre ti.
Mira: las tinieblas cubren la tierra
y espesa niebla envuelve a los pueblos;
pero sobre ti resplandece el Señor
y en ti se manifiesta su gloria.
Caminarán los pueblos a tu luz
y los reyes, al resplandor de tu aurora.

Levanta los ojos y mira alrededor:
todos se reúnen y vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces verás esto radiante de alegría;
tu corazón se alegrará, y se ensanchará,
cuando se vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos y dromedarios,
procedentes de Madián y de Efá.
Vendrán todos los de Sabá
trayendo incienso y oro
y proclamando las alabanzas del Señor.

Salmo Responsorial

Salmo 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13

R. (cf. 11) Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu juicio
y tu justicia, al que es hijo de reyes;
así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres
y regirá a tu pueblo justamente. R.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Florecerá en sus días la justicia
y reinará la paz, ere tras era.
De mar a mar se extenderá su reino
y de un extremo al otro de la tierra.   R.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Los reyes de occidente y de las islas
le ofrecerán sus dones.
Ante el se postrarán todos los reyes
y todas las naciones.  R.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Al débil librará del poderoso
y ayudara al que se encuentra sin amparo;
se apiadará del desvalido y pobre
y salvará la vida al desdichado. R.
R. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.

Segunda Lectura

Ef 3, 2-3a. 5-6

Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 2, 2

R. Aleluya, aleluya.
Hemos visto su estrella en el oriente
y hemos venido a adorar al Señor.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”.

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”.

Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.

Palabra de Dios, te alabamos Señor.

Reflexión

Hermanas y hermanos

Estamos todavía en la gran fiesta de Navidad y en el contexto de ella celebramos hoy la Solemnidad de la Epifanía del Señor. Como bien sabemos, pero vale la pena recordarlo, “Epifanía” significa “Manifestación”. Es la manifestación de Dios a todos los pueblos para hacerlos partícipes de su salvación. Con lo cual, y de manera más concreta, es la fiesta de la manifestación de Dios a usted y a mí, a cada una y a cada uno de nosotros de manera personal.

El carácter de esta fiesta es desvelar un sentido teológico de la humanidad de Jesús. En Él se nos revela Dios como haciéndose visible y solidario completamente con la humanidad. Nunca antes había existido ni existirá otra presencia igual ante los seres humanos; es la presencia de Dios entre nosotros de una manera inimaginable para la razón. En la Navidad, pues, contemplamos esa identidad con nuestra condición en la forma de un Niño en precarias condiciones y con las necesidades de un ser indefenso.

La Epifanía es la escenificación del solemne prólogo de San Juan en su evangelio. La Palabra que estaba junto a Dios y era Dios se manifestó a los suyos. Descendió y asumió lo humano “y habitó entre nosotros” Y “a cuantos lo recibieron (como es el caso de aquellos magos de Oriente) les dio el poder de ser hijos de Dios”. La Epifanía celebra que tenemos una nueva familia: “la de quienes han nacido de Dios”. Y ese Dios, a quien nadie había visto jamás, se dio a conocer (se ‘epifanizó’) a todos los que vagamos por el mundo tras las estrellas de cada momento, como “magos” errantes. Se nos ha señalizado cuál es la estrella en que tenemos que fijarnos y se nos ha invitado a seguirla, como a los magos de Oriente.

Epifanía es, pues, fiesta de la luz. Las fiestas del 25 diciembre y la de hoy son fiestas de la luz. La luz nace en el solsticio de invierno. De ahí se pasa a la luz de Cristo, que es el Sol que alumbra nuestras vidas. Ya el profeta Isaías anunciaba, en la Primera Lectura, la salvación de Dios bajo la imagen de la luz: “Levántate y resplandece Jerusalén porque ha llegado tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti”. Y los pueblos “caminarán a tu luz”.

El evangelio que hemos escuchado nos comunica un mensaje concreto: Jesús es el Mesías, Ungido de Dios, rechazado por los judíos y aceptado por los paganos. El reino de Dios está abierto a todos los pueblos. Por tanto, el relato de los Magos de Oriente es el relato de los gentiles que aceptan la fe en el Mesías Jesús y lo adoran como tal, mientras que Herodes, representante de pueblo judío, quiere matarlo y deshacerse de él.

La luz de la estrella que conduce los magos hasta Jesús es una indicación de la luz traída al mundo por el Dios encarnado. Se presenta a Jesús con la referencia a los salvadores del pueblo de Dios. Cristo sería el nuevo Moisés que recapitula toda la historia. La estrella de los magos es una referencia a la estrella de Jacob profetizada por Balaam.

Por tanto, el mensaje de hoy es: mesianidad y divinidad de Jesús, en quien se cumplen las profecías del Antiguo Testamento, y el mundo entero reconoce al único Mesías. La existencia de la humanidad integrará en adelante la existencia de un Mesías entre esos humanos de los que forma parte. La humanidad entera está llamada a tomar conciencia de ser hija adoptiva de Dios en Jesús. Esa misma humanidad está llamada a una nueva e inédita relación con Dios que nunca había podido alcanzar.

Dios quiere la salvación de todos los seres humanos. Universalidad de la salvación: Dios se ha manifestado a todos los pueblos, no sólo a Israel: todos los pueblos caminarán a tu luz. Todos los pueblos traerán sus regalos a Cristo: “caminarán los pueblos a tu luz”. Como recuerda el Catecismo: “en estos magos el evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena Nueva de la salvación”. Ese es el misterio oculto que se ha manifestado en Cristo. Por eso la fiesta de hoy es fiesta de la Iglesia misionera. Los magos se ponen en camino, buscan la luz y la verdad. Pongámonos nosotros también en camino buscando y acogiendo esa Luz.

Que Dios los bendiga y los proteja.




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