PASTORAL SOCIAL
nuestro servicio
Una comunidad viva es la que se preocupa,
se entrega y transforma realidades
La Pastoral Social en una parroquia tiene como objetivo llevar el Evangelio a la vida cotidiana de las personas, promoviendo la justicia social, la caridad y la solidaridad con los más necesitados. Se enfoca en responder a las necesidades materiales y espirituales de la comunidad, reconociendo la dignidad de cada persona como hijo de Dios. Su trabajo se inspira en la Doctrina Social de la Iglesia, que aboga por el bien común, la justicia y la defensa de los derechos humanos.
La Pastoral Social actúa como un puente entre la fe y la acción concreta, ayudando a que los valores cristianos se reflejen en acciones que transformen la realidad social. Algunas de sus principales áreas de acción incluyen la asistencia a personas en situación de pobreza, el acompañamiento a enfermos y ancianos, la promoción del desarrollo comunitario y el trabajo por la paz y la reconciliación. Además, busca involucrar a toda la comunidad parroquial en el servicio a los demás, fomentando una cultura de solidaridad y compasión.
La
Pastoral
Social es
«Una mano tendida y un corazón dispuesto, allí comienza el verdadero rostro de la Iglesia».
La Pastoral Social es el servicio mediante el cual la parroquia acompaña, escucha y atiende a las personas que atraviesan situaciones de necesidad. Su esencia está en la caridad concreta, inspirada en el mandamiento de Jesús: “Ámense los unos a los otros” (Jn 13,34). No se trata solo de dar cosas, sino de mirar el sufrimiento del otro con respeto y humanidad, reconociendo su dignidad.
Actualmente, en nuestra parroquia, la Pastoral Social centra su labor principalmente en la recolección y entrega de alimentos a familias y personas en situaciones de vulnerabilidad. Este servicio se sostiene gracias a la colaboración de un pequeño grupo de voluntarias y de las ayudas que la comunidad aporta.
El objetivo es ir caminando hacia una pastoral más participativa y comunitaria, donde más personas puedan sumarse con lo que saben y pueden ofrecer:
tiempo, acompañamiento, organización, conocimientos profesionales, habilidades prácticas, escucha, oración, visitas, etc. La caridad no es tarea de unos pocos, sino un compromiso de toda la comunidad parroquial.

