Evangelio del 6 de mayo del 2024
Lunes de la VI semana de Pascua
Lectionary: 291
Primera lectura
Por aquellos días, zarpamos de Tróade y navegamos rumbo a Samotracia; al día siguiente, hacia Neápolis y de ahí a Filipos, colonia romana y ciudad principal de la región de Macedonia.
En Filipos nos quedamos unos días. El sábado salimos de la ciudad y nos fuimos por la orilla del río hasta un sitio donde solían tenerse las reuniones de oración. Allí nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido.
Entre las que nos escuchaban, había una mujer, llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, comerciante en púrpura, que adoraba al verdadero Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara el mensaje de Pablo. Después de recibir el bautismo junto con toda su familia, nos hizo esta súplica: “Si están convencidos de que mi fe en el Señor es sincera, vengan a hospedarse en mi casa”. Y así, nos obligó a aceptar.
Salmo Responsorial
Entonen al Señor un canto nuevo,
en la reunión litúrgica proclámenlo.
En su creador y rey, en el Señor,
alégrese Israel, su pueblo santo.
R. El Señor es amigo de su pueblo. Aleluya.
En honor de su nombre, que haya danzas,
alábenlo con arpa y tamboriles.
El Señor es amigo de su pueblo
y otorga la victoria a los humildes.
R. El Señor es amigo de su pueblo. Aleluya.
Que se alegren los fieles en el triunfo,
que inunde el regocijo sus hogares,
que alaben al Señor con sus palabras,
Porque en esto su pueblo se complace.
R. El Señor es amigo de su pueblo. Aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
El Espíritu de verdad dará testimonio de mí, dice el Señor,
y también ustedes serán mis testigos.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando venga el Consolador, que yo les enviaré a ustedes de parte del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio de mí y ustedes también darán testimonio, pues desde el principio han estado conmigo.
Les he hablado de estas cosas para que su fe no tropiece. Los expulsarán de las sinagogas y hasta llegará un tiempo, cuando el que les dé muerte creerá dar culto a Dios. Esto lo harán, porque no nos han conocido ni al Padre ni a mí. Les he hablado de estas cosas para que, cuando llegue la hora de su cumplimiento, recuerden que ya se lo había predicho yo”.
En el evangelio de Juan, específicamente en los capítulos 15 y 16, encontramos palabras de Jesús que iluminan el camino de sus discípulos en tiempos de tribulación. Este pasaje es parte del discurso de despedida de Jesús, ubicado en un momento crítico, justo antes de su pasión y muerte. Este contexto es esencial para comprender la profundidad de sus palabras, pues no solo prepara a sus seguidores para los desafíos venideros, sino que también les promete el envío del Paráclito, el Espíritu de la verdad.
El “Paráclito”, un término que proviene del griego y puede traducirse como “el que es llamado al lado de uno”, es prometido como un defensor y guía después de la partida de Jesús. Este Espíritu no es solo un consuelo en la adversidad, sino también un portador de la verdad divina, encargado de reforzar y expandir la comprensión de las enseñanzas de Cristo.
En este pasaje, Jesús expone la hostilidad que enfrentarán sus discípulos. No se trata solo de un anuncio de persecución, sino también de un fortalecimiento de la misión que les ha sido encomendada. El mundo se opondrá a ellos como se opuso a Jesús, pero no están solos; el Espíritu Santo continúa la obra de Cristo a través de ellos y los mantiene firmes en la verdad.
El contraste entre la hostilidad del mundo y la asistencia del Espíritu Santo es fundamental. Jesús advierte que serán excluidos de las sinagogas y que incluso enfrentarán a aquellos que, en su ignorancia, creerán servir a Dios al hacerles daño. Este anuncio no busca desalentar, sino preparar y fortalecer a sus seguidores, proporcionándoles una perspectiva clara de lo que significa ser portador de su mensaje en un mundo que a menudo rechaza la verdad.
Esta sección del evangelio no sólo refuerza la naturaleza divina de la misión de los discípulos, sino que también subraya la importancia de la memoria en la fe. Jesús dice que les ha hablado de estas cosas para que, cuando llegue, los discípulos recuerden su advertencia y encuentren en ella una razón para persistir en su fe y su misión.
Hoy, como entonces, los seguidores de Jesús están llamados a ser testigos en un mundo que no siempre acoge el mensaje del evangelio. La presencia del Espíritu Santo ofrece renovación y fortaleza, permitiendo que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la verdad continúe brillando a través de la vida y testimonio de los creyentes. Este pasaje invita a reflexionar sobre la resistencia y la valentía en la misión, apoyados siempre por la gracia del Espíritu que nos guía y sostiene.
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