octubre 9, 2023 in Evangelios

Lecturas del día 12 de Octubre de 2023

Primera lectura

Mal 3, 13-20
“Ustedes me han ofendido con sus palabras, dice el Señor, y todavía preguntan: ‘¿Qué hemos dicho contra ti?’ Han dicho esto: ‘No vale la pena servir a Dios. ¿Qué hemos ganado con guardar sus mandamientos o con hacer penitencia ante el Señor de los ejércitos? Más bien tenemos que felicitar a los soberbios, pues hacen el mal y prosperan, provocan a Dios y escapan sin castigo’ “.

Entonces, los que temen al Señor hablaron unos con otros. Y el Señor puso atención y escuchó lo que decían y se escribió ante él un libro en el que están registradas las obras y los nombres de los que temen al Señor y lo honran.

“El día que yo actúe, dice el Señor de los ejércitos, ellos serán mi propiedad personal y yo seré indulgente con ellos, como un padre es indulgente con el hijo que lo obedece. Entonces verán la diferencia entre los buenos y los malos, entre los que obedecen a Dios y los que no lo obedecen.

Ya viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y malvados serán como la paja. El día que viene los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles ni raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les traerá la salvación en sus rayos”.

Salmo Responsorial

Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6
R. (Sal 39, 5a) Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía
Por mundanos criterios,
que no anda en malos pasos
ni se burla del bueno,
que ama la ley de Dios
y se goza en cumplir sus mandamientos.
R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Es como un árbol plantado junto al río,
que da fruto a su tiempo
y nunca se marchita.
En todo tendrá éxito.
R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
En cambio los malvados
serán como la paja barrida por el viento.
Porque el Señor protege el camino del justo
y al malo sus caminos acaban por perderlo.
R. Dichoso el hombre que confía en el Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Hechos 16, 14
R. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones,
para que comprendamos las palabras de tu Hijo.
R. Aleluya.

Evangelio

Lc 11, 5-13
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: ‘Préstame, por favor, tres panes, pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Pero él le responde desde dentro: ‘No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados’. Si el otro sigue tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.

Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé una piedra? ¿O cuando le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le dé un alacrán?

Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?”

Palabra de Dios, te alabamos Señor.

Reflexión

Retozaban como potros

En el libro de la Sabiduría, en su última parte, el autor hace un elogio de la sabiduría relatada en la historia de Israel, y más concretamente, en la liberación del yugo egipcio.

En este capítulo, nos relata la última plaga, cuando el pueblo egipcio sufre la muerte de sus primogénitos, y los israelitas se ven salvados, al haber señalado sus casas con la sangre del cordero.

Relata de forma poética, cómo en medio de la noche, Egipto se llena de muerte y llanto.

En contraste, el Pueblo Elegido, se ve protegido por Dios, en medio del desierto, pues una columna de fuego los guía y protege, incluso la naturaleza se confabula con el designio de Dios, y se ve emerger tierra firme, donde había agua, y el Mar Rojo se convierte en camino practicable, que permite el paso del Pueblo de Dios, y, protegidos por El, quedando los israelitas asombrados por tanta maravilla, que hacía que retozaran como potros y triscaban como corderos,” alabándote a ti, Señor, su libertador”.

Todo el relato es un canto a la confianza puesta en Dios, y los hombres, sorprendidos y maravillados por tanta proeza, no cesaban de alabar al creador; tal como nos lo refiere el salmista, para que alabemos y nos gocemos en el Señor, que fue capaz de liberar a su pueblo, y lo sacó de la esclavitud con alegría.

Atrévete a ser dichoso

Todos buscamos la felicidad y ¿dónde la buscamos?… si buscamos felicidad donde no está, difícilmente vamos a ser felices.

Simplificando mucho las cosas, podemos decir que las personas solo somos felices dando y recibiendo amor.

Escuchar la Palabra de Dios es dejarse guiar por la luminosidad de esta Palabra creadora, llena de cariño, de amor, que acogida nos hace ser anuncio de salud y fe, de justicia y fraternidad; es hacernos Evangelio vivo que quita injusticias y egoísmos, es proclamar con la vida que es posible un nuevo modo de vivir más alegre, más festivo, más dichoso.

Atrévete a creer en esta Palabra: dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen para entrar en el misterio amoroso y hacer de esta tierra de misterio una aventura humana con Dios al fondo.

¿Buscas la bienaventuranza, felicidad aquí y en el mundo futuro…? Mira  a María como modelo, porque ella guardó, creyó y escuchó la Palabra de Dios.  María es feliz, en primer lugar porque ha escuchado la Palabra de Dios, porque ha creído en ella. Ha “Concebido” la Palabra a través de la escucha y ha “Dado a luz la palabra” hecha carne.

Hoy reza: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palaba. Dios te salve María…




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