Publicaciones Diarias

mayo 21, 2024 in Evangelios

Evangelio del 22 de mayo del 2024

Miércoles de la VII semana del Tiempo ordinario

Lectionary: 343

Primera lectura

San 4, 13-17
Hermanos míos: Consideremos ahora a los que dicen: “Hoy o mañana saldremos para tal ciudad, ahí viviremos unos años, pondremos un negocio y nos haremos ricos”. Ésos no tienen idea de lo que será el mañana. Pues ¿qué cosa es la vida de ustedes? Una nubecilla que se ve un rato y luego se desvanece.

Lo que ustedes deberían decir es esto: “Si el Señor nos presta vida, haremos esto y aquello”. En lugar de eso, presumen de ser autosuficientes; y toda esa clase de presunciones es mala.

En resumen, el que sabe cómo portarse bien y no lo hace, está en pecado.

Salmo Responsorial

Salmo 48, 2-3. 6-7. 8-10. 11
R. (Mt 5, 3) Dichosos los pobres de espíritu
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Escuchen, pueblos todos de la tierra,
habitantes del mundo, estén atentos,
los ricos y los pobres,
lo mismo el hombre noble que el plebeyo.
R. Dichosos los pobres de espíritu
porque de ellos es el Reino de los cielos.
¿Por qué temer en días de desgracia,
cuando nos cerca la malicia
de aquellos que presumen de sus bienes
y en sus riquezas confían?
R. Dichosos los pobres de espíritu
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Nadie puede comprar su propia vida,
ni por ella pagarle a Dios rescate.
No hay dinero capaz de hacer que alguno
de la muerte se escape.
R. Dichosos los pobres de espíritu
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Lo mismo que los necios e ignorantes,
también los sabios mueren,
y a las manos de extraños
van a parar sus bienes.
R. Dichosos los pobres de espíritu
porque de ellos es el Reino de los cielos.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 14, 6
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida;
nadie va al Padre si no es por mí, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio

Mc 9, 38-40
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: “Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos”. Pero Jesús le respondió: “No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor”.

Reflexión

El evangelio de hoy de Marcos 9, 38-40, nos presenta un episodio en el que Juan le dice a Jesús que vieron a alguien expulsando demonios en su nombre y trataron de detenerlo porque no pertenecía a su grupo. Jesús responde que no deben impedirlo, ya que nadie que haga un milagro en su nombre puede hablar mal de él. Además, Jesús afirma que quien no está contra nosotros está a nuestro favor.

Este pasaje es una lección poderosa sobre la inclusión y la apertura en la misión cristiana. Los discípulos, preocupados por la exclusividad de su grupo, se muestran recelosos ante alguien que, aunque no forma parte de ellos, está actuando en nombre de Jesús. Esta actitud refleja una tendencia humana común: la necesidad de definir y proteger fronteras claras entre “nosotros” y “ellos”.

Jesús, sin embargo, desafía esta perspectiva limitada. Su respuesta resalta la importancia de reconocer el bien dondequiera que se encuentre, sin importar quién lo realice. El énfasis está en la obra misma y en el nombre de Jesús como el poder unificador, no en la pertenencia a un grupo específico.

En el contexto actual, este mensaje nos invita a ser más abiertos y acogedores en nuestra fe. A menudo, podemos caer en la trampa de pensar que solo aquellos que comparten nuestra denominación, comunidad o manera de ver la fe están verdaderamente siguiendo a Cristo. Sin embargo, Jesús nos llama a ver más allá de estas divisiones y a reconocer el bien y la verdad en las acciones de otros, incluso si no pertenecen a nuestro círculo inmediato.

Esta reflexión adquiere un significado especial al celebrar hoy la memoria de Santa Rita de Casia, conocida como la santa de lo imposible. Santa Rita, a lo largo de su vida, enfrentó numerosas adversidades y conflictos, pero siempre mantuvo una actitud de fe y apertura hacia la voluntad de Dios. Su vida es un testimonio de cómo el amor y la humildad pueden transformar las situaciones más difíciles y de cómo Dios obra a través de aquellos que, con un corazón sincero, buscan hacer el bien.

Santa Rita nos enseña que, al igual que en el evangelio, debemos estar dispuestos a ver la obra de Dios en lugares inesperados y a través de personas inesperadas. Su intercesión nos invita a vivir con una fe profunda y a abrazar el bien, sin importar su origen, recordándonos que el amor de Dios no tiene fronteras ni limitaciones. Que su ejemplo nos inspire a ser verdaderos discípulos de Jesús, abiertos y generosos en nuestra misión de servir a los demás.




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