Evangelio del 15 de mayo del 2024
Del libro del profeta Miqueas 6, 6-8
¿Qué cosa digna le ofrecerá al Señor, postrado ante el Dios del cielo? ¡Le ofreceré en holocausto becerros de un año? ¿Aceptará el Señor un millar de carneros o diez mil ríos de aceite? ¿En expiación por mis culpas le ofrecé mi primogénito al fruto de mis entrañas, por mi pecado?
Hombre, ya te he explicado lo que es bueno, lo que el Señor desea de ti: que practiques la lealtad y que seas humilde con tu Dios.
Salmo Responsorial 1, 1-2.3.4 y 6
R/ Dichoso quien ama la ley de Dios.
Dichoso aquel que nos guía
por mundanos criterios,
que no anda por malos pasos
ni se burla del bueno;
que ama la ley de Dios
y se goza en cumplir sus mandamientos.
R/ Dichoso quien ama la ley de Dios.
Es como el árbol plantado junto al rio,
que da fruto a su tiempo
y nunca se marchita.
En todo tendrá éxito.
R/ Dichoso quien ama la ley de Dios.
En cambio, los malvados
serán como la paja barrida por el viento.
Porque el Señor protege el camino del justo
y al malo sus caminos acaban por perderlo.
Aclamación antes del evangelio
R. Aleluya, aleluya.
El que ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y
haremos en él nuestra morada , dice el Señor
R. Aleluya.
Del santo evangelio según San Mateo 7, 21-27
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No todo el que me diga: ‘¡Señor, Señor!’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. Aquel día, muchos me dirán: “¡Señor, Señor!, entrará en el reino de los cielos.
Aquel día, muchos me dirán: ¡Señor, Señor!, ¿No hemos hablado y arrojado demonios en tu nombre, y no hemos hecho, en tu nombre, muchos milagros? Entonces yo les diré en su cara: “Nunca los he conocido.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente’’.
Reflexión
En el Evangelio de hoy de Mateo 7, 21-27, Jesús nos llama a reflexionar sobre la autenticidad de nuestra fe. Nos advierte que no basta con profesar nuestra creencia en Él; es fundamental poner en práctica sus enseñanzas. Esta llamada a la acción nos invita a construir nuestras vidas sobre la roca firme de su Palabra, una base sólida que nos sostendrá ante las adversidades.
Este pasaje se encuentra al final del Sermón de la Montaña, donde Jesús ofrece una serie de enseñanzas sobre la vida en el Reino de Dios. La imagen de la casa construida sobre roca o arena se utiliza para ilustrar la diferencia entre escuchar sus palabras y actuar en consecuencia, frente a solo escucharlas sin ponerlas en práctica. En la cultura judía del tiempo de Jesús, la sabiduría no se consideraba sólo una cuestión de conocimiento teórico, sino de comportamiento práctico. La verdadera sabiduría se demostraba en la capacidad de vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios.
Jesús enfatiza que la obediencia es crucial. No se trata de cumplir solo con rituales o pronunciar palabras de fe; se trata de vivir una vida transformada por sus enseñanzas. En este sentido, la roca representa la estabilidad y la seguridad que provienen de una vida vivida en obediencia a Dios.
En la celebración de San Isidro Labrador, encontramos un modelo de cómo vivir esta enseñanza. San Isidro, un agricultor humilde del siglo XII en España, es un ejemplo de cómo la fe se vive en la simplicidad y en el trabajo diario. Su vida de oración constante, trabajo diligente y caridad hacia los demás nos muestra cómo construir nuestra vida sobre la roca de la fe auténtica.
San Isidro no sólo proclamaba su fe con palabras, sino que la manifestaba a través de sus acciones. Su dedicación al trabajo agrícola, combinado con su profunda devoción y cuidado por los necesitados, refleja el tipo de vida que Jesús describe en este pasaje del Evangelio. La fe de San Isidro estaba arraigada en su relación con Dios, y sus acciones diarias eran una extensión de esa fe.
Hoy, al meditar sobre las palabras de Jesús y el ejemplo de San Isidro Labrador, estamos llamados a examinar nuestras propias vidas. ¿Estamos construyendo sobre la roca firme de la obediencia a Cristo, o sobre la arena de una fe superficial? Siguiendo el ejemplo de San Isidro, podemos aprender a integrar nuestra fe en todas nuestras acciones diarias, buscando siempre hacer la voluntad de Dios con amor y humildad.
Pidamos a Dios la gracia de vivir una fe auténtica y activa, construida sobre la roca sólida de su Palabra y manifestada en nuestras acciones diarias, para que podamos ser verdaderos discípulos de Cristo en todos los aspectos de nuestra vida.
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