febrero 19, 2024 in Evangelios

Evangelio del 20 de febrero del 2024

Martes de la I semana de Cuaresma

Lectionary: 225

Primera lectura

Is 55, 10-11
Esto dice el Señor:
“Como bajan del cielo la lluvia y la nieve
y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
a fin de que dé semilla para sembrar y pan para comer,
así será la palabra que sale de mi boca:
no volverá a mí sin resultado,
sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”.

Salmo Responsorial

Salmo 33, 4-5. 6-7. 16-17. 18-19

R. (18b) El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Proclamemos la grandeza del Señor,
y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso
y me libró de todos mis temores.
R. El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Confía en el Señor y saltarás de gusto,
jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres,
y los libra de todas sus angustias.
R. El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Los ojos del Señor cuidan al justo
y a su clamor están atentos sus oídos.
Contra el malvado, en cambio, está el Señor,
para borrar de la tierra su recuerdo.
R. El Señor libra al justo de todas sus angustias.
Escucha el Señor al hombre justo
y lo libra de todas sus congojas.
El Señor no está lejos de sus fieles,
Y levanta a las almas abatidas.
R. El Señor libra al justo de todas sus angustias.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 4
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No sólo de pan vive el hombre,
sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

Mt 6, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando ustedes hagan oración no hablen mucho, como los paganos, que se imaginan que a fuerza de mucho hablar, serán escuchados. No los imiten, porque el Padre sabe lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes, pues, oren así:

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.

Si ustedes perdonan las faltas a los hombres, también a ustedes los perdonará el Padre celestial. Pero si ustedes no perdonan a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes sus faltas”.

Reflexión

El pasaje de Mateo 6, 7-15 nos sumerge en el corazón de la enseñanza de Jesús sobre la oración, presentándonos el Padrenuestro como modelo. Este segmento del Sermón del Monte ofrece una visión transformadora sobre cómo dirigirnos a Dios, alejándose de las prácticas repetitivas y sin sentido para abrazar una comunicación auténtica y profunda con el Creador.

Este texto recalca la intimidad y la confianza con las que debemos acercarnos a Dios en la oración. Al aconsejarnos evitar las vanas repeticiones y las largas letanías características de las prácticas paganas, Jesús subraya la importancia de la sinceridad del corazón sobre la abundancia de palabras. El Padrenuestro, por su parte, encapsula en pocas frases los elementos esenciales de la petición divina: la santificación del nombre de Dios, la venida de su reino, la provisión diaria, el perdón de los pecados (tan esencial como nosotros perdonamos a otros), y la liberación del mal.

En aquel tiempo, era común entre ciertos grupos religiosos y sectas el uso de fórmulas de oración extensas y repetitivas, buscando impresionar tanto a la divinidad como a los fieles. Contrario a esto, Jesús propone un enfoque de oración basado en la relación personal y sincera con Dios, marcando un distanciamiento de las prácticas ostentosas de piedad para enfocarse en la espiritualidad del corazón.

Hoy, este mensaje resuena con fuerza en un contexto social saturado de mensajes superficiales y comunicaciones efímeras. Nos recuerda la importancia de buscar momentos de quietud y conexión genuina con Dios, más allá de las distracciones y el ruido de la vida cotidiana. La enseñanza de Jesús sobre la oración nos anima a encontrar nuestro propio espacio de diálogo íntimo con el Divino, valorando la calidad sobre la cantidad en nuestra comunicación espiritual.

La estructura misma del Padrenuestro nos guía hacia una reflexión profunda sobre nuestras prioridades y valores, instándonos a alinear nuestra voluntad con la de Dios, a reconocer nuestras necesidades básicas sin caer en la avaricia, a vivir en un estado de perdón constante, y a buscar la fortaleza para evitar las tentaciones y el mal en nuestras vidas.

Este pasaje nos impulsa, por lo tanto, a revisar nuestra práctica de la oración, invitándonos a establecer una relación más auténtica y transformadora con Dios. Nos llama a reflexionar sobre cómo nuestras palabras y acciones reflejan un verdadero compromiso con los valores del evangelio, promoviendo una fe vivida no solo en momentos de oración, sino en cada aspecto de nuestra existencia.

Así, Mateo nos ofrece una guía esencial para el cultivo de una vida espiritual rica y profunda, marcando un camino hacia una comunicación sincera y significativa con Dios, fundamentada en el amor, el respeto y la autenticidad. Este enfoque hacia la oración y la vida de fe invita a cada creyente a profundizar en su relación personal con e Dios, encontrando en el Padrenuestro no solo un modelo de oración, sino una fuente de inspiración para una vida plena y consciente en la presencia de Dios.




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