Lecturas del 3 de febrero del 2024
Sábado de la IV Semana del Tiempo ordinario
Lectionary: 328
Primera lectura
Salomón le respondió: “Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?”
Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: “Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo”.
Salmo Responsorial
Sólo cumpliendo tus mandatos
puede un joven vivir honestamente.
Con todo el corazón te voy buscando,
no me dejes desviar de tus preceptos.
R. Enséñanos, Señor, a cumplir tus preceptos.
En mi pecho guardé tus mandamientos,
para nunca pecar en contra tuya.
Señor, bendito seas;
enséñame tus leyes.
R. Enséñanos, Señor, a cumplir tus preceptos.
Con mis labios he ido enumerando
todos los mandamientos de tu boca.
Más me gozo cumpliendo tus preceptos
que teniendo riquezas.
R. Enséñanos, Señor, a cumplir tus preceptos.
Aclamación antes del Evangelio
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;
yo las conozco y ellas me siguen.
R. Aleluya.
Evangelio
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Reflexión
En el pasaje del Evangelio según San Marcos, capítulo 6, versículos del 30 al 34, somos testigos de un momento íntimo y revelador en la vida de Jesús y sus discípulos. Tras retornar de su misión, los apóstoles se reúnen con el Maestro, compartiendo con Él todo lo que han hecho y enseñado. Jesús, observando su cansancio y la constante demanda de la multitud, les propone retirarse a un lugar apartado para descansar. Sin embargo, la muchedumbre, ansiosa y buscando guía, los sigue. Al desembarcar y ver a la gran cantidad de personas, Jesús siente una profunda compasión por ellas, pues estaban como ovejas sin pastor, y se pone a enseñarles con paciencia.
Este fragmento bíblico resalta la importancia de la compasión, el descanso y la enseñanza en la vida espiritual y ministerial. Jesús mismo muestra la necesidad de equilibrar el trabajo con momentos de retiro y reflexión, subrayando que incluso en medio de nuestras labores más fervientes, debemos hallar tiempo para el reposo y la renovación espiritual.
La compasión de Jesús hacia la multitud revela su profunda empatía por las necesidades humanas, tanto espirituales como físicas. Él reconoce su desorientación y hambre de guía, comparándolos con ovejas desamparadas. Esta imagen pastoral es potente, pues en aquel tiempo, como hoy, simboliza la búsqueda de dirección, sentido y protección que muchos experimentan en su travesía por la vida.
En el contexto contemporáneo, este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia necesidad de equilibrio entre la acción y la contemplación. Vivimos en una era caracterizada por la prisa, el activismo y la saturación de información, donde el cansancio y la dispersión a menudo nos alejan de nuestra búsqueda de sentido y propósito. La invitación de Jesús a sus discípulos de retirarse a un lugar solitario nos recuerda la importancia de buscar momentos de quietud y soledad, espacios donde podamos reconectar con nosotros mismos y con lo divino, recargando nuestro espíritu para poder servir mejor a los demás.
Asimismo, la actitud de Jesús ante la multitud nos desafía a mirar nuestro entorno con ojos de compasión, reconociendo que, en medio de nuestras sociedades frenéticas y a menudo indiferentes, hay muchas personas que se sienten perdidas, solas y necesitadas de orientación y esperanza. Nos llama a ser pastores en nuestro propio derecho, ofreciendo guía, apoyo y entendimiento a aquellos que lo necesitan, recordándonos que nuestra labor no solo es actuar, sino también enseñar y acompañar a los demás en su camino espiritual.
Este equilibrio entre el descanso y la acción, entre enseñar y aprender, entre cuidar de nosotros mismos y de los demás, es fundamental para nuestra salud espiritual y para vivir una vida plena y significativa. En la narrativa de Marcos, encontramos una guía atemporal para navegar las complejidades de nuestro mundo, recordándonos la importancia de la compasión, el descanso y la enseñanza en nuestro caminar diario.
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