Lecturas del día 20 de octubre de 2023
Primera lectura
Hermanos: ¿Qué diremos de Abraham, padre de nuestra raza? Si Abraham hubiera obtenido la justificación por sus obras, tendría de qué estar orgulloso, pero no delante de Dios. En efecto, ¿qué dice la Escritura? Abraham le creyó a Dios y eso le valió la justificación.
Al que, gracias a su trabajo tiene obras, no se le da su paga como un regalo, sino como algo que se le debe. En cambio, al que no tiene obras, pero cree en aquel que justifica al pecador, su fe le vale la justificación.
En este sentido, también David proclama dichoso al hombre a quien Dios tiene por justo, independientemente de las obras: Dichosos aquellos cuyas maldades han sido perdonadas y cuyos pecados han sido sepultados. Dichoso el hombre a quien el Señor no le toma en cuenta su pecado.
Salmo Responsorial
R. Perdona, Señor, nuestros pecados.
Dichoso aquel que ha sido absuelto
de su culpa y su pecado.
Dichoso aquel en el que Dios no encuentra
ni delito ni engaño.
R. Perdona, Señor, nuestros pecados.
Ante el Señor reconocí mi culpa,
no oculté mi pecado.
Te confesé, Señor, mi gran delito
y tú me has perdonado.
R. Perdona, Señor, nuestros pecados.
Alégrense con el Señor y regocíjense
los justos todos,
y todos los hombres de corazón sincero
canten de gozo
R. Perdona, Señor, nuestros pecados.
Aclamación antes del Evangelio
Muéstrate bondadoso con nosotros, Señor,
puesto que en ti hemos confiado.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquel tiempo, la multitud rodeaba a Jesús en tan gran número que se atropellaban unos a otros. Entonces Jesús les dijo a sus discípulos:
“Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir de la hipocresía. Porque no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a conocerse. Por eso, todo lo que ustedes hayan dicho en la oscuridad, se dirá a plena luz, y lo que hayan dicho en voz baja y en privado, se proclamará desde las azoteas.
Yo les digo a ustedes, amigos míos: No teman a aquellos que matan el cuerpo y después ya no pueden hacer nada más. Les voy a decir a quién han de temer: Teman a aquel que, después de darles muerte, los puede arrojar al lugar de castigo. Se lo repito: A él sí tienen que temerlo.
¿No se venden cinco pajarillos por dos monedas? Sin embargo, ni de uno solo de ellos se olvida Dios; y por lo que a ustedes toca, todos los cabellos de su cabeza están contados. No teman, pues, porque ustedes valen mucho más que todos los pajarillos”.
Reflexión
En la carta a los Romanos 4, 1-8, escrita por el Apóstol Pablo, se dirige a una comunidad mixta de judíos y gentiles. El propósito principal de esta epístola es mostrar que la justificación ante Dios proviene únicamente de la fe, y no de las obras de la ley.
Este pasaje nos habla de la fe de Abraham y cómo fue justificado por su fe, no por sus obras. Pablo hace una clara distinción entre las “obras” y la “fe” como medio de justificación ante Dios. Al mencionar que incluso David habla del hombre al que Dios considera justo aparte de las obras, reafirma que la justificación es un acto de gracia divina, no algo que podamos ganar por méritos propios.
La vida de fe no consiste en una lista de tareas a realizar, sino en confiar plenamente en el amor y la misericordia de Dios. Nuestro esfuerzo humano, por muy loable que sea, nunca es suficiente para alcanzar la salvación. Es por la gracia de Dios y nuestra respuesta de fe que somos aceptados.
El salmo 31, 1-2. 5. 11 es una oración de confianza en Dios en tiempos de aflicción. El salmista reconoce su fragilidad y su dependencia total de Dios. El salmo destaca la idea de que incluso en los momentos más oscuros, la fe en Dios proporciona esperanza y refugio.
Todos enfrentamos momentos de desesperación, soledad y miedo en nuestras vidas. En esos momentos, este salmo nos invita a refugiarnos en Dios, a confiar en Su amor inquebrantable y a entregarle todas nuestras preocupaciones.
El pasaje del evangelio de Lucas 12, 1-7, fue escrito en un contexto de creciente persecución a los cristianos. Lucas, al presentar las enseñanzas de Jesús, está ofreciendo aliento y orientación a la comunidad cristiana.
Este pasaje tiene dos puntos principales. Primero, Jesús advierte sobre la hipocresía de los fariseos. Es una llamada a la autenticidad en la fe, recordándonos que no podemos ocultar nada a Dios. Segundo, Jesús habla del valor infinito que cada persona tiene a los ojos de Dios, usando el ejemplo de los gorriones y el conteo de los cabellos en nuestra cabeza.
Jesús nos invita a vivir nuestra fe con sinceridad y transparencia. No debemos temer a aquellos que pueden dañar nuestro cuerpo, sino más bien temer a aquello que puede dañar nuestra alma. A la vez, el pasaje nos ofrece consuelo: si Dios cuida incluso de los gorriones, ¿cuánto más cuidará de nosotros? Es un recordatorio de que somos inmensamente valiosos para Dios.
En resumen, estas lecturas nos llevan a reflexionar sobre la naturaleza de nuestra relación con Dios: una relación basada en la fe, la confianza y la autenticidad. Nos recuerdan que la justificación viene de la gracia de Dios, que Él es nuestro refugio en tiempos de aflicción y que somos inmensamente valiosos a sus ojos.
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