septiembre 13, 2023 in Evangelios

Lecturas del día 14 de setiembre de 2023

Primera lectura

Num 21, 4-9
En aquellos días, el pueblo se impacientó y murmuró contra Dios y contra Moisés, diciendo: “¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Para que muriéramos en el desierto? No tenemos pan ni agua y ya estamos hastiados de esta miserable comida”.

Entonces envió Dios contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado al murmurar contra el Señor y contra ti. Ruega al Señor que aparte de nosotros las serpientes”. Moisés rogó al Señor por el pueblo y el Señor le respondió: “Haz una serpiente como ésas y levántala en un palo. El que haya sido mordido por las serpientes y mire la que tú hagas, vivirá”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la levantó en un palo; y si alguno era mordido y miraba la serpiente de bronce, quedaba curado.

Salmo Responsorial

Salmo 77, 1-2. 34-35. 36-37. 38
R. (cf 7c) No olvidemos las hazañas del Señor.
Escucha, pueblo mío, mi enseñanza;
presten oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca y les hablaré en parábolas;
anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Cuando Dios los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia él.
Se acordaban de que Dios era su auxilio;
el Dios altísimo su redentor.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Lo adulaban con sus bocas,
le mentían con su lengua;
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.
Pero él sentía lástima de ellos,
les perdonaba su culpa y no los destruía.
Muchas veces dominó su ira
y apagó el furor de su cólera.
R. No olvidemos las hazañas del Señor.

Segunda lectura

Flp 2, 6-11
Cristo, siendo Dios,
no consideró que debía aferrarse
a las prerrogativas de su condición divina,
sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo
tomando la condición de siervo,
y se hizo semejante a los hombres.
Así, hecho uno de ellos, se humilló a sí mismo
y por obediencia aceptó incluso la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo exaltó sobre todas las cosas
y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús todos doblen la rodilla
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
y todos reconozcan públicamente que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque con tu santa cruz redimiste al mundo.
R. Aleluya.

Evangelio

Jn 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él”.

Palabra de Dios, te alabamos Señor.

Reflexión

El pueblo se cansó de caminar

Qué difícil es el camino de la libertad. Asumir los cansancios y frustraciones que se dan en la vida llevan muchas veces a la desesperanza y la apatía. Surge la tentación de pensar que la cosas serían mejor si renunciáramos a ser libres.

Esta es la experiencia que nos trasmite el relato del pasaje del libro de los Números en este día. El pueblo en el desierto está cansado y desesperanzado. Empiezan las quejas y reproches. No hay horizonte, entonces la vida pierde su sentido. Las serpientes, propias del desierto, se vuelven manifestación de que se ha tocado fondo.

Pero es precisamente allí donde vuelve a aparecer la presencia y acción de Dios, el Dios de la vida y la libertad. Poner la mirada en la serpiente de bronce es volver a poner el corazón en Dios, es dejarnos salvar por Él; Es permitir que sea su fuerza la que nos sostenga en nuestra debilidad y vulnerabilidad, ayudándonos a sanar, a ponernos en pie y seguir camino.

La sabiduría de saber sacar lo nuevo y lo antiguo

La imagen de la serpiente de bronce se vuelve signo premonitorio de la salvación que Cristo nos trae. Jesús recuerda a Nicodemo que Dios quiere nuestra salvación y la cruz será expresión sublime de un amor incondicional que se entrega.

La celebración de la fiesta de la Exaltación de la Cruz, es una oportunidad de renovar la mirada, abrir el corazón y asumir los desafíos de la vida. Como Santo Domingo podemos abrazar la cruz para dejarnos impregnar por el amor que salva, cura y da vida. «Y en cada una de nuestra “muertes” cotidianas, libremente aceptadas por amor, se va produciendo una mayor simplificación y unificación de la vida, liberando el corazón de quejas estériles, de angustias sin sentido y de fantasías infecundas.» (Víctor Manuel Fernández).

Que abrazar la cruz de Cristo nos haga capaces compartir otras cruces, que nos hagan salir de nuestros egoísmos y sepamos cuidar a contener con gestos, acciones y palabras que abran a la esperanza y a la vida.




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