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octubre 29, 2021 in Evangelios

Lecturas del día 29 de Octubre de 2021

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Primera Lectura

Rom 9, 1-5

Hermanos: Les hablo con toda verdad en Cristo; no miento. Mi conciencia me atestigua, con la luz del Espíritu Santo, que tengo una infinita tristeza y un dolor incesante tortura mi corazón.

Hasta aceptaría verme separado de Cristo, si esto fuera para bien de mis hermanos, los de mi raza y de mi sangre, los israelitas, a quienes pertenecen la adopción filial, la gloria, la alianza, la ley, el culto, las promesas. Ellos son descendientes de los patriarcas; y de su raza, según la carne, nació Cristo, el cual está por encima de todo y es Dios bendito por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo Responsorial

Salmo 147, 12-13. 14-15. 19-20

R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
a Dios ríndele honores, Israel.
El refuerza el cerrojo de tus puertas
y bendice a tus hijos en tu casa.
R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.
El mantiene la paz en tus fronteras,
con su trigo mejor sacia tu hambre.
El envía a la tierra su mensaje
y su palabra corre velozmente.
R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.
Le muestra a Jacob su pensamiento,
sus normas y designios a Israel.
No ha hecho nada igual con ningún pueblo,
ni le ha confiado a otro sus proyectos.
R. Bendigamos al Señor, nuestro Dios.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor;
yo las conozco y ellas me siguen.
R. Aleluya.

Evangelio

Lc 14, 1-6

Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó: “¿Está permitido curar en sábado o no?”

Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó: “Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?” Y ellos no supieron qué contestarle.

Palabra de Dios, te alabamos Señor.

Reflexión

Hermanas y hermanos

El breve pasaje del evangelio de hoy nos deja una gran enseñanza, porque las actitudes de los fariseos que Jesús denuncia, con frecuencia, también las tenemos nosotros.  De ahí que podríamos comenzar revisando cómo andamos con los prejuicios hacia los demás; cuál es nuestra actitud respecto a la ley; y qué actitud asumimos cuando nos damos cuenta de que estamos en un error.

El discernimiento es como una lupa que permite ver con más detalle.  Nos hace ver con claridad y poner cada cosa en su sitio.  El evangelio de hoy nos permite discernir tres rasgos farisaicos que a menudo se esconden tras una máscara de honestidad. Los encontramos en los comensales presentes en aquella casa de uno de los jefes de los fariseos que invitó a Jesús a comer. Sus actitudes aparentemente eran correctas, pero escondían la hipocresía y la maldad. Con dos preguntas, Jesús desmontó la hipocresía de los fariseos y ellos no supieron responder, porque les había dejado en evidencia.  Vayamos a esas actitudes ocultas bajo una misma conducta.

Los fariseos se dedicaron a espiar a Jesús con mala intención.  En cambio, Jesús distingue entre cautela y prejuicio. Es de sabios y prudentes no confiar inmediatamente en un desconocido, sobre todo si se tratan cosas de mucha importancia. Se requiere una verificación previa antes de dar crédito a un mensaje novedoso. Conducirse por este criterio no debe ser reprobado, en principio, como algo perverso.  Pero no es éste el caso de aquellos fariseos: sus malévolas intenciones eran evidentes. Partían de una actitud presuntuosa de creerse dueños de la verdad y buscaban atrapar a Jesús en cualquier desliz para descalificarlo y hundirlo. Su maldad estaba en haber emitido un juicio demoledor antes de haber conocido el mensaje. Jesús supo diferenciar tal prejuicio malvado de la prudente cautela.

Jesús tampoco confunde la observancia con el legalismo. Es legítimo y obligado el hacer respetar y cumplir la Ley. La Ley es buena con tal que proteja valores auténticos, libere de subjetivismos arbitrarios y ayude a las personas en su humana debilidad. Por ello, el mismo Jesús aclaró fehacientemente que no había venido a derogar la ley ni a abolirla, sino a darle pleno cumplimiento.  Pero la Ley puede ser utilizada como arma de ataque para eliminar al adversario. Algo bueno se puede utilizar así para hacer el mal. Ocurre cuando el odio se esconde detrás de la defensa ardiente de las causas más nobles. Sin amor al prójimo y sin limpieza de corazón se contaminan los más bellos ideales. Como hicieron los comensales del relato de hoy.

Jesús diferencia el silencio de la mudez. Es de sabios permanecer en silencio cuando no se sabe resolver una cuestión o responder a un problema. Decía sarcásticamente un filósofo: “Es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido, que abrirla y disipar la duda”. El silencio es noble si muestra modestia discipular, abierta a la verdad.  Pero el silencio de aquellos fariseos era de otro tipo. Ante la evidencia de los hechos (hacer el bien coincide con lo que la Ley promovía) optan por callar, justo para no darle la razón a Jesús. Ya le habían calificado de infame y no estaban dispuestos a renunciar a su prejuicio. ¡Cuántas veces ocurre! Se calla lo bueno de los otros (adversarios o no) si no sirve a los propios intereses. Este silencio es otra forma de falsificar la verdad. Por ello, Jesús no la pudo pasar por alto ni excusar.

Así, una vez más Jesús se muestra inteligente, sagaz; sabe poner en apuro a los fariseos que buscan atraparlo en un descuido. Pero no. Él sabe preguntar y a los otros no les queda más remedio que callar. La contraposición hombre-sábado queda manifiesta. Hay que elegir, como tantas veces en la vida: el ser humano o las leyes.  Lo cómodo son las leyes, como si pareciera que al cumplirlas a rajatabla no habrá equivocación alguna. Al elegir al ser humano anteponemos el bien y la dignidad de la persona sobre cualquier ley.  Toda ley debe pretender hacer el bien y estar al servicio del ser humano.

Que Dios los bendiga y los proteja.




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