HISTORIA

A finales de los años 80, Vargas Araya y Monterrey eran comunidades muy tranquilas con muy pocas casas y poco comercio. Para el año 1991 se había constituido en la comunidad de Vargas Araya una Junta formada por un grupo de vecinos que llevarían adelante el proyecto de construir la Capilla de la comunidad, en conjunto con el Padre Jaime Vera Fajardo, sj (Párroco de Lourdes entre 1989-2000). Al iniciar el proyecto y conseguir la primera parte del actual terreno (sólo el área para el Templo),  hubo un requerimiento legal que pedía que la Capilla debía estar construida en dos años; misión que no fue nada fácil para los miembros de la junta y la comunidad pero que, con el apoyo de muchas personas lograron alcanzar, cumpliendo con su cometido para 1993.

En aquella primera junta se encontraban:

Don  Manuel Reñasco (Presidente),

Sr. Díaz, el Sr. Sibaja,

Sra. “Maya” Brenes,

Sr. Rodrigo, entre otras personas de la comunidad

Así como otras personas que estuvieron apoyando de distintas maneras pero con gran dedicación sin ser parte oficial de la junta como la Sra. Isabel Ramírez, la Sra. “Mima” y su esposo Jose Luis, Don Franklin, la Sra. Dora y Don José Cruz; quienes de una u otra manera comenzaron a apoyar el proyecto con gran entusiasmo.

Esa primera parte del terreno se compró a un hombre que era dueño de la gran mayoría de propiedades del barrio; y para ello la junta y muchas personas de la comunidad comenzaron a realizar continuamente distintas actividades que le permitieron recoger los fondos, tanto para el pago del terreno como para dar inicio a la construcción más adelante.

Fue así como comenzó a realizar una serie de actividades, en las que muchas personas de la comunidad participaron con gran ánimo, aunque tampoco faltaron las dificultades que en algunos casos pusieron en apuros a los encargados de las actividades. Se realizaron los famosos “Bingos Peseteros”, ventas de comidas y rifas entre otros.

Una de las propuestas fue que se solicitara también colaboración a un organismo internacional ADVENIAT (Acción Episcopal Alemana), de quien se logró conseguir un importante aporte; sin embargo, precisamente en esa época se dio el terremoto de 1991 en Limón, el cual provocó importantes daños al Templo Parroquial de Lourdes, por lo que se decidió que ese dinero se destinara mejor a ayudar en las reparaciones del Templo.

Pero esas y otras situaciones no limitaron el avance de la comunidad y de las obras, para cumplir con la meta de tener su Capilla. Teniendo el terreno se construyó un “galerón” de zinc y madera, donde se comenzó a preparar un sencillo lugar donde realizar las actividades; bingos, rifas, y muchas otras cosas. Además de ello desde el principio se recibían y solicitaban donaciones de la comunidad, con lo que iban recolectando el dinero que se necesitaba para tan importantes obras. Para ello la Sra. María de los Ángeles Brenes, la Sra. Isabel Ramírez, Doña Aida, la Sra. Maya, Doña Matilde y otras señoras de la comunidad se comprometieron de lleno con las actividades, ya fuera para ir a recoger donaciones, para cocinar picadillos, pupusas y ollas de carne; entre muchas otras cosas. Casi todos los domingos había actividades o ventas, además de otros días en que hubiera fiestas o celebraciones especiales.

También se realizó la “Marcha del Metro Cuadrado”, para ayudar con el pago del terreno, para lo cual algunas familias se comprometían a comprar uno o varios metros cuadrados; y se formaron grupos de señoras para recolectar los fondos, entre los que se encontraba también la Sra. Dora Fonseca, Doña “Mima” Irma Araya, y Doña Aida.

En el galerón se comenzaron a hacer también los “té”, para lo que se vendían a las señoras algunos cupones que ellas pagaban o ayudaban a vender para recolectar fondos. Además, en el Salón Comunal de Cedros se hizo una vez un bingo a beneficio de la Capilla.

Al poco tiempo de construido el galerón que serviría de centro de reuniones y de varias actividades, la comunidad comenzó con el interés de celebrar la Eucaristía, a pesar de no tener aún un lugar completamente adecuado para ello. Se esforzaron por ir arreglando ese lugar de la mejor manera, y el Padre Vera se comprometió a celebrarles la Eucaristía el tercer domingo de cada mes. Desde entonces, una vez que se comenzaron a celebrar las Eucaristías se esforzaron por conseguir el apoyo de diferentes sacerdotes con tal de que no les faltara una Misa en ningún domingo del año. Y así, se contó siempre con el apoyo de sacerdotes que en algunos casos sólo celebraban la Misa y en otros acompañaban a la comunidad en distintas celebraciones.

De esta manera, durante los primeros años especialmente, los Padres Agustinos asistían en la mañana, uno a celebrar la Eucaristía, mientras el otro confesaba; y en horas de la tarde llegaba a celebrar el Padre Vera.

Una vez que se hubo recolectado los fondos suficientes se dio el inicio oficial de las obras, colocándose la primera piedra del Templo, para lo cual estuvo presente el Padre Ángel María Pedroza, sj; y a partir ello comenzaron grandes esfuerzos para dar seguimiento a la esperada construcción.

Conforme iba avanzando la construcción, la comunidad se seguía animando y aportando en todo cuanto fuera necesario para que su sueño se hiciera realidad, poniendo empeño y dedicación en cada detalle de la nueva filial. El proyecto de la Capilla ayudó a que la comunidad se uniera, a que muchas familias que no se conocían pudieran conocerse y compartir de distintas maneras, tanto en las distintas actividades que se realizaban como en las celebraciones. Y fue con todo ese apoyo y participación que lograron construir el Templo en el tiempo que estaba determinado para ello.

Una vez terminadas las obras se hizo la inauguración oficial de la Capilla San Ignacio, con gran alegría y participación de la comunidad. Para comenzar a equipar el Templo, se propuso la iniciativa de que las familias adquieran bancas, con lo que se recibió también mucho apoyo.

Todos seguían aportando de distintas maneras; por su parte, la Sra. Matilde se encargó por mucho tiempo de llevar las flores, floreros, angelitos y otras decoraciones para el altar, hasta que más adelante se formó un comité de Ornato, en el que estuvieron la Sra. Elizabeth de Granados y la Sra. Rosa. Ellas se encargaron de seguir recolectando fondos y donaciones para comprar las cosas necesarias para el Templo; como parte de ello compraron el Vía Crucis, la Cruz Alta, los Ciriales, entre otros.

Al tiempo se comenzó a fortalecer también el trabajo de la comunidad con Catequesis, en la cual colaboró mucho tiempo la Sra. Elizabeth de Granados, así como la Sra. Ruth Mairena. Así se comenzaron a celebrar Bautizos, Primeras Comuniones, Matrimonios y todo tipo de celebraciones litúrgicas y patronales; además de que se fueron formando grupos de Lectores, algunos Monaguillos, Ministros de la Comunión, y en los últimos años también se impulsó la Pastoral Social.

Aún con muchas dificultades, y fuertes inviernos en algunos casos, la comunidad animada participaba en las actividades y celebraciones, entre las que estaban la fiesta del Sagrado Corazón, de la Divina Misericordia, el Corpus Christi, Horas Santas, y muchas otras celebraciones que realizaron.

Cerca del año 2002, llegó el Padre Marcelino, sj, quien se dedicó especialmente a la comunidad de Vargas Araya, durante el tiempo que él estuvo se animó mucho a la comunidad con actividades, festividades y detalles que motivaban a la gente a participar en las celebraciones. Al Padre le gustaba visitar las casas y la gente se sentía muy a gusto con su acompañamiento.

Durante ese tiempo también se compró el lote que quedaba detrás del Templo, en el cual se construyeron los salones de catequesis.

A lo largo de los años se fueron realizando muchas celebraciones y tradiciones, algunas que se han mantenido a lo largo de años y otras que ya han ido cambiando un poco. Se construyeron también unas andas, para las procesiones, especialmente para la fiesta del Patrono San Ignacio, con quien se acostumbró ir en procesión de la Capilla a la Parroquia. Muchas otras celebraciones animaron también a la comunidad, como la celebración de la Virgen Niña, las celebraciones del día de la Madre y el día del Padre, entre otras.

Para navidad, por ejemplo, se hacía el “árbol de la abundancia” una idea traída de otra comunidad, para la que se ponía un arbolito durante todo el adviento donde la gente daba una contribución y  ponía una estrella o una tarjeta con su nombre en el árbol; y así en la misa de Navidad, se daba un especial agradecimiento a esas familias que colaboraban con la capilla. Con ese dinero se cubrían distintos gastos del fin de año. Además de ello siempre el tradicional portal, que no podía faltar en la época.

Es así como la Filial tuvo sus inicios, con gran colaboración de la comunidad y de distintos sacerdotes, lo que le ha permitido mantenerse hasta el día de hoy, creciendo en un sentido comunitario y tratando siempre de crecer también en la fe.

Algunos de los sacerdotes que han apoyado a la comunidad a lo largo de estos años:

  • Jaime Vera, sj; Párroco de Lourdes entre 1989 y el año 2000.
  • Emilio Álvarez, P. Félix Urrutia y P. Héctor, Agustinos.
  • Juan, P. Rudy y P. Miguel, Escolapios del Colegio Calasanz.
  • Marco Antonio Campos, Capellán del Hospital San Juan de Dios.
  • Capellán del Hospital México.
  • Rodrigo, Vicario.
  • Sacha Bermudez-Goldman, sj.
  • Marcelino Pérez, sj.
  • Carlos Arias, Párroco de Lourdes 2000-2013.
  • Leopoldo Galdámez, Actual Párroco de Lourdes.

Tanto los sacerdotes como miembros de la comunidad, también ayudaron de muchas maneras a conseguir donaciones, tanto de personas como de instituciones; todo ello hizo posible que la Capilla fuera teniendo todo lo necesario para poder cumplir de la mejor manera con los actos litúrgicos; entre las principales donaciones se encuentran:

  • Incensario donado por la Parroquia de Betania.
  • Primer Cristo se compró con diversas donaciones de la comunidad.
  • La imagen de la Santísima Trinidad fue donado por un hombre que trabajaba el jardín del Templo.
  • El busto de San Ignacio fue donado por el Sr. Randall Granados.
  • La Divina Misericordia la donó la Sra. Marta Ramírez.
  • El Divino Niño lo donó el Sr. Gonzalo Villalta.
  • Imagen de la Virgen donada por la Sra. Lía de Ramírez.
  • Algunos muebles fueron donados por la Sra. Ruth Mairena.
  • Unas mesitas fueron donadas por la Sra. Rocío.
  • El Corazón de Jesús lo donó el Pacífico.
  • El mosaico para el piso de la Iglesia fue donado por el MOPT.
  • Las bolsitas para la limosna fueron donadas por la Sra. Gloria Choto.
  • La segunda planta de sonido fue donada por el P. Juan.

Así se fue construyendo y fortaleciendo esta comunidad; con mucho empeño y amor, así como generosidad de muchas personas. Todo esto para poder contar con su propia Filial donde seguir compartiendo la vida y la fe, a ejemplo del Patrono San Ignacio de Loyola.