septiembre 23, 2024 in Evangelios

Evangelio del 24 de setiembre del 2024 según San Lucas 8, 19-21

Martes de la XXV semana del Tiempo ordinario

Lectionary: 450

Primera lectura

Prv 21, 1-6. 10-13

Como agua de riego
es el corazón del rey en manos del Señor:
él lo dirige a donde quiere.
Al hombre le parece bueno todo lo que hace,
pero el Señor es quien juzga las intenciones.

Proceder con rectitud y con justicia
es más grato al Señor que los sacrificios.
Tras los ojos altaneros hay un corazón arrogante;
la maldad del pecador brilla en su mirada.

Los proyectos del diligente conducen a la abundancia,
en cambio el perezoso no sale de la pobreza.
Los tesoros ganados con mentira
se deshacen como el humo y llevan a la muerte.

El malvado busca siempre el mal
y nunca se apiada de su prójimo.
Cuando se castiga al arrogante, el sencillo aprende;
cuando se amonesta al sabio, crece su ciencia.

El Señor observa el proceder de los malvados
y acaba por precipitarlos en la desgracia.
Quien cierra los oídos a las súplicas del pobre
clamará también, pero nadie le responderá.

Salmo Responsorial

Salmo 118, 1. 27. 30. 34-35. 44

R. (35a) Enseñame, Señor, a cumplir tu voluntad.
Dichoso el hombre de conducta intachable,
que cumple la ley del Señor.
Dame nueva luz para conocer tu ley
y para meditar las maravillas de tu amor. R.
R. Enseñame, Señor, a cumplir tu voluntad.
He escogido el camino de la lealtad
a tu voluntad y a tus mandamientos.
Enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón. R.
R. Enseñame, Señor, a cumplir tu voluntad.
Guíame por la senda de tu ley,
que es lo que quiero.
Cumplir tu voluntad
sin cesar y para siempre. R.
R. Enseñame, Señor, a cumplir tu voluntad.

Aclamación antes del Evangelio

Lc 11, 28

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
y la ponen en práctica, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio

Lc 8, 19-21
En aquel tiempo, fueron a ver a Jesús su madre y sus parientes, pero no podían llegar hasta donde él estaba porque había mucha gente. Entonces alguien le fue a decir: “Tu madre y tus hermanos están allá afuera y quieren verte”. Pero él respondió: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

Reflexión

El pasaje del Evangelio según San Lucas 8, 19-21 presenta una escena en la que la madre y los hermanos de Jesús intentan acercarse a Él, pero la multitud se los impide. Al ser informado de su presencia, Jesús declara: “Mi madre y mis hermanos son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”.

Esta declaración de Jesús trasciende los lazos familiares tradicionales y redefine el concepto de familia en términos espirituales. En el contexto histórico, donde la familia era el núcleo esencial de la sociedad judía, esta afirmación resulta revolucionaria. Jesús no menosprecia a su familia biológica, sino que amplía la noción de parentesco para incluir a todos los que se comprometen con la voluntad divina.

Vemos la importancia de la obediencia activa a la palabra de Dios como criterio fundamental para pertenecer a la comunidad de creyentes. No es suficiente escuchar el mensaje; es esencial aplicarlo en la vida cotidiana. De este modo, Jesús establece que la verdadera relación con Él se basa en la fe vivida y en acciones concretas.

Además, esta enseñanza resalta la universalidad del llamado divino. Todos están invitados a formar parte de esta nueva familia espiritual, sin distinción de origen, linaje o posición social. La filiación con Jesús no depende de vínculos sanguíneos, sino de la respuesta sincera al llamado celestial.

Esta perspectiva habría tenido un impacto significativo en las primeras comunidades cristianas, que se veían a sí mismas como una familia unida por la fe en Cristo. Esta nueva comprensión de la comunidad transformó las estructuras sociales existentes y promovió una solidaridad basada en el amor y la obediencia a Dios.

En conclusión, el pasaje muestra que la auténtica cercanía con Jesús se alcanza a través de la escucha atenta y la puesta en práctica de la palabra divina. Enseña que la verdadera familia de Cristo está formada por aquellos que viven conforme a sus enseñanzas, convirtiendo sus vidas en testimonios vivos de la voluntad celestial.




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