septiembre 20, 2024 in Evangelios

Evangelio del 21 de setiembre del 2024 según San Mateo 9, 9-13

Fiesta de San Mateo, Apóstol y evangelista

Lectionary: 643

Primera lectura

Ef 4, 1-7. 11-13

Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor; esfuércense en mantenerse unidos en el espíritu con el vínculo de la paz.

Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como es también sólo una la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre todos, actúa a través de todos y vive en todos.

Cada uno de nosotros ha recibido la gracia en la medida en que Cristo se la ha dado. Él fue quien concedió a unos ser apóstoles; a otros, ser profetas; a otros, ser evangelizadores; a otros, ser pastores y maestros. Y esto, para capacitar a los fieles, a fin de que, desempeñando debidamente su tarea, construyan el cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser hombres perfectos, que alcancemos en todas sus dimensiones la plenitud de Cristo.

Salmo Responsorial

Salmo 18, 2-3. 4-5
R. (5a) El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
Los cielos proclaman la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día comunica su mensaje al otro día
y una noche se lo transmite a la otra noche.
R. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.
Sin que pronuncien una palabra,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra llega su sonido,
y su mensaje hasta el fin del mundo.
R. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Te Deum

R. Aleluya, aleluya.
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 9, 9-13

En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos pu¬bli¬canos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Reflexión

El Evangelio de Mateo 9, 9-13 nos presenta el llamado de Mateo, el recaudador de impuestos, a seguir a Jesús. El texto narra cómo Jesús, al pasar por donde estaba Mateo, le dijo: “Sígueme”, y él, dejándolo todo, lo siguió. Luego, se celebra una comida donde Jesús se reúne con publicanos y pecadores, lo que causa la crítica de los fariseos. La respuesta de Jesús es contundente: “No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Misericordia quiero y no sacrificio, pues no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.”

Mateo, un recaudador de impuestos, era visto con desprecio por los judíos, ya que los publicanos eran considerados traidores al trabajar para el Imperio Romano y por su reputación de corrupción. Sin embargo, Jesús, en su acto de llamarlo, demuestra que su misión no es solo para los que ya son considerados “justos,” sino que se dirige, especialmente,  a aquellos que son marginados y considerados indignos. Jesús revela que la salvación está abierta para todos, y que la conversión y el seguimiento de Cristo son posibles para cualquier persona, sin importar de su pasado.

Este evento marca un cambio radical en la percepción de los seguidores de Jesús: no se trata de adherir solo a las normas religiosas externas o pertenecer a una clase “santa”, sino de la apertura a un amor y misericordia que transforman desde lo profundo. Además, este evento se ubica en un contexto donde la pureza ritual era muy valorada, y Jesús rompe con estas normas al acercarse y comer con los considerados impuros o pecadores.

La frase “Misericordia quiero y no sacrificio” está tomada del profeta Oseas (6, 6) donde se indica que Dios valora más un corazón lleno de compasión que rituales vacíos. Jesús redefine la justicia en términos de misericordia, una enseñanza clave en su ministerio.

A veces nuestras vidas son como una pieza de barro en manos del alfarero. Algunos trozos de barro han sido despreciados, llenos de imperfecciones, mientras otros parecen más pulidos y listos. Sin embargo, el alfarero toma ese trozo despreciado, lo moldea con paciencia y lo transforma en una hermosa vasija, mucho más de lo que otros esperaban. Así también obra Jesús en nuestras vidas: Él no se fija en lo que los demás ven como imperfección, sino en lo que puede llegar a ser si nos dejamos moldear por su misericordia.

En la Fiesta de San Mateo Apóstol, celebramos no solo la vida transformada de un hombre que pasó de ser recaudador a evangelista, sino la promesa de que Jesús llama a cada uno de nosotros, incluso en nuestros momentos más oscuros, a seguirlo y ser transformados.




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