Cuando la comunidad de Cedros estaba formada todavía por unas “cuatro casas”, y la calle principal era apenas un paso de carretas, bueyes y caballos; un pequeño grupo de vecinos se comenzó a reunir en casa de la Sra. Cecilia Álvarez para rezar el rosario regularmente y así ir también ayudando a que la comunidad se fuera organizando; entre ellos su hija María Cecilia Soto, Rodrigo Rodríguez, Paco Esquivel y Fermín Abarca. En esos encuentros fue naciendo la iniciativa de comenzar a construir una capilla para la comunidad, para lo cual comenzaron a recoger fondos; algunos agricultores ofrecían lo que quedaba de sus ventas de papas para ganar algo de dinero, otros vendían helados y granizados para colaborar con la obra. Posteriormente llegó el P. Luis Martínez Arnaiz, quien le dio un gran empuje a la obra, además de construir el Colegio de Cedros (fundado en 1973) y la Escuela de la comunidad.
Según cuentan personas de la comunidad, cuando compraron el lote de la actual Capilla, el dueño del mismo tenía una hija que sufrió de una difícil enfermedad, ella le tenía mucha devoción también a Santa Rita, y fue en parte iniciativa del hombre el proponer que la capilla se dedicara a esta Santa, lo que la comunidad apoyó con mucho ánimo. Además de esto, el Padre Luis también era un gran devoto de la Santa. La primera imagen de la Santa fue donada por la Sra. Edelmira Álvarez Rodríguez, hecha por un reconocido escultor de San Pedro.
Fue así como poco a poco se realizaron distintas actividades para ir recolectando los fondos para la construcción, ventas, bingos, rifas, turnos y también carreras desde el Alto del Ochomogo hasta la comunidad de Cedros. Por su parte, el Padre “Luisón” como muchos le conocían, era un hombre con gran capacidad de lograr donaciones y ayudas, tanto de los vecinos como de instituciones y otras agrupaciones. Fue así como, además de construir la Capilla, el Padre Luis consiguió mucha ayuda para construir el Colegio con su comedor y la Escuela de la comunidad de Cedros; entre muchas otras obras que se realizaron en la zona. Cuentan los vecinos que el Padre Luis celebraba la Eucaristía y luego se ponía su traje de trabajo, casco y botas y se ponía a trabajar con las personas de la comunidad que estaban apoyando en la construcción; entre ellos Joaquín Monge, Rodrigo Martínez, Marco Brizuela, Clemente, Héctor Porras, Uriel Vargas, Eduardo Peña y Fermín Abarca. Ellos y muchas otras personas colaboraron con gran dedicación en la construcción, en las actividades que se realizaban o en la donación para las necesidades de la Capilla, sin nunca esperar nada a cambio.
Para 1967 la Capilla se encontraba ya en construcción, cuando se celebró el primer matrimonio, del Sr. Eduardo Peña y su Señora. Durante esos primeros años, apoyaban las celebraciones Fray Rogelio y Fray Ignacio, ambos de la Iglesia de las Ánimas.
La mayor parte del tiempo el P. Luis fue el encargado de la comunidad, en algunos momentos contaba con el apoyo de otros sacerdotes o religiosos que llegaban a apoyar durante un tiempo de vacación o estudio. De él todos decían que era realmente bueno, “un santo”, que seguramente a su muerte se iría “directo al cielo”; recuerdan que aún con los aguaceros o dificultades él estaba siempre pendiente de la Misa y de la gente. Tanto a los más cercanos a la Iglesia como a todos los vecinos de Cedros les dolió profundamente la muerte de un hombre tan bueno. Por mucho tiempo la gente siguió teniendo muy presente la figura del Padre. Luego de él estuvieron también el P. Pedro y otros, hasta que llegó el párroco actual, el P. Leopoldo Galdámez.
Al tiempo de iniciadas las obras se comenzaron a celebrar dos misas, una a la 10 de la mañana y otra a las 4 de la tarde, ya que también había ido creciendo la comunidad, se fueron construyendo más residencias y más personas se acercaban a participar en la comunidad.
Durante los primeros años para celebrar las fiestas patronales utilizaban pólvora, pero como dicen, “el Padre era tan bueno”, que cuando algunas personas le comentaron que la pólvora caía en su techo, él decidió dejar de utilizar la pólvora.
Se celebraba también con gran devoción el rezo del niño y las fiestas de navidad, entre muchas otras celebraciones. Para algunas de ellas se solía contar también con la Rondalla de la Fuerza Pública que amenizaba varias actividades.
Con el apoyo del Padre Luis, los Bautismos y Primeras Comuniones eran una gran celebración donde mucha gente participaba con gran disposición, llenando normalmente la Capilla.
Contar con su propia Capilla ayudó a unir a la comunidad y que los que iban a distintas comunidades pudieran participar en su propia comunidad.
Detrás de la Capilla se había instalado un taller de costura, sobre el que el Padre decía que en algún momento, cuando la comunidad creciera, sería necesario utilizar ese espacio para ampliar el Templo. Efectivamente, en el año 1984, la Capilla se amplió 12 metros, de igual manera con gran colaboración de los miembros de la comunidad.
Fue así como poco a poco, la comunidad de Cedros con gran compromiso y participación, apoyadas por el P. Luis Martínez y otros sacerdotes, fueron sacando adelante la construcción de esta importante obra, que hoy en día sigue reuniendo a la comunidad en torno al ejemplo de Santa Rita, para seguir creciendo en la cercanía y la fe.