Evangelio del 18 de julio del 2024
Jueves de la XV semana del Tiempo ordinario
Lectionary: 392
Primera lectura
porque tú, Señor, le allanas el sendero.
En el camino de tus mandamientos te buscamos,
anhelando, Señor, tu nombre y tu recuerdo.
Mi alma te desea por la noche
y mi espíritu te busca por la mañana,
porque tus mandamientos son la luz de la tierra
y enseñan justicia a los habitantes del orbe.
Tú nos darás, Señor, la paz,
porque todo lo que hemos hecho
eres tú quien lo ha hecho por nosotros.
Acudimos a ti, Señor, en el peligro,
cuando nos angustiaba la fuerza de tu castigo.
Como una mujer que va a dar a luz,
que se retuerce y grita angustiada,
así éramos, Señor, en tu presencia:
concebimos y nos retorcimos,
¡pero lo único que hemos dado a luz ha sido viento!
No le hemos dado salvación al país,
no le han nacido habitantes al mundo.
Tus muertos vivirán, sus cadáveres resucitarán,
despertarán jubilosos los que habitan en los sepulcros,
porque tu rocío es rocío luminoso
y la tierra de las sombras dará a luz.
Salmo Responsorial
R. (20b) El Señor tiene compasión de nosotros.
Tú, Señor, reinas para siempre
y tu fama pasa de generación en generación.
Levántate y ten misericordia de Sión,
pues ya es tiempo de que te apiades de ella.
Tus siervos aman sus piedras
y se compadecen de sus ruinas.
R. El Señor tiene compasión de nosotros.
Cuando el Señor reedifique a Sión
y aparezca glorioso,
cuando oiga el clamor del oprimido
y no se muestre a sus plegarias sordo,
entonces temerán al Señor todos los pueblos,
y su gloria verán los poderosos.
R. El Señor tiene compasión de nosotros.
Esto se escribirá para el futuro
y alabará al Señor el pueblo nuevo.
porque el Señor, desde su altura santa,
ha mirado a la tierra desde el cielo,
para oír los gemidos del cautivo
y librar de la muerte al prisionero.
R. El Señor tiene compasión de nosotros.
Aclamación antes del Evangelio
Vengan a mí, todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo les daré alivio, dice el Señor.
R. Aleluya.
Evangelio
Reflexión
En el pasaje de Mateo 11, 28-30, Jesús nos hace una invitación clara y directa: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso”. En nuestra vida moderna, llena de estrés y constantes demandas, estas palabras cobran un significado profundo.
Imaginemos nuestras rutinas diarias: el trabajo, los compromisos familiares, las preocupaciones económicas, la salud, y tantas otras responsabilidades. A menudo, estas cargas nos dejan agotados y buscando alivio. Jesús nos ofrece un espacio de reposo y serenidad en medio de todo esto. No solo de una pausa momentánea, sino una invitación a encontrar en Él una fuente continua de fuerza y tranquilidad.
El yugo que Jesús menciona puede parecer una herramienta anticuada, pero simboliza una vida guiada por sus enseñanzas. En lugar de las exigencias implacables de la sociedad actual, Jesús nos propone un camino de humildad y mansedumbre. Este yugo no es pesado porque se basa en el amor y la compasión, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás.
En nuestro diario vivir se valora la autosuficiencia y la competencia, Jesús nos ofrece una alternativa basada en el apoyo mutuo y la empatía. Al aceptar su yugo, aprendemos a vivir de manera que nuestras cargas se vuelvan más llevaderas. No significa que desaparecerán, pero sí que encontraremos en Él la capacidad de enfrentarlas con una nueva perspectiva y energía.
Así, al aplicar este mensaje a nuestra realidad contemporánea, se nos invita a reevaluar nuestras prioridades y buscar en Jesús el descanso que nuestra alma necesita. En cada obstáculo y en cada momento de cansancio, recordemos su promesa de alivio y su llamado a una vida más plena y equilibrada.
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