julio 13, 2024 in Evangelios

Evangelio del 13 de julio del 2024

Sábado de la XIV semana del Tiempo ordinario

Lectionary: 388

Primera lectura

Is 6, 1-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor, sentado sobre un trono muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el templo. Había dos serafines junto a él, con seis alas cada uno: con un par se cubrían el rostro; con otro, se cubrían los pies, y con el otro, volaban. Y se gritaban el uno al otro:

“Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos;
su gloria llena toda la tierra”.

Temblaban las puertas al clamor de su voz y el templo se llenaba de humo. Entonces exclamé:

“¡Ay de mí!, estoy perdido,
porque soy un hombre de labios impuros,
que habito en medio de un pueblo de labios impuros,
porque he visto con mis ojos al rey y Señor de los ejércitos”.

Después voló hacia mí uno de los serafines. Llevaba en la mano una brasa, que había tomado del altar con unas tenazas. Con la brasa me tocó la boca, diciéndome:

“Mira: Esto ha tocado tus labios.
Tu iniquidad ha sido quitada
y tus pecados están perdonados”.

Escuché entonces la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá de parte mía?” Yo le respondí: “Aquí estoy, Señor, envíame”.

Salmo Responsorial

Salmo 92, 1ab. 1c-2. 5

R. (1a) Señor, tú eres nuestro rey.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes.
Estás revestido de poder y majestad.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Tú mantienes el orbe y no vacila.
Eres eterno, y para siempre está firme tu trono.
R. Señor, tú eres nuestro rey.
Muy dignas de confianza son tus leyes
y desde hoy y para siempre, Señor,
la santidad adorna tu templo.
R. Señor, tú eres nuestro rey.

Aclamación antes del Evangelio

1 Pedro 4, 14
R. Aleluya, aleluya.
Dichosos ustedes, si los injurian por ser cristianos;
porque el Espíritu de Dios descansa en ustedes.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 10, 24-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro y al criado ser como su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!

No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día y lo que les digo al oído, pregónenlo desde las azoteas.

No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.

¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.

A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos”.

Reflexión

El pasaje de Mateo 10, 24-33 nos presenta un mensaje profundo sobre la identidad y el valor de cada persona ante los ojos de Dios. Esta parte del Evangelio, forma parte del discurso de envío de Jesús a sus discípulos.

Para comprender mejor este texto, es útil situarnos en la época en que Jesús pronunció estas palabras. La región de Palestina estaba bajo el dominio romano, y las enseñanzas de Jesús representaban una amenaza para el orden establecido. Los discípulos enfrentaban persecución y rechazo, tanto de las autoridades religiosas como políticas. En este contexto de peligro y oposición, Jesús les recordaba que, aunque serían perseguidos, debían mantenerse firmes en su fe y confianza en Dios.

Jesús comienza recordando que “el discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su señor”. Nos enseña humildad, recordándonos que debemos estar dispuestos a enfrentar dificultades, al igual que Jesús lo hizo.

Luego, Jesús menciona que lo que se dice en la oscuridad debe proclamarse a plena luz… Este es un llamado a la transparencia y a la valentía y nos impulsa a ser audaces en nuestra fe, compartiendo el mensaje del Evangelio sin temor.

La promesa de protección divina se manifiesta en la afirmación de que “ni un solo gorrión cae a tierra sin que lo permita el Padre”. Jesús utiliza esta metáfora para destacar el inmenso valor de cada individuo ante Dios. Si Él cuida de los pájaros, ¿cuánto más se preocupará por nosotros, sus hijos amados?

En nuestra sociedad actual, enfrentamos numerosas dificultades y, a menudo, nos sentimos temerosos o inseguros. El mensaje de este pasaje nos recuerda que no que siempre contamos con la compañía de Jesús que conoce nuestras luchas y está en cada paso del camino. 

Asimismo, este texto nos llama a vivir nuestra fe con integridad. No podemos esconder nuestras creencias o permitir que el miedo nos silencie. Estamos llamados a ser luz en el mundo, compartiendo el amor y la verdad de Cristo en todas las circunstancias.

Saber que somos preciosos ante sus ojos nos da una base sólida para enfrentar cualquier adversidad. Debemos recordar siempre que, aunque el camino sea difícil, la presencia amorosa de Jesús nos acompaña, guiándonos y protegiéndonos. Así, podemos vivir con la certeza de que somos amados y valiosos, y esa verdad nos impulsa a actuar con confianza y esperanza.




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