julio 2, 2024 in Actualidad, Evangelios

Evangelio del 2 de julio del 2024

Martes de la XIII semana del Tiempo ordinario

Lectionary: 378

Primera lectura

Am 3, 1-8; 4, 11-12

Escuchen estas palabras
que el Señor les dirige a ustedes, hijos de Israel,
y a todo el pueblo que hizo salir de Egipto:

“Sólo a ustedes los elegí
entre todos los pueblos de la tierra,
por eso los castigaré con mayor rigor
por todos sus crímenes.

¿Acaso podrán caminar dos juntos, si no están de acuerdo?
¿Acaso no ruge el león en la selva, cuando tiene ya su presa?
¿Lanza su rugido el cachorro de león desde su cueva,
si no ha cazado nada?
¿Cae el pájaro al suelo, sin que se le haya tendido una trampa?
¿Se levanta del suelo la trampa, sin que haya atrapado algo?
¿Se toca la trompeta en la ciudad, sin que se alarme la gente?
¿Hay alguna desgracia en la ciudad, sin que el Señor la mande?
Ciertamente el Señor no hace nada
sin revelar antes su designio a sus profetas.
Pues bien, ya ha rugido el león, ¿quién no tendrá miedo?
El Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará?

Los he destruido a ustedes como a Sodoma y a Gomorra;
han quedado como un tizón sacado del incendio
y no se han vuelto a mí, dice el Señor.

Por eso te voy a tratar así, Israel,
y porque así te voy a tratar,
prepárate, Israel, a comparecer ante tu Dios”.

Salmo Responsorial

Salmo 5, 5-6. 7-8

R. (9a) Enséñame, Señor, tu santidad.
Tú no eres, Señor, un Dios al que pudiera
la maldad agradarle,
ni el malvado es tu huésped
ni ante ti puede estar el arrogante. R.
R. Enséñame, Señor, tu santidad.
Al malhechor detestas,
y destruyes, Señor, al embustero;
aborreces al hombre sanguinario
y a quien es traicionero. R.
R. Enséñame, Señor, tu santidad.
Pero yo, por tu gran misericordia,
entraré en tu casa,
y me postraré en tu templo santo
con reverencia de alma. R.
R. Enséñame, Señor, tu santidad.

Aclamación antes del Evangelio

Sal 129, 5

R. Aleluya, aleluya.
Confío en el Señor,
mi alma espera y confía en su palabra.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 8, 23-27

En aquel tiempo, Jesús subió a una barca junto con sus discípulos. De pronto se levantó en el mar una tempestad tan fuerte, que las olas cubrían la barca; pero él estaba dormido. Los discípulos lo despertaron, diciéndole: “Señor, ¡sálvanos, que perecemos!”

Él les respondió: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Entonces se levantó, dio una orden terminante a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma. Y aquellos hombres, maravillados, decían: “¿Quién es éste, a quien hasta los vientos y el mar obedecen?”.

Reflexión

En Mateo 8, 23-27, Jesús y sus discípulos están en una barca cuando una gran tormenta se desata. Mientras las olas cubren la barca, Jesús está durmiendo. Los discípulos, aterrados, lo despiertan y claman por ayuda. Jesús les responde con una pregunta: “¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?” Luego se levanta, reprende a los vientos y al mar, y todo queda en calma. Los discípulos se maravillan y se preguntan quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen.

En el contexto histórico, el mar representaba caos y peligro. Los discípulos, muchos de ellos pescadores experimentados, habrían conocido bien los peligros de las tormentas. Sin embargo, su miedo revela una falta de fe en el poder y la presencia de Jesús.

Trasladando esta enseñanza a nuestra vida cotidiana, todos enfrentamos “tormentas” en diversas formas. Pueden ser situaciones en el trabajo, problemas familiares, preocupaciones financieras o incluso crisis personales. Estos momentos de turbulencia nos sacuden y nos hacen sentir inseguros y asustados. Sin embargo, este pasaje nos recuerda que Jesús está con nosotros en medio de nuestras tormentas.

Por la parte profesional podemos enfrentar proyectos difíciles, conflictos con colegas o decisiones difíciles que nos generan ansiedad y miedo al fracaso. La enseñanza aquí es confiar en que, con fe, podemos encontrar calma y claridad. Jesús nos invita a no dejarnos llevar por el pánico, sino a recordar su presencia y su poder para ayudarnos a superar cualquier desafío.

En el hogar, los problemas y tensiones pueden surgir de la nada, como una tormenta repentina. Conflictos familiares, preocupaciones por la salud o el bienestar de nuestros seres queridos pueden abrumarnos. La respuesta de Jesús a sus discípulos nos invita a mantener la calma y la fe, confiando en que Él puede traer paz y solución a nuestras dificultades.

Incluso en nuestros momentos de entretenimiento, donde buscamos relajación y escape, podemos encontrarnos con inquietudes internas y estrés que nos impiden disfrutar plenamente. Recordar que Jesús está con nosotros puede ayudarnos a encontrar un equilibrio y una tranquilidad interior que nos permita disfrutar de la vida de manera más plena.

En resumen, la enseñanza de este pasaje es clara y directa: Jesús está con nosotros en todas las áreas de nuestra vida, y su poder es mayor que cualquier tormenta que enfrentemos. Nos dice que confiemos en Él, que no nos dejemos llevar por el miedo y recordemos  que su presencia trae paz y calma, aveces difíciles en esos momentos. Esta fe nos permite enfrentar nuestras dificultades con esperanza y fortaleza, sabiendo que no estamos solos.




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