mayo 28, 2024 in Evangelios

Evangelio del 29 de mayo del 2024

Miércoles de la VIII semana del Tiempo ordinario

Lectionary: 349

Primera lectura

1 Ped 1, 18-25
Hermanos: Bien saben ustedes que de su estéril manera de vivir, heredada de sus padres, los ha rescatado Dios, no con bienes efímeros, como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, al cual Dios había elegido desde antes de la creación del mundo y, por amor a ustedes, lo ha manifestado en estos tiempos, que son los últimos. Por Cristo, ustedes creen en Dios, quien lo resucitó de entre los muertos y lo llenó de gloria, a fin de que la fe de ustedes sea también esperanza en Dios.

Así pues, purificados ya internamente por la obediencia a la verdad, que conduce al amor sincero a los hermanos, ámense los unos a los otros de corazón e intensamente. Porque han vuelto ustedes a nacer, y no de una semilla mortal, sino inmortal, por medio de la palabra viva y permanente de Dios. En efecto, todo mortal es hierba y toda su belleza es flor de hierba: se seca la hierba y cae la flor; en cambio, la palabra del Señor permanece para siempre. Y ésa es la palabra que se les ha anunciado.

Salmo Responsorial

Salmo 147, 12-13.14-15. 19-20

R. (12a) Demos gloria al Señor.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
a Dios ríndele honores, Israel.
El refuerza el cerrojo de tus puertas
y bendice a tus hijos en tu casa.
R. Demos gloria al Señor.
El mantiene la paz en tus fronteras,
con su trigo mejor sacia tu hambre.
El envía a la tierra su mensaje,
y su palabra corre velozmente.
R. Demos gloria al Señor.
Le muestra a Jacob pensamiento,
sus normas y designios a Israel.
No ha hecho nada igual con ningún pueblo,
ni le ha confiado a otro sus proyectos.
R. Demos gloria al Señor.

Aclamación antes del Evangelio

Mc 10, 45
R. Aleluya, aleluya.
Jesucristo vino a servir
y a dar su vida por la salvación de todos.
R. Aleluya.

Evangelio

Mc 10, 32-45
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino de Jerusalén y Jesús se les iba adelantando. Los discípulos estaban sorprendidos y la gente que lo seguía tenía miedo. Él se llevó aparte otra vez a los Doce y se puso a decirles lo que le iba a suceder: “Ya ven que nos estamos dirigiendo a Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; van a condenarlo a muerte y a entregarlo a los paganos; se van a burlar de él, van a escupirlo, a azotarlo y a matarlo; pero al tercer día resucitará”.

Entonces se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte”. Él les dijo: “¿Qué es lo que desean?” Le respondieron: “Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les replicó: “No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?” Le respondieron: “Sí podemos”. Y Jesús les dijo: “Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado”.

Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: “Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”.

Reflexión

El Evangelio de Marcos 10, 32-45 nos lleva a reflexionar en nuestras vidas diarias, a menudo nos encontramos compitiendo por reconocimiento y estatus. Anhelamos ser vistos y valorados, y en esta búsqueda, a veces perdemos de vista lo que realmente importa. Es bueno pensar en reconsiderar nuestras prioridades y a redescubrir el verdadero significado del liderazgo y el servicio.

Imaginemos  una familia donde todos buscan imponer su punto de vista. En lugar de un ambiente armonioso, surge el conflicto y la discordia. Sin embargo, cuando uno elige servir con amor, escuchando y apoyando a los demás, se crea un espacio de paz y unidad. Este es el tipo de liderazgo que Jesús nos enseña: un liderazgo basado en el servicio y la humildad.

En el ámbito  profesional, la competencia puede ser feroz. Todos quieren destacar y ser reconocidos por sus logros. No obstante, Jesús nos muestra que el verdadero éxito no se mide por los títulos o las posiciones de poder, sino por nuestra capacidad de servir a los demás. Ayudar a un compañero con una tarea difícil, apoyar a un colega en un proyecto desafiante, o simplemente estar presente para alguien que lo necesita, son actos que reflejan el auténtico liderazgo cristiano.

En nuestras comunidades y grupos apostólicos, a menudo buscamos ser los primeros, los más importantes. Pero Jesús nos dice que los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros. Este mensaje nos invita a pensar sobre nuestra actitud hacia el poder y el estatus. ¿Estamos dispuestos a poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras? ¿Podemos encontrar satisfacción en servir, en lugar de ser servidos?

El llamado de Jesús es claro: para ser grandes en el Reino de Dios, debemos ser los servidores de todos. Esto significa vivir con humildad, buscando siempre el bienestar de los demás. Al hacerlo, no solo encontramos la verdadera paz y felicidad, sino que también construimos una comunidad más justa y amorosa.

Enfrentemos los retos diarios con un espíritu de servicio y humildad, recordando que, al seguir el ejemplo de Jesús, estamos sembrando semillas de amor y justicia en nuestro mundo.




Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Al navegar por este sitio web, aceptas nuestras políticas de privacidad.
Acepto