febrero 18, 2024 in Evangelios

Evangelio del 18 de febrero del 2024

I Domingo de Cuaresma

Lectionary: 23

Primera lectura

Gn 9, 8-15
En aquellos días, dijo Dios a Noé y a sus hijos: “Ahora establezco una alianza con ustedes y con sus descendientes, con todos los animales que los acompañaron, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca, con todo ser viviente sobre la tierra. Ésta es la alianza que establezco con ustedes: No volveré a exterminar la vida con el diluvio, ni habrá otro diluvio que destruya la tierra”.

Y añadió: “Ésta es la señal de la alianza perpetua que yo establezco con ustedes y con todo ser viviente que esté con ustedes: pondré mi arco iris en el cielo como señal de mi alianza con la tierra, y cuando yo cubra de nubes la tierra, aparecerá el arco iris y me acordaré de mi alianza con ustedes y con todo ser viviente. No volverán las aguas del diluvio a destruir la vida”.

Salmo Responsorial

Salmo 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9
R. (cf. 10) Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Descúbrenos, Señor, tus caminos,
guíanos con la verdad de tu doctrina.
Tú eres nuestro Dios y salvador
y tenemos en ti nuestra esperanza.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Acuérdate, Señor, que son eternos
tu amor y tu ternura.
Según ese amor y esa ternura,
acuérdate de nosotros.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.
Porque el Señor es recto y bondadoso,
indica a los pecadores el sendero,
guía por la senda recta a los humildes
y descubre a los pobres sus caminos.
R. Descúbrenos, Señor, tus caminos.

Segunda lectura

1 Pt 3, 18-22

Hermanos: Cristo murió, una sola vez y para siempre, por los pecados de los hombres; él, el justo, por nosotros, los injustos, para llevarnos a Dios; murió en su cuerpo y resucitó glorificado. En esta ocasión, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados, que habían sido rebeldes en los tiempos de Noé, cuando la paciencia de Dios aguardaba, mientras se construía el arca, en la que unos pocos, ocho personas, se salvaron flotando sobre el agua. Aquella agua era figura del bautismo, que ahora los salva a ustedes y que no consiste en quitar la inmundicia corporal, sino en el compromiso de vivir con una buena conciencia ante Dios, por la resurrección de Cristo Jesús, Señor nuestro, que subió al cielo y está a la derecha de Dios, a quien están sometidos los ángeles, las potestades y las virtudes.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 4
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No sólo de pan vive el hombre,
sino también de toda palabra
que sale de la boca de Dios.
R. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Evangelio

Mc 1, 12-15
En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes, y los ángeles le servían.

Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: “Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio”.

Reflexión

El pasaje bíblico de Marcos 1, 12-15 nos presenta un relato profundo y simbólico, lleno de enseñanzas y reflexiones para la vida espiritual y cotidiana. Este fragmento narra cómo Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, donde permanece cuarenta días, siendo tentado por Satanás, conviviendo con las fieras y siendo servido por ángeles. Posteriormente, tras el arresto de Juan el Bautista, Jesús inicia su ministerio en Galilea, proclamando la Buena Nueva del Reino de Dios, instando a la conversión y a creer en el evangelio.

Es importante reflexionar sobre la humanidad de Jesús y su divinidad. Su estadía en el desierto y las tentaciones a las que se enfrenta resaltan su humanidad, mostrando que, como nosotros, enfrentó pruebas y desafíos, pero sin ceder ante ellos. La cifra cuarenta es altamente simbólica en la tradición bíblica, remitiéndonos a periodos de prueba, purificación y preparación, como los cuarenta años del pueblo de Israel en el desierto.

El relato establece el inicio del ministerio público de Jesús, marcando un cambio en la historia de la salvación. La proclamación de la llegada del Reino de Dios señala un llamado a la transformación interior y a la renovación de la vida en conformidad con el mensaje de amor, paz y justicia que Jesús predica.

En nuestro tiempo, este mensaje sigue siendo relevante y desafiante. La invitación a la conversión no es meramente un llamado al arrepentimiento por los errores cometidos, sino una exhortación a cambiar nuestra manera de pensar y actuar, orientando nuestra vida hacia valores más altruistas y compasivos. En un mundo marcado por el individualismo, el materialismo y la indiferencia, el evangelio nos llama a ser agentes de cambio, promoviendo una sociedad más justa y solidaria.

La experiencia de Jesús en el desierto también nos habla de la importancia del retiro y la reflexión personal en nuestra vida espiritual. En un entorno cada vez más ruidoso y distraído, dedicar tiempo al silencio, a la oración y a la meditación se convierte en una necesidad vital para conectar con nuestro ser interior y con Dios.

E l pasaje nos recuerda que, a pesar de las tentaciones y dificultades, no estamos solos. Así como los ángeles sirvieron a Jesús en el desierto, Dios nos ofrece su gracia y su asistencia en los momentos de prueba. La fe en el evangelio y en la Buena Nueva del Reino de Dios nos proporciona la esperanza y la fuerza necesarias para enfrentar y superar los desafíos de nuestra época.

Esta reflexión nos insta, pues, a una introspección y a un compromiso renovado con los principios del evangelio, animándonos a vivir de acuerdo con el mensaje de amor, misericordia y justicia que Jesús nos enseñó.




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