diciembre 3, 2023 in Actualidad

El Consumismo y la Navidad: Una crítica a la comercialización de una festividad religiosa.

La Navidad es una de las festividades más importantes para la Iglesia Católica, ya que conmemora el nacimiento de Jesucristo, el hijo de Dios que se hizo hombre para redimir a la humanidad. Sin embargo, en las últimas décadas la Navidad se ha ido convirtiendo cada vez más en una festividad comercial, perdiendo su sentido religioso original.

Desde una perspectiva sociológica, esto se debe en gran medida al avance del capitalismo global y al auge del consumismo. Las grandes corporaciones y los centros comerciales promueven una visión materialista de la Navidad, enfocada en el gasto económico y en la adquisición de bienes. Se fomenta la idea de que es necesario comprar muchos regalos, preparar costosas cenas y decorar lujosamente el hogar para “celebrar bien” la Navidad.

Esta visión consumista choca frontalmente con el verdadero sentido cristiano de la Navidad, que es conmemorar un acontecimiento espiritual: el nacimiento del Salvador que vino a enseñar valores como la pobreza, la humildad, la sencillez y el amor al prójimo.

Resulta tremendamente paradójico que una festividad que conmemora el nacimiento de Jesús en un establo, en la más absoluta pobreza material, se haya convertido en una de las mayores orgías de consumo y derroche económico del año. Como dijo el Papa Francisco, “el consumismo finge llenar nuestra vida, pero al final la deja vacía”.

La Iglesia hace un llamado a recuperar la Navidad como una celebración espiritual, enfocada en valores humanos y cristianos: la unión familiar, la solidaridad con los necesitados, y el ejemplo de sencillez y humildad de Jesús. Urge resistir la presión comercial que incentiva el consumismo y recordar que lo importante en Navidad no son los regalos materiales, sino los regalos espirituales: amor, perdón, felicidad compartida.

Como dijo el papa Benedicto XVI en su mensaje de Navidad de 2007, “el que acoja el mensaje de Cristo, sabe reconocer y servir al Señor en los más pobres”. Esta debería ser la actitud real del cristiano en Navidad.

En conclusión, desde una perspectiva católica es fundamental desenmascarar la paradoja de una celebración espiritual y religiosa que ha sido secuestrada por intereses meramente comerciales y materialistas. Es importante que los católicos tomemos conciencia del verdadero sentido de la Navidad, y resistamos como Iglesia la creciente comercialización consumista de una de nuestras festividades centrales. Debemos reclamar la Navidad como lo que es: la conmemoración del nacimiento de nuestro Salvador en pobreza, que vino a traer un mensaje de amor, de paz y de fraternidad entre todos los seres humanos.




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