Lecturas del 24 de diciembre del 2023
Cuarto Domingo de Adviento
Lectionary: 11
Primera lectura
Tan pronto como el rey David se instaló en su palacio y el Señor le concedió descansar de todos los enemigos que lo rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: “¿Te has dado cuenta de que yo vivo en una mansión de cedro, mientras el arca de Dios sigue alojada en una tienda de campaña?” Natán le respondió: “Anda y haz todo lo que te dicte el corazón, porque el Señor está contigo”.
Aquella misma noche habló el Señor a Natán y le dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda decir esto: ‘¿Piensas que vas a ser tú el que me construya una casa, para que yo habite en ella? Yo te saqué de los apriscos y de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo, Israel. Yo estaré contigo en todo lo que emprendas, acabaré con tus enemigos y te haré tan famoso como los hombres más famosos de la tierra.
Le asignaré un lugar a mi pueblo, Israel; lo plantaré allí para que habite en su propia tierra. Vivirá tranquilo y sus enemigos ya no lo oprimirán más, como lo han venido haciendo desde los tiempos en que establecí jueces para gobernar a mi pueblo, Israel. Y a ti, David, te haré descansar de todos tus enemigos.
Además, yo, el Señor, te hago saber que te daré una dinastía; y cuando tus días se hayan cumplido y descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino. Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante mí, y tu trono será estable eternamente’ “.
Salmo Responsorial
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor
y daré a conocer que su fidelidad es eterna,
pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre
y mi lealtad, más firme que los cielos.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Un juramento hice a David, mi servidor,
una alianza pacté con mi elegido:
‘Consolidaré tu dinastía para siempre
y afianzaré tu trono eternamente’.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Él me podrá decir: ‘Tú eres mi padre,
el Dios que me protege y que me salva’.
Yo jamás le retiraré mi amor,
ni violaré el juramento que le hice”.
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
Segunda Lectura
Aclamación antes del Evangelio
R. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor;
que se cumpla en mí lo que me has dicho.
R. Aleluya.
Evangelio
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su presencia.
Reflexión
En Lucas 1:26-38, encontramos el relato de la Anunciación, donde el ángel Gabriel visita a María para comunicarle que será la madre de Jesús. Este pasaje es fundamental tanto en su contexto histórico como en su significado espiritual profundo, marcando un momento de cambio radical en la narrativa de la salvación.
La elección de María, una joven de Nazaret, refleja una temática recurrente en los textos sagrados: lo divino que irrumpe en lo ordinario, transformando lo cotidiano en extraordinario. Nazaret, siendo un pueblo pequeño y de poca importancia en aquel tiempo, se convierte en el escenario de uno de los acontecimientos más trascendentales. Esto nos recuerda cómo, en muchos casos, los planes divinos surgen en los lugares más inesperados y a través de las personas más humildes.
María, al aceptar este llamado, enfrenta una situación llena de pruebas y obstáculos. Su aceptación del mensaje del ángel implica una enorme fe y confianza en Dios, a pesar de las implicaciones sociales y personales que esto conlleva. Este acto de consentimiento no solo demuestra su devoción, sino que también sirve como un modelo de fe y obediencia para todos los creyentes.
Desde un punto de vista más introspectivo y reflexivo, este episodio invita a considerar el papel de la fe en la superación de las adversidades y en la aceptación de los planes divinos, incluso cuando lo que enfrentamos parece insuperable. La figura de María se convierte en un símbolo de fortaleza, gracia y sumisión voluntaria a un propósito más grande que uno mismo.
El diálogo entre María y el ángel revela también una dimensión teológica profunda. La frase “el Espíritu Santo vendrá sobre ti” sugiere una intervención divina directa, marcando el inicio de una nueva era en la historia de la humanidad. La concepción virginal de Jesús es un milagro que desafía las leyes naturales y establece el carácter único de Jesús como el Mesías.
Este pasaje también invita a una reflexión más profunda sobre el papel de lo divino en la vida diaria. La presencia del ángel y su mensaje a María es un recordatorio de que lo sagrado a menudo se manifiesta de maneras inesperadas, invitando a las personas a estar abiertas y receptivas a la guía y las sorpresas divinas.
En la vida moderna, la historia de la Anunciación puede ser una fuente de inspiración y consuelo. Nos anima a confiar en los planes divinos, incluso cuando no los comprendemos completamente. La fe de María y su disposición a aceptar su rol en el plan de salvación son un llamado a abrazar nuestras propias vidas con coraje y confianza, reconociendo que cada uno tiene un papel único en el gran diseño de la vida.
Para finalizar, no es solo la narración del inicio de la vida terrenal de Jesús, sino también una invitación a reconocer y acoger las formas en que lo divino interviene y transforma nuestras vidas ordinarias, llevándonos hacia destinos extraordinarios.
diciembre 24, 2023 at 9:06 am
Guadalipe
Gracias Dios mio por dejarnos tu palabra!