El Papa Francisco nos dice: Carlos de Foucauld, ejemplo de Evangelio anunciado con mansedumbre
Adriana Masotti – Ciudad del Vaticano
“Hoy quisiera hablarles de un hombre que hizo de Jesús y de sus hermanos más pobres la pasión de su vida”, anunció el Papa Francisco a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro para la audiencia de los miércoles. Es san Carlos de Foucauld, testigo del celo en el anuncio del Evangelio y testigo de la mansedumbre, de la búsqueda del diálogo y de la cercanía con todos. En el centro de su vida está la Eucaristía, ante la que se detiene largamente en oración y adoración, sintiendo que sólo Jesús, allí presente, puede acercarle a tantos hermanos y hermanas no cristianos.
“Perdí mi corazón por Jesús”
“San Carlos de Foucauld, corazón palpitante de caridad en la vida oculta”, es el título de la catequesis. Después de una juventud -dice el Papa Francisco- vivida en la lejanía de Dios, habiéndose convertido, san de Foucauld dice de sí mismo: “Perdí mi corazón por Jesús de Nazaret”. Continúa el Papa:
Dar a conocer a Jesús con toda la vida
De Focauld quiere profundizar en el conocimiento de Jesús y quiere imitarlo, por eso visita Tierra Santa, donde vivió, “pasa largas horas leyendo los Evangelios”, y conociéndolo siente el deseo de darlo a conocer a los demás. “Cuando cada uno de nosotros -añade el Papa Francisco- conoce a Jesús, surge el deseo de darlo a conocer, de compartir este tesoro.”
¿Creemos en el poder de la Eucaristía?
Charles decide entonces trasladarse a tierras lejanas, se instala en el desierto del Sahara entre los Tuaregs que no son cristianos, y a ellos lleva su amistad y el testimonio silencioso y manso del Evangelio. Tiene a Jesús presente junto a él en la Eucaristía y le confía todo. Continúa el Papa:
“Todo cristiano es un apóstol”
El Papa Francisco describe otro aspecto de la espiritualidad de san Carlos de Foucauld que “anticipa los tiempos del Concilio Vaticano II” y es la convicción de que “todo cristiano es apóstol” y que el anuncio del Evangelio es responsabilidad de todo el pueblo de Dios. Pero esto sólo es posible en actitud de oración y de escucha del Espíritu, siempre creativo. Y respecto a los laicos, “santos, no escaladores, enamorados de Jesús”, el Papa observa: “Cuánta necesidad tenemos los sacerdotes de tener a nuestro lado a estos laicos que creen en serio y con su testimonio nos enseñan el camino”. Y continúa:
La importancia de regalar incluso una sonrisa
La bondad también se demuestra con una sonrisa, y el Papa concluye invitando a todos a preguntarse, por tanto, si “llevamos alegría cristiana, mansedumbre cristiana, ternura cristiana, compasión cristiana, cercanía cristiana” a nosotros mismos y a los demás.
Fuente:vaticannews.va
Deja una respuesta