El Papa Francisco telefonea a la madre de Luca, fallecido a su regreso de la JMJ
Paolo Ondarza – Ciudad del Vaticano
Una iglesia abarrotada la de Sant’Ilario in Marnate, en la provincia de Varese, al norte de Italia, donde se ha proclamado luto en la ciudad. Al funeral de Luca Re Sartù, el joven de 24 años que murió a causa de una bacteria pocos días después de regresar de la Jornada Mundial de la Juventud, asistió un gran número de personas: familiares, amigos que llevaban la camiseta de la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa, conocidos, representantes institucionales y muchas otras personas, conmovidas por el testimonio de fe y altruismo de este joven. Tanto calor humano llegó a los corazones de los padres y del hermano de Luca, postrados por el dolor.
Como un padre
En las últimas horas, la madre recibió una inesperada llamada telefónica del Papa Francisco. La mujer se lo comunicó con gran emoción directamente al vicario episcopal, monseñor Luca Raimondi, que celebró este viernes el funeral y a quien Vatican News ha entrevistado: “Las palabras textuales de la madre -relata Raimondi- fueron: ‘cuando lo vea, le agradezca porque ha sido exquisitamente amable. Se conmovió conmigo, lloró conmigo y sobre todo fue como un padre. Me consoló como si fuera mi papá’. La mamá estaba muy, muy impresionada’.
¿La llamada del Papa llegó anoche?
Sí. La llamó ayer (17 agosto). La mamá me lo confirmó. Y luego en el cementerio, justo antes del entierro, me contó la exquisita atención que le había dedicado el Papa, con mucha paternidad. Se emocionaron juntos. El Papa compartió las lágrimas de esta mujer. Esto me impresionó. Es muy hermoso.
Excelencia, ¿quién era Luca Re Sartù?
Este chico estaba involucrado en el oratorio, en la parroquia. Era inteligente. Era un verdadero creyente. Lo recuerdo bien. Estuvo presente en la catequesis que di en Portosalvo con su grupo y con muchos jóvenes de la diócesis de Novara. También era educador de ACR. La presidencia de Acción Católica también ha estado en el funeral.
Un joven comprometido con la parroquia…
Sí, muy comprometido. La Iglesia era su familia. Lo he subrayado esta mañana. Entre los 1,8 millones de personas en la vigilia con el Papa, estaba él, que participó con alegría, hasta el último momento, en la JMJ. Estaba convencido de haber ido a Lisboa y no porque no supiera qué otras vacaciones tomar. La suya fue verdaderamente una elección consciente. Esta mañana, en el funeral, he citado los tres verbos que el Papa recordó el día de la JMJ: brillar, escuchar y no temer. La vida de este chico es un brillo. Lucas brilló, brilló porque estaba motivado por la fe, brilló porque era bueno, porque frente a la lógica del éxito, del poder o de las apariencias, dijo: “Yo sigo el Evangelio de Jesús y lo comunico también a los jóvenes más jóvenes que yo”.
Es evidente que el testimonio de Luca ha calado hondo: la iglesia estaba llena en el funeral…..
La gente ha comprendido la bondad de este joven. Muchos han vuelto expresamente de sus vacaciones. Me he emocionado porque en la iglesia los amigos de Luca han cantado inmediatamente el himno de la JMJ. Rezaron y le acompañaron hasta el cementerio. El dolor de la familia es inexpresable en estos días. Sin duda este dolor va acompañado de la cercanía de toda la comunidad, de la Iglesia universal….
La familia continuaba dando gracias por esta presencia. Traje saludos del arzobispo de Milán. También traje el mensaje que monseñor Américo Aguiar, obispo auxiliar de Lisboa, futuro cardenal y presidente del Comité Organizador de la Jornada Mundial de la Juventud, publicó en la página web de la JMJ. Emitió un comunicado para decir que todo Portugal se unía en oración por este joven.
El abrazo de toda la Iglesia
Bueno, puedo decirles, y también se lo dije a los sacerdotes en el funeral, que en el dolor de la angustia por la muerte de un joven de 24 años, esta mañana respiré la fiesta de luz. Una fiesta de luz de jóvenes creyentes que rezaron e involucraron a toda la comunidad en la oración, que deben estar orgullosos de este muchacho. Y les dije a los jóvenes que para el próximo Jubileo, en 2025, cuando vayamos a Roma, Lucas será, entre comillas, nuestro patrono. Nos acompañará desde el cielo. También invité a los jóvenes presentes que no suelen ir a la iglesia a preguntarse: ¿por qué era tan querido este chico? ¿Cuál era su alegría? La fe no es una broma, cambia la vida de una persona.
Lucas fue realmente un misionero. Incluso con su muerte dio testimonio de la fe.
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