Reflexionando sobre la Oración de la Entrega de San Ignacio de Loyola
Tomad, Señor, y recibid
toda mi libertad,
mi memoria,
mi entendimiento
y toda mi voluntad;
todo mi haber y mi poseer.
Vos me disteis,
a Vos, Señor, lo torno.
Todo es Vuestro:
disponed de ello
según Vuestra Voluntad.
Dadme Vuestro Amor y Gracia,
que éstas me bastan.
Amén.
La oración de San Ignacio de Loyola, a menudo llamada “La Suscipe” o la “Oración de la Entrega”, es una expresión poderosa de entrega total a Dios. En la oración, Ignacio no sólo ofrece a Dios su libertad, su memoria, su entendimiento y su voluntad, sino todo lo que tiene y posee. Esta es una invitación a soltar el control, a liberarse de los apegos mundanos y a confiar completamente en la Divinidad.
“Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad; todo mi haber y mi poseer.” En estas primeras líneas, Ignacio nos recuerda que todo lo que tenemos es un regalo de Dios. Al rendir estos regalos, reconocemos que no somos los dueños, sino los administradores de estos dones. Esta actitud de desprendimiento abre espacio para la acción libre de Dios en nuestras vidas.
“Vos me disteis, a Vos, Señor, lo torno. Todo es Vuestro: disponed de ello según Vuestra Voluntad.” Aquí, Ignacio reafirma su compromiso con la voluntad de Dios. Esta disposición al desprendimiento y a la confianza en la providencia divina es central en la espiritualidad ignaciana. Esta actitud puede ser especialmente desafiante en un mundo que a menudo nos anima a aferrarnos y a controlar.
“Dadme Vuestro Amor y Gracia, que éstas me bastan.” Finalmente, Ignacio nos recuerda que el amor y la gracia de Dios son todo lo que necesitamos. En medio de nuestras luchas y desafíos, estas palabras nos invitan a centrarnos en lo esencial. A pesar de nuestras limitaciones y errores, somos amados incondicionalmente por Dios y esa gracia es suficiente.
La oración de la entrega de San Ignacio de Loyola nos desafía a vivir con un corazón abierto, dispuesto a soltar y a confiar en la providencia de Dios. Nos invita a vivir con un sentido profundo de gratitud, reconociendo que todo lo que tenemos es un regalo. Estas palabras nos invitan a soltar, a confiar y a vivir en la libertad del amor de Dios.
Es una oración que, sin importar nuestra fe o tradición espiritual, tiene mucho que enseñarnos sobre la vida, el amor y la entrega. Como Ignacio, podemos aprender a vivir con los corazones abiertos, confiando en que, con el amor y la gracia de Dios, tenemos todo lo que necesitamos
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