19 de enero: Superar la hostilidad
Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos.
Hebreos 12:15
Pero, si siguen mordiéndose y devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros.
Gálatas 5:15
No alimentes odios secretos contra tu hermano… No seas vengativo con tu prójimo, ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Levítico 19:17-18
Comentario
La historia del pueblo de Dios está plagada de los acontecimientos escandalosos de guerras religiosas, excomuniones mutuas y otros actos de odio que comprometen gravemente el testimonio del cristianismo y del evangelio de Jesucristo. El fruto de ese comportamiento hostil es exactamente lo que la Escritura nos advierte que ocurrirá : profanación, desorden, destrucción.
Sin embargo, como siempre, lo que el mundo ve desde fuera es simplemente el desbordamiento de lo que hay en nuestros corazones. El reto de asumir el carácter del Señor es muy grande. Después de todo, muchos de nosotros somos herederos de actitudes y perspectivas contrarias al amor y la unidad. Puede que no insultemos públicamente a nuestros hermanos, pero nuestros pensamientos pueden traicionarnos a veces con un desprecio hacia ellos que -aunque permanezca oculto a la vista- disminuye nuestra capacidad de expresar la bondad, la misericordia, la gracia y la paz que el Padre desea que haya entre su pueblo.
Como hemos señalado en nuestros comentarios iniciales, nos vemos en la necesidad de convertirnos. El Espíritu Santo está deseando sembrar semillas de humildad y abrir nuestros ojos a la perspectiva que Dios tiene de otros creyentes que también son nuestros hermanos, limpiando tanto el interior de la copa como el exterior, revelando un corazón puro y unas manos limpias para gloria de su nombre.
Intercesión
Señor, ante todo, te pedimos que siempre optemos por ver lo bueno de nuestros hermanos. Cuando veamos diferencias en el culto o en la forma de pensar, haznos comprender y entender nuestras diferencias como oportunidades de aprendizaje. Ayúdanos, Señor, a ser artífices de la paz y a hacer todo lo posible para unir a tu pueblo. Amén.
Fuente:espadadelespiritu.net
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