enero 1, 2023 in Actualidad

El Papa: Responsabilidad y compasión ante la tragedia de la guerra

En el Ángelus del primer día del nuevo año, Francisco renovó la invocación a la intercesión de María por la paz, y “por el Papa emérito Benedicto XVI”, fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia.

Tiziana Campisi y Antonella Palermo, Ciudad del Vaticano

Vuelve a dirigirse a Benedicto XVI, que llegó ayer a la casa del Padre, el Papa Francisco en su primer Ángelus de 2023 y pide a los fieles que recen por él, implorando a la Virgen María. También lo hace dejando unos momentos de silencio orante. Luego recuerda también la cobertura mediática de la figura del Papa emérito.

“El comienzo de un nuevo año se confía a María Santísima, a quien hoy celebramos como Madre de Dios. En estas horas invocamos su intercesión en particular por el Papa emérito Benedicto XVI, que dejó este mundo ayer por la mañana. Todos nos unimos, con un solo corazón y una sola alma, para dar gracias a Dios por el don de este fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia.”

El lenguaje de María

La reflexión de Francisco se centra, en María que “en la gruta donde nació Jesús”, permanece en silencio, “acoge con asombro el misterio que vive, lo guarda todo en su corazón y, sobre todo, cuida del Niño”, a quien el Evangelio describe “acostado en el pesebre”, por tanto, acostado con cuidado. El Papa explica que estas palabras dan la idea “de que el lenguaje propio de María es el de la maternidad: cuidar al Niño con ternura”.

“Ésta es la grandeza de María: mientras los ángeles celebran, los pastores acuden y todos alaban a Dios en voz alta por el acontecimiento que ha sucedido, María no habla, no entretiene a los invitados explicándoles lo que le ha sucedido, no se roba el espectáculo; al contrario, pone al Niño en el centro, cuidándolo con amor.”

Francisco cita a la poetisa Alda Merini para comprender mejor la actitud de María: “Ella también sabía callar solemnemente, […] porque no quería perder de vista a su Dios”. Reitera que “el lenguaje típico de la maternidad es la ternura de los cuidados”, esto es lo que expresan las madres tras el parto poniendo “a sus bebés en el centro de toda su atención”, alimentándolos, estrechándolos en sus brazos, acostándolos “suavemente en la cuna”.

Aprender a cuidar de la creación y de los necesitados

Y el cuidado es también el lenguaje de la Madre de Dios, continúa el Papa, que, “como todas las madres”, llevando la vida en su seno, “nos habla de nuestro futuro”, exhortándonos, “si de verdad queremos que el nuevo año sea bueno, si queremos reconstruir la esperanza”, a que “dejemos los lenguajes, los gestos y las opciones inspiradas en el egoísmo y aprendamos el lenguaje del amor, que es el cuidado. Es decir, el cuidado es un nuevo lenguaje, que va en contra de estos lenguajes del egoísmo”.

“Este es el compromiso: cuidar de nuestra vida, cada uno de nosotros debe cuidar de su vida; cuidar de su tiempo, de su alma; cuidar de la creación y del medio ambiente en el que vivimos; y, aún más, cuidar de nuestro prójimo, de aquellos que el Señor ha puesto a nuestro lado, así como de nuestros hermanos y hermanas que están necesitados y reclaman nuestra atención y compasión. Mirando a la Virgen con el Niño allí, cuidando al Niño, aprendemos a cuidar a los demás, incluso a nosotros mismos, cuidando nuestra salud interior, nuestra vida espiritual, nuestra caridad.”

Ante la tragedia de la guerra, responsabilidad y compasión

Por último, Francisco, recordando que hoy es la Jornada Mundial de la Paz, recomienda recuperar “la conciencia de la responsabilidad que se nos ha confiado para construir el futuro”.

“Ante las crisis personales y sociales que vivimos, ante la tragedia de la guerra, ‘estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión. Y podemos hacerlo si cuidamos los unos de los otros y, todos juntos, cuidamos nuestra casa común.”

Y concluyendo su meditación mariana, el Papa nos exhorta de nuevo a rezar a la Virgen y pedirle ayuda para saber mirar con amor al prójimo.

“Imploramos a María Santísima, Madre de Dios, que en esta época contaminada por la desconfianza y la indiferencia, nos haga capaces de compasión y de cuidado, capaces de conmovernos y detenernos ante el otro, cuantas veces sea necesario””




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