En efecto, el evangelista relata que Marta se ocupa de la acogida de los huéspedes, mientras María se sienta a los pies de Jesús para escucharlo. Además, Marta le pide al Maestro que inste a María ayudarla con los quehaceres de la hospitalidad. Ar respecto el Obispo de Roma dijo: “La queja de Marta no parece fuera de lugar; por el contrario, sentimos que tenemos que darle la razón”.
Jesús cambia nuestra forma de pensar
“Y, sin embargo – prosiguió el Santo Padre – Jesús le responde: ‘Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada’. Es una respuesta que sorprende – añadió Francisco – pero Jesús muchas veces vuelca nuestra forma de pensar”.
“Preguntémonos entonces por qué el Señor, incluso apreciando la generosa atención de Marta, afirma que la actitud de María es preferible”
Primero el deber, después el placer
“La ‘filosofía’ de Marta – explicó Francisco – parece esta: primero el deber, después el placer. La hospitalidad, de hecho, no está hecha de bonitas palabras, sino que exige poner la mano en los fogones, ocuparse de todo lo necesario para que el huésped se sienta bien acogido. Esto, Jesús lo sabe muy bien. Y de hecho reconoce el esfuerzo de Marta”.
La parte buena: escuchar las palabras de Jesús
El Santo Padre dijo al respecto que el Señor quiere hacerle entender a Marta que “hay un orden de prioridad nuevo, diferente al que hasta ahora había seguido. María ha intuido que hay una ‘parte buena’ a la que hay que dar el primer lugar. Todo lo demás viene después, como un arroyo de agua que brota de la fuente”.
“¿Y qué es esta ‘parte buena’?”
“Es la escucha de las palabras de Jesús”, respondió el Pontífice, tal como dice el Evangelio: “María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra”. Notamos entonces – prosiguió – que “ella no escuchaba de pie, haciendo otras cosas, sino que estaba sentada a los pies de Jesús”.
Jesús no es un huésped como los demás
Y así Marta comprendió que Jesús “no es un huésped como los demás”, aunque a primera vista parezca que ha venido a recibir, porque necesita comida y alojamiento. En realidad – dijo Francisco – el Maestro ha venido para donarse a sí mismo mediante su palabra”.
“La palabra de Jesús no es abstracta, es una enseñanza que toca y plasma la vida, la cambia, la libera de las opacidades del mal, satisface e infunde una alegría que no pasa: es la parte buena. Por eso María le da el primer lugar: se detiene y escucha. El resto vendrá después”
“Esto no quita nada al valor del empeño práctico – añadió Francisco – pero eso no debe preceder, sino brotar de la escucha de la palabra de Jesús, debe estar animado por su Espíritu. De lo contrario, se reduce a fatigarse y agitarse por muchas cosas, a un activismo estéril”.
Aprovechar el tiempo de las vacaciones
“Hermanos y hermanas, aprovechemos este tiempo de vacaciones, para detenernos y ponernos en escucha de Jesús. Hoy cuesta cada vez más encontrar momentos libres para meditar. Para muchas personas los ritmos de trabajo son frenéticos, extenuantes. El período de verano puede ser valioso también para abrir el Evangelio y leerlo lentamente, sin prisa”
“Dejémonos interpelar por esas páginas – sugirió el Papa –preguntándonos cómo está yendo nuestra vida, si está en línea con lo que dice Jesús. En particular, preguntémonos: cuando empiezo el día, ¿me lanzo de cabeza a las cosas que tengo que hacer o busco primero la inspiración en la Palabra de Dios?”.
“Si salimos de casa por la mañana teniendo en mente una palabra de Jesús, el día adquirirá un tono marcado por esa palabra, que tiene el poder de orientar nuestras acciones según lo que el Señor quiere”
Y concluyó invocando a la Virgen María para que “nos enseñe a elegir la parte buena, que no nos quitarán nunca”.
Saludos del Papa
Tras el rezo de la antífona mariana del Ángelus, el Papa Francisco recordó la beatificación, que tuvo lugar ayer en Ellwangen, del jesuita Juan Felipe Jeningen, sacerdote de la Compañía de Jesús quien vivió en Alemania en la segunda mitad del siglo XVII.
A continuación, el Santo Padre hizo un llamamiento en favor de Sri Lanka, instando a que se encuentre “una solución pacífica a la crisis actual”, y volvió a expresar su cercanía a la población mártir de Ucrania, “golpeada cada día por una lluvia de misiles”. Y se refirió a su inminente viaje apostólico a Canadá.
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