enero 2, 2025 in Evangelios

Evangelio del 3 de enero del 2024 según san Juan 1, 29-34

Primera lectura

Lectura de la primera carta de Juan 2, 29 – 3, 6

 

Queridos hermanos:

Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él.

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!

El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.

Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifiesta, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.

Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley.

Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado.

Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no lo ha visto ni conocido.

 

Salmo de hoy

Salmo 97, 1bcde. 3cd-4. 5-6 R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios

 

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad. R/.

Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

 

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34

 

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dijo: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».

Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo”.

Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

Reflexión

El pasaje describe a Juan el Bautista señalando a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. La imagen del “cordero” desmonta la lógica de la violencia y la imposición, tan normalizadas en nuestra sociedad. A menudo se exalta la agresividad, la burla y la imposición de unos sobre otros, mientras se menosprecia la humildad y la entrega sincera. El “cordero” propuesto por Juan apunta justo a lo contrario: un poder que, lejos de aniquilar y someter, libera desde dentro y ofrece restauración.

Juan también declara que vio descender el Espíritu sobre Jesús, afirmando así que la fuerza divina no actúa con brutalidad ni amenazas, sino que se abre paso con suavidad y firmeza a la vez. La cultura dominante parece apostar por la revancha y la intolerancia ante todo aquel que disiente. Sin embargo, el Bautista pone en evidencia que una actitud distinta es posible y necesaria si no queremos seguir alimentando un espiral de destrucción mutua.

Llamar a Jesús “cordero” evidencia la fragilidad elegida como camino de salvación, algo que escandaliza a quien está acostumbrado a responder a todo con gritos o golpes. Buena parte de la humanidad se ha vuelto reacia a reconocer valores como la mansedumbre y la reconciliación, porque implican renunciar al ego desmedido y aceptar que la verdadera fuerza consiste en construir, no en dominar.

La enseñanza de Juan se convierte, por tanto, en un desafío directo para quienes no desean seguir la lógica habitual del atropello. Reconocer al Cordero de Dios es admitir que la transformación auténtica de la sociedad radica en soltar la soberbia y el afán de venganza, no en reforzarlos. Esta actitud, lejos de ser ingenua, constituye un último bastión de esperanza ante la amenaza real de una humanidad que corre el riesgo de autodestruirse si persiste en el desprecio del otro. Es ahí donde radica la fuerza del Evangelio: señalar una salida distinta, un sendero que rompe con la ley del más fuerte y aboga por una humanidad basada en la entrega y el respeto mutuo.




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