Evangelio del 20 de noviembre del 2024 según Mateo 6, 31-34
TEMPORAS DE PETICIÓN POR LA ACTIVIDAD HUMANA
Del libro del Génesis
1, 26 – 2, 3
Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine a los peces del mar, a las aves del cielo, a los animales domésticos y a todo animal que se arrastra sobre la tierra”.
Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen suya lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”.
Y dijo Dios: “He aquí que les entrego todas las plantas de semilla que hay sobre la faz de la tierra, y todos los árboles que producen fruto y semilla, para que les sirvan de alimento. Y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todos los seres que respiran, también les doy por alimento las verdes plantas”. Y así fue. Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno. Fue la tarde y la mañana del sexto día.
Así quedaron concluidos el cielo y la tierra con todos sus ornamentos, y terminada su obra, descansó Dios el séptimo día de todo cuanto había hecho. Dios bendijo el séptimo día y lo consagró, porque ese día cesó de trabajar en la creación del universo.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
89, 2. 3-4. 12-13. 14 y 16
R/. Haz, Señor, que prosperen las obras de nuestras manos.
Desde antes que surgieran las montañas
y la tierra y el mundo apareciesen,
existes tú, Dios mío,
desde siempre y por siempre. R/.
Tú haces volver al polvo a los humanos,
diciendo a los mortales que retornen.
Mil años para ti son como el día
que ya pasó, como una breve noche. R/.
Haznos captar lo breve de la vida
y seremos sensatos.
¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener
compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo? R/.
Llénanos de tu amor por la mañana
y júbilo será la vida toda.
Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos
puedan mirar tus obras y tu gloria. R/.
Aclamación antes del Evangelio
Sal 67, 20
Aleluya, aleluya.
Bendito sea el Señor día tras día, que nos lleve en sus alas y nos salve.
Aleluya.
No se preocupen por el mañana.
Del santo Evangelio según san Mateo
6, 31-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No se inquieten pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas”.
Palabra del Señor.
Reflexión
–Hoy celebramos las Témporas de Petición por la Actividad Humana, pero ¿qué son las témporas?
Las Témporas son celebraciones litúrgicas tradicionales de la Iglesia Católica que tienen un origen antiguo y están vinculadas con el ciclo de las estaciones del año, expresando una profunda conexión entre la fe y la vida cotidiana, particularmente en relación con la naturaleza, la actividad humana y la gratitud a Dios.
Témporas de Petición por la Actividad Humana: Se celebran para pedir por el trabajo de las personas y la dignidad de todas las actividades humanas, recordando la importancia del esfuerzo y la contribución al bien común. Está orientada a pedir la bendición de Dios sobre el trabajo de los seres humanos, para que cada labor sea realizada con justicia, respeto y solidaridad.
En el pasaje de Mateo 6, 31-34 el mensaje de Jesús en este pasaje invita a soltar las preocupaciones que nos desgastan y a confiar plenamente en la providencia divina. “No se inquieten diciendo: ¿Qué comeremos? ¿Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos?” nos interpela directamente, especialmente en un mundo donde el afán por lo material domina muchas veces nuestras prioridades.
Jesús no ignora las necesidades básicas, pero su enseñanza nos lleva a mirar más allá de ellas. Al mencionar que “el Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas”, nos recuerda que nuestras angustias, aunque legítimas, no deben ser el centro de nuestra existencia. Este llamado no es a la pasividad, sino a priorizar lo esencial, a buscar lo que realmente llena el espíritu y da sentido a la vida.
La invitación a “buscar primero el Reino de Dios y su justicia” nos impulsa a enfocar nuestra energía en lo que construye, lo que eleva y da paz. Esto no significa descuidar nuestras responsabilidades, sino evitar que la ansiedad por el futuro consuma el presente. Jesús sabe que el temor por lo que vendrá puede nublar nuestra capacidad de disfrutar y vivir con plenitud.
Hoy, este mensaje tiene un eco profundo. En una sociedad donde el estrés, las metas inalcanzables y la constante comparación son moneda corriente, la voz de Jesús resuena como un recordatorio urgente: lo verdaderamente importante no se encuentra en lo que acumulamos, sino en la confianza, el amor y la búsqueda de lo justo.
Finalmente, sus palabras sobre “bastar a cada día su propio afán” nos invitan a vivir con mayor serenidad. No es un llamado a la despreocupación irresponsable, sino una invitación a enfocarnos en el momento presente, confiando en que cada día traerá sus propios desafíos y sus propias bendiciones. Es una invitación a vivir con paz interior, sabiendo que no estamos solos en el camino.
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