agosto 24, 2024 in Evangelios

Evangelio del 24 de agosto del 2024 según san Juan 1, 45-51

Fiesta de San Bartolomé, Apóstol

Lectionary: 629

Primera lectura

Apoc 21, 9-14
Uno de los ángeles me habló y me dijo: “Ven, que te voy a enseñar a la novia, a la esposa del Cordero”. Entonces me transportó en espíritu a una montaña elevada y me mostró a Jerusalén, la ciudad santa, que descendía del cielo, resplandeciente con la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra preciosa, como el de un diamante cristalino.

Tenía una muralla ancha y elevada, con doce puertas monumentales, y sobre ellas, doce ángeles y doce nombres escritos, los nombres de las doce tribus de Israel. Tres de estas puertas daban al oriente, tres al norte, tres al sur y tres al poniente. La muralla descansaba sobre doce cimientos, en los que estaban escritos los doce nombres de los apóstoles del Cordero.

Salmo Responsorial

Salmo 144, 10-11. 12-13. 17-18

R. (cf. 12a) Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino
y den a conocer tus maravillas.
R. Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Que muestren a los hombres tus proezas,
el esplendor y la gloria de tu reino.
Tu reino, Señor, es para siempre
y tu imperio, por todas las generaciones.
R. Señor, que todos tus fieles te bendigan.
Siempre es justo el Señor en sus designios
y están llenas de amor todas sus obras.
No está lejos de aquellos que lo buscan;
muy cerca está el Señor, de quien lo invoca.
R. Señor, que todos tus fieles te bendigan.

Aclamación antes del Evangelio

Jn 1, 49
R. Aleluya, aleluya.
Maestro, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el rey de Israel.
R. Aleluya.

Evangelio

Jn 1, 45-51
En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”. Natanael replicó: “¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?” Felipe le contestó: “Ven y lo verás”.

Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Éste es un verdadero israelita en el que no hay doblez”. Natanael le preguntó: “¿De dónde me conoces?” Jesús le respondió: “Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”. Respondió Natanael: “Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”. Después añadió: “Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

Reflexión

En el pasaje de Juan 1, 45-51, encontramos un encuentro profundo y revelador entre Jesús y Natanael, quien, según la tradición, es identificado como San Bartolomé, uno de los doce apóstoles. Este encuentro resalta la capacidad de Jesús de ver más allá de las apariencias, de conocer el corazón y las intenciones de cada persona.

Cuando Felipe le dice a Natanael que han encontrado a aquel de quien Moisés y los profetas escribieron, Natanael responde con escepticismo: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” Sin embargo, al acercarse a Jesús, Natanael queda sorprendido cuando el Maestro le revela que lo vio bajo la higuera antes de que Felipe lo llamara. Esta afirmación de Jesús no solo señala su conocimiento profundo y misterioso de Natanael, sino también su divina percepción de la interioridad humana.

Este pasaje nos lleva a reflexionar sobre cómo Dios nos conoce de manera integral, más allá de nuestras palabras y acciones, penetrando en lo más profundo de nuestro ser. Jesús vio en Natanael un hombre sin engaño, un corazón sincero, a pesar de su duda inicial. De la misma manera, Dios ve en nosotros lo que muchas veces ni nosotros mismos alcanzamos a comprender. Nos conoce en nuestra esencia, en nuestras fortalezas y debilidades, y nos llama a seguirlo, respetando siempre nuestra libertad de elección.

La figura de San Bartolomé nos recuerda que el seguimiento de Cristo no está exento de desafíos y cuestionamientos. Natanael, aunque inicialmente escéptico, se convierte en un testigo ferviente del poder de Jesús. Su vida, como apóstol, es testimonio de la transformación que ocurre cuando permitimos que Cristo nos vea y nos llame por nuestro nombre.

Al igual que Natanael, todos tenemos la libertad de elegir el camino que seguiremos, pero es en la apertura a la mirada de Jesús, en el reconocimiento de su conocimiento profundo sobre nosotros, donde encontramos la fuerza para caminar por el sendero que Él nos señala. Un camino que, aunque a veces incomprensible o incierto, es el camino de la verdad y la vida que nos lleva a la plenitud en Dios.

Que al recordar a San Bartolomé, apóstol y mártir, podamos también nosotros responder con sinceridad al llamado de Jesús, confiando en que Él nos conoce completamente y nos guía hacia el verdadero bien, respetando siempre nuestra libertad para elegir, pero con la esperanza de que nuestras decisiones estén alineadas con Su amor y propósito para nosotros.




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