agosto 22, 2024 in Evangelios

Evangelio del 23 de agosto del 2024 según san Mateo 13, 44-46

Memoria opcional de Santa Rosa de Lima, virgen

Lectionary: 628

Común de vírgenes, o de santos [por los religiosos].

Primera Lectura

2 Corintios 10, 17–11, 2

Hermanos: Si alguno quiere enorgullecerse, que se enorgullezca en el Señor, porque el hombre digno de aprobación no es aquel que se alaba a sí mismo, sino aquel a quien el Señor alaba.

Ojalá soportaran ustedes que les dijera unas cuantas cosas sin sentido. Sopórtenmelas, pues estoy celoso de ustedes con celos de Dios, ya que los he desposado con un solo marido y los he entregado a Cristo como si fueran ustedes una virgen pura.

Salmo Responsorial

Del Salmo 148

R. Jóvenes y doncellas, alaben al Señor.
O bien:
R. Aleluya.
Alaben al Señor en las alturas,
alábenlo en el cielo;
que alaben al Señor todos sus ángeles,
celestiales ejércitos.
R. Jóvenes y doncellas, alaben al Señor.
O bien:
R. Aleluya.
Reyes y pueblos todos de la tierra,
gobernantes y jueces de este mundo;
jóvenes y doncellas,
niños y ancianos juntos,
el nombre del Señor alaben todos,
pues su nombre es excelso.
R. Jóvenes y doncellas, alaben al Señor.
O bien:
R. Aleluya.
Su gloria sobrepasa cielo y tierra
y ha hecho fuerte a su pueblo.
Que lo alaben los fieles de Israel,
a quien él eligió como su pueblo.
R. Jóvenes y doncellas, alaben al Señor.
O bien:
R. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio

Juan 15, 9. 5

R.    Aleluya, aleluya.
Permanezcan en mi amor, dice el Señor.
El que permanece en mí y yo en él,
ése da fruto abundante.
R.    Aleluya.

Evangelio

Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra”.

Reflexión

El evangelio de Mateo 13, 44-46 nos presenta una poderosa metáfora sobre el Reino de los Cielos, comparándolo con un tesoro escondido en un campo y una perla de gran valor. Estas parábolas nos invitan a reflexionar sobre lo que realmente consideramos valioso en nuestras vidas.

 

Hoy en día, es cada vez más difícil otorgar el verdadero valor a aquellos asuntos que nutren y enriquecen nuestro espíritu. Nos encontramos fácilmente atraídos por lo que aparenta ser beneficioso de manera inmediata y tangible, a menudo cayendo en el egoísmo y el materialismo. Este enfoque puede cegarnos ante la riqueza espiritual que se nos ofrece, haciendo que ignoremos aquello que, en última instancia, tiene un valor eterno.

 

Aplicar la enseñanza del evangelio de Mateo en nuestra vida cotidiana implica una reorientación constante de nuestras prioridades. Estamos llamados a discernir con sabiduría y valor lo que verdaderamente enriquece nuestra vida espiritual. Esto puede manifestarse en la práctica diaria de dedicar tiempo a la oración, cultivar relaciones que nos acerquen a Dios, y tomar decisiones que reflejen valores del Reino, como la justicia, la compasión y la generosidad. Al igual que el hombre que vendió todo por adquirir el tesoro escondido o la perla preciosa, se nos insta a sacrificar lo superfluo y transitorio para abrazar lo que tiene un valor eterno. En la cotidianidad, esto significa elegir lo que edifica nuestra alma sobre lo que solo satisface momentáneamente nuestros deseos. Este enfoque nos permite vivir con un propósito más profundo y experimentar una paz que trasciende las circunstancias temporales. 

 

En este día, celebramos la fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen y patrona de América Latina, quien supo reconocer y vivir plenamente el valor del Reino de los Cielos. Santa Rosa renunció a todas las comodidades y placeres mundanos para consagrarse completamente a Dios, hallando en Él el tesoro más preciado. Su vida es un testimonio elocuente de cómo podemos encontrar una paz y una alegría duraderas cuando priorizamos lo espiritual sobre lo material.

Santa Rosa nos enseña que el verdadero tesoro no se encuentra en las riquezas terrenales, sino en una vida vivida en profunda comunión con Dios. En su ejemplo, somos llamados a reconsiderar nuestras prioridades y a buscar con todo nuestro corazón aquello que beneficia y eleva nuestra alma. Que su intercesión nos inspire a valorar más lo eterno, y a vivir una vida que refleje la belleza del Reino d e los Cielos.




Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Al navegar por este sitio web, aceptas nuestras políticas de privacidad.
Acepto