julio 5, 2024 in Evangelios

Evangelio del 5 de julio del 2024

Viernes de la XIII semana del Tiempo ordinario

Lectionary: 381

Primera lectura

Am 8, 4-6. 9-12
Escuchen esto, los que buscan al pobre
sólo para arruinarlo
y andan diciendo:
“¿Cuándo pasará el descanso del primer día del mes
para vender nuestro trigo,
y el descanso del sábado
para reabrir nuestros graneros?”
Disminuyen las medidas,
aumentan los precios,
alteran las balanzas,
obligan a los pobres a venderse;
por un par de sandalias los compran
y hasta venden el salvado como trigo.

“Pues bien, en aquel día, dice el Señor,
yo haré que se oscurezca el sol en pleno día
y, a plena luz, cubriré la tierra de tinieblas.
Convertiré en duelo las fiestas de ustedes
y en gemidos, sus canciones.
Haré que todos se vistan de sayal
y se rapen por completo la cabeza.
Ese día será como de luto por el hijo único
y su final será de llanto y amargura.

Días vendrán, dice el Señor,
en que les haré sentir hambre,
pero no hambre de pan ni sed de agua,
sino de oír la palabra del Señor.

Entonces andarán errantes
de norte a sur y de oriente a poniente
buscando la palabra del Señor,
pero no la encontrarán”.

Salmo Responsorial

Salmo 118, 2.10. 20. 30. 40. 131

R. Con todo el corazón, Señor, te busco.
Dichoso el que es fiel a las enseñanzas del Señor
y lo busca de todo corazón.
Con todo el corazón te voy buscando,
no me dejes desviar de tus preceptos.
R. Con todo el corazón, Señor, te busco.
Mi alma se consume,
Deseando sin cesar tus mandamientos.
He escogido el camino de la lealtad
a tu voluntad y a tus mandamientos.
R. Con todo el corazón, Señor, te busco.
Mira cómo anhelo tus decretos:
dame vida con tu justicia.
Hondamente suspiro, Señor,
por guardar tus mandamientos.
R. Con todo el corazón, Señor, te busco.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 11, 28
R. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados
y agobiados por la carga,
y yo les daré alivio, dice el Señor.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 9, 9-13
En aquel tiempo, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado a su mesa de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.

Después, cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?” Jesús los oyó y les dijo: “No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Reflexión

En este pasaje, observamos el llamado de Mateo en el capítulo 9, 9-13, un cobrador de impuestos, para convertirse en discípulo de Jesús. Este acto nos ofrece una lección profunda sobre la inclusión y la misericordia.

Cuando Jesús vio a Mateo sentado en la oficina de impuestos, no lo juzgó por su ocupación o su pasado. En cambio, lo invitó a seguirlo con las simples palabras: “Sígueme”. Esta invitación nos revela que el amor de Jesús no tiene fronteras ni prejuicios. A través de este acto, se nos muestra que la gracia divina está disponible para todos, sin importar nuestra historia o posición.

Mateo aceptó la invitación y, al hacerlo, su vida cambió radicalmente. Esta transformación nos recuerda que seguir a Jesús implica un cambio de corazón y de vida. No importa cuán alejados nos sintamos, siempre podemos responder al llamado divino y encontrar una nueva dirección.

Cuando los fariseos criticaron a Jesús por comer con recaudadores de impuestos y pecadores, Él respondió: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”. Esta respuesta subraya la misión de Jesús de buscar a aquellos que están perdidos y necesitados de redención. Nos enseña que la comunidad cristiana debe ser un espacio de acogida y sanación, donde se valoren la compasión y el perdón por encima de la condena y el rechazo.

En nuestra vida diaria, esta enseñanza nos invita a ser más inclusivos y a ofrecer segundas oportunidades. Nos desafía a mirar más allá de las apariencias y a valorar a cada persona como un ser amado por Dios, digno de gracia y amor.

Reflexionemos hoy sobre cómo podemos ser instrumentos de misericordia en nuestro entorno. ¿De qué manera podemos abrir nuestros corazones para acoger a aquellos que, como Mateo, buscan una nueva oportunidad? Permitamos que la luz de Jesús brille a través de nuestras acciones, llevando esperanza y amor a todos los rincones de nuestra comunidad.




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