Evangelio del 1 de junio del 2024
Memoria de San Justino, mártir
Lectionary: 352
Primera lectura
A los indecisos traten de convencerlos, para arrancarlos del fuego de la condenación; a los otros, manifiéstenles compasión, pero con cautela, aborreciendo aun la ropa contaminada por su mala vida.
Al Dios único, nuestro Salvador, que puede preservarlos a ustedes de todo pecado y hacer que se presenten ante su gloria gozosos y sin mancha, honor y gloria, fuerza y poder, por Jesucristo, nuestro Señor, desde siempre, ahora y por todos los siglos. Amén.
Salmo Responsorial
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco;
de ti sedienta está mi alma.
Señor, todo mi ser te añora
como el suelo reseco añora del agua.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Para admirar tu gloria y tu poder,
con este afán te busco en tu santuario.
Pues mejor es tu amor que la existencia;
siempre, Señor, te alabarán mis labios.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Podré así bendecirte mientras viva
y levantar en oración mis manos.
De lo mejor se saciará mi alma;
te alabaré con jubilosos labios.
R. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Aclamación antes del Evangelio
Que la palabra de Cristo habite en ustedes abundantemente.
Háganlo todo dando gracias a Dios Padre, por medio de Cristo.
R. Aleluya.
Evangelio
Jesús les respondió: “Les voy a hacer una pregunta. Si me la contestan yo les diré con qué autoridad hago todo esto. El bautismo de Juan, ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contéstenme”.
Ellos se pusieron a razonar entre sí: “Si le decimos que de Dios, nos dirá: ‘Entonces ¿por qué no le creyeron?’, y ¿si le decimos que de los hombres…?” Pero, como le tenían miedo a la multitud, pues todos consideraban a Juan como verdadero profeta, le respondieron a Jesús: “No lo sabemos”. Entonces Jesús les replicó: “Pues tampoco yo les diré con qué autoridad hago todo esto”.
En nuestra vida cotidiana, a menudo nos encontramos con situaciones que nos desafían a cuestionar la autoridad y las decisiones que se toman. El fragmento del Evangelio de Marcos 11, 27-33, nos presenta una escena donde la autoridad de Jesús es cuestionada por los líderes religiosos de su tiempo. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la autoridad y la humildad necesaria para reconocer la verdad.
En el contexto actual, esta reflexión nos recuerda que en nuestras familias, comunidades y lugares de trabajo, a menudo enfrentamos diferentes dilemas donde debemos discernir quién tiene la legitimidad para guiar y tomar decisiones. No se trata simplemente de posiciones de poder, sino de la autenticidad y el compromiso con el bienestar común.
Podemos aplicar esta enseñanza a nuestro entorno familiar, social y personal. A menudo, las verdaderas autoridades son aquellas que actúan con integridad y desinterés, buscando siempre el bien de los demás antes que el propio. Es crucial cultivar una actitud de discernimiento y humildad, reconociendo que la verdadera sabiduría puede provenir de fuentes inesperadas y que todos estamos llamados a contribuir al bien común con nuestras acciones y decisiones diarias.
Además, este pasaje nos lleva a reflexionar sobre nuestra capacidad de escucha y apertura al cambio. A menudo, nuestras propias ideas y prejuicios pueden nublar nuestro juicio, impidiéndonos ver la verdad y aceptar la guía de aquellos que verdaderamente actúan con sabiduría y compasión. Es vital que, en nuestro día a día, practiquemos la empatía y la capacidad de escuchar a los demás, reconociendo que la verdad y la justicia pueden manifestarse de maneras que no esperamos y a través de personas que, quizás, no hubiéramos considerado como autoridades. En este sentido, el Evangelio nos desafía a ser tanto líderes como seguidores humildes, siempre dispuestos a aprender y crecer en comunidad.
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