abril 5, 2024 in Evangelios

Evangelio del 6 de abril del 2024

Sábado de la octava de Pascua

Lectionary: 266

Primera lectura

Hch 4, 13-21

En aquellos días, los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas, se quedaron sorprendidos al ver el aplomo con que Pedro y Juan hablaban, pues sabían que eran hombres del pueblo sin ninguna instrucción. Ya los habían reconocido como pertenecientes al grupo que andaba con Jesús, pero no se atrevían a refutarlos, porque ahí estaba de pie, entre ellos, el hombre paralítico que había sido curado.

Por consiguiente, les mandaron que salieran del sanedrín, y ellos comenzaron a deliberar entre sí: “¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Han hecho un milagro evidente, que todo Jerusalén conoce y que no podemos negar; pero a fin de que todo esto no se divulgue más entre el pueblo, hay que prohibirles con amenazas hablar en nombre de Jesús”.

Entonces mandaron llamar a Pedro y a Juan y les ordenaron que por ningún motivo hablaran ni enseñaran en nombre de Jesús. Ellos replicaron: “Digan ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes antes que a Dios. Nosotros no podemos dejar de contar lo que hemos visto y oído”.

Los miembros del sanedrín repitieron las amenazas y los soltaron, porque no encontraron la manera de castigarlos, ya que el pueblo entero glorificaba a Dios por lo sucedido.

Salmo Responsorial

Salmo 117, 1 y 14-15. 16ab-18. 19-21

R. (21a) La diestra del Señor ha hecho maravillas. Aleluya.
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
El Señor es mi fuerza y mi alegría;
en el Señor es mi salvación.
Escuchemos el canto de victoria
que sale de la casa de los justos.
R. La diestra del Señor ha hecho maravillas. Aleluya.
“La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo”.
No moriré, continuaré viviendo
para contar lo que Señor ha hecho.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me abandonó a la muerte.
R. La diestra del Señor ha hecho maravillas. Aleluya.
Ábranme las puertas del templo,
que quiero entrar a dar gracias a Dios.
Esta es la puerta del Señor
y por ella entrarán los que le viven fieles.
Te doy gracias, Señor, pues me escuchaste
y fuiste para mí la salvación.
R. La diestra del Señor ha hecho maravillas. Aleluya.

Secuencia — opcional

Victimae paschali laudes

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado,
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la vida,
triunfante se levanta.

“¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?’’
“A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Vengan a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí verán los suyos
la gloria de la Pascua’’.

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.

Aclamación antes del Evangelio

Sal 117, 24

R. Aleluya, aleluya.
Éste es el día del triunfo del Señor,
día de júbilo y de gozo.
R. Aleluya.

Evangelio

Mc 16, 9-15

Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia a los discípulos, los cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.

Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.

Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto resucitado. Jesús les dijo entonces: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura”.

Reflexión

Marcos 16, 9-15 narra eventos cruciales del Nuevo Testamento, específicamente la resurrección de Jesús y sus primeras apariciones a sus seguidores, concluyendo con la gran comisión de ir y predicar el evangelio a toda la creación. Este pasaje, aunque breve, está lleno de temas y lecciones profundas que son fundamentales para la fe cristiana.

La primera aparición de Jesús a María Magdalena destaca la importancia de la fe y el reconocimiento del Señor incluso en los momentos más inesperados. María Magdalena, quien había sido liberada por Jesús de siete demonios, es un ejemplo de transformación y dedicación. Su encuentro con Jesús resucitado muestra cómo la gracia transformadora de Dios puede cambiar vidas. La inclusión de mujeres como las primeras testigos de la resurrección también desafía las normas sociales y religiosas de la época, resaltando el valor igualitario que Jesús asigna a todos sus seguidores.

La incredulidad de los discípulos ante los testimonios de las apariciones de Jesús subraya la naturaleza humana y la dificultad de creer sin ver. Sin embargo, este escepticismo también prepara el escenario para una comprensión más profunda de la fe, que va más allá de la evidencia visible. La fe requiere confianza y la voluntad de creer en lo que no se puede ver o entender completamente.

Finalmente, la gran comisión de ir y predicar el evangelio a toda la creación no solo es un llamado a la acción para los discípulos originales, sino para todos los creyentes a través de las generaciones. Este mandato enfatiza la universalidad del mensaje de Jesús y la responsabilidad de los creyentes de compartir el amor y la gracia de Dios con todos, sin distinción.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe y cómo respondemos al llamado a ser testigos del evangelio. Nos reta  a ver más allá de nuestras dudas y miedos, reconociendo que la resurrección de Jesús es el fundamento de nuestra esperanza y salvación. También nos recuerda la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo en nuestra jornada de fe, reconociendo que, a pesar de nuestras fallas y dudas, estamos llamados a compartir el mensaje transformador del amor de Dios.

En un mundo lleno de incertidumbre y desafíos, Marcos nos ofrece un mensaje de esperanza, renovación y misión. Nos motiva a mirar más allá de nuestras limitaciones personales y a participar activamente en la difusión de la buena nueva de Jesucristo a todas las personas, en todos los lugares y en todo momento.

 




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