Lecturas del 9 de febrero del 2024
Viernes de la V semana del Tiempo ordinario
Lectionary: 333
Primera lectura
Estaban los dos solos en el campo. Ajías tomó su manto, lo rasgó en doce pedazos y le dijo a Jeroboam: “Toma diez pedazos, pues el Señor, Dios de Israel, te manda decir: ‘Voy a desgarrar el reino de Salomón. A ti te daré diez tribus, y a Salomón solamente le dejaré una en consideración a David, mi siervo, y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel'”.
Y desde entonces hasta el día de hoy, Israel se separó de la casa de David.
Salmo Responsorial
R. (cf. 11a y 9a) Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos.
No tendrás otro Dios fuera de mí,
ni adorarás a dioses extranjeros.
Pues yo, el Señor, soy el Dios tuyo,
el que te sacó de Egipto, tu destierro.
R. Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos.
Pero Israel no oyó mi voz
y mi pueblo no quiso obedecerme.
Los entregué, por eso, a sus caprichos
y los dejé vivir como quisiesen.
R. Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos.
¡Ojalá que mi pueblo escuchara
y cumpliera Israel con mis mandatos!
Yo, al punto, humillaría a sus enemigos
y sentirían mi mano sus contrarios.
R. Israel, yo soy tu Dios: cumple mis mandatos.
Aclamación antes del Evangelio
Abre, Señor, nuestros corazones,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
R. Aleluya.
Evangelio
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Reflexión
El episodio de la curación del sordo y mudo por Jesús, detallado en Marcos 7:31-37, no es meramente un relato de un milagro más; encierra una rica fuente de simbolismo y mensaje para la actualidad. Este acto de Jesús trasciende el hecho milagroso, sirviendo como una poderosa metáfora de la transformación y el despertar espiritual.
En una época dominada por el constante bombardeo de información y la comunicación superficial a través de las redes sociales, este pasaje nos confronta con la esencialidad de “escuchar” en un sentido más profundo. El milagro no solo habilita al hombre para oír y hablar sino que, simbólicamente, lo reintegra a la comunidad, restituyendo la capacidad de participar plenamente en la vida social y espiritual.
Esta narrativa nos interpela directamente, invitándonos a reflexionar sobre nuestras propias incapacidades de “escuchar” y “hablar” en el contexto de nuestra relación con los demás y con Dios. Vivimos en un mundo donde el arte de la escucha activa se ha devaluado, donde a menudo somos sordos a las necesidades y sufrimientos ajenos, y donde nuestras palabras frecuentemente carecen de la profundidad y la sinceridad necesarias para construir puentes genuinos de entendimiento.
La invitación del “Effetá” es, por tanto, un llamado a cada uno de nosotros a abrir no solo nuestros oídos, sino nuestros corazones, a la verdad, al dolor, a la esperanza y al amor que nos rodea. Es un desafío a ser más conscientes de nuestra propia sordera espiritual y mudez, a reconocer dónde hemos fallado en escuchar verdaderamente y en expresar nuestras verdades más profundas.
En términos de aplicación práctica, este pasaje nos motiva a buscar la sanación de nuestras propias incapacidades comunicativas y de escucha. Nos anima a fomentar una cultura de la escucha activa y empática, donde realmente nos esforcemos por entender a los demás antes de buscar ser entendidos. Nos impulsa a utilizar nuestras palabras para sanar, unir, y edificar, en lugar de dividir o herir.
Por último, este relato nos recuerda que, en el corazón de la fe cristiana, está el llamado a ser comunidad, a vivir en relación unos con otros de manera auténtica y amorosa. La sanación del sordo y mudo es un testimonio del deseo de Dios de que todos seamos plenamente participativos en la vida de la comunidad, capaces de escuchar su voz y de comunicar su amor incondicional al mundo.
En este mundo que a menudo valora la eficiencia sobre la empatía, y la cantidad sobre la calidad de nuestras interacciones, el mensaje de Marcos resuena con un poder renovado, invitándonos a redescubrir el valor sagrado de la comunicación genuina y la conexión humana.
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