Lecturas del 1 de febrero del 2024
Jueves de la IV semana del Tiempo ordinario
Lectionary: 326
Primera lectura
Cuando el rey David murió, lo sepultaron en la llamada ciudad de David. Reinó sobre Israel durante cuarenta años: siete en Hebrón, y treinta y tres en Jerusalén. Su hijo Salomón lo sucedió en el trono y su reino se consolidó.
Salmo Responsorial
Bendito seas, Señor,
Dios de nuestro padre Jacob,
Desde siempre y para siempre.
R. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Tuya es la grandeza y el poder
el honor, la majestad y la gloria,
pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra.
R. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Tuyo, Señor, es el reino,
tú estás por encima de todos los reyes.
De ti provienen las riquezas y la gloria.
R. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Tu lo gobiernas todo,
en tu mano están la fuerza y el poder
y de tu mano proceden la gloria y la fortaleza.
R. Bendito seas, Señor, Dios nuestro.
Aclamación antes del Evangelio
El Reino de Dios ya está cerca, dice el Señor;
arrepiéntanse y crean en el Evangelio.
R. Aleluya.
Evangelio
Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.
Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Reflexión
La enseñanza que Jesús imparte al enviar a sus discípulos de dos en dos se sumerge en la profundidad de la experiencia humana compartida. Esta acción revela un entendimiento sutil de la interdependencia en nuestro viaje espiritual, destacando cómo el apoyo y la colaboración enriquecen nuestra búsqueda de significado y propósito.
Instruir a los discípulos a viajar con lo esencial sugiere una reevaluación de nuestras prioridades. Jesús, a través de esta directiva, propone una mirada renovada hacia una vida menos centrada en lo material y más enfocada en la fe y la confianza en la generosidad humana y divina. Esta perspectiva ofrece una alternativa refrescante a la tendencia acumulativa de la sociedad moderna.
La recomendación de Jesús sobre cómo manejar el rechazo, sacudiendo el polvo de los pies, encierra una sabiduría sobre la dignidad y el respeto por las decisiones ajenas. Este acto simbólico enseña sobre la importancia de mantener la integridad personal frente al desacuerdo o la indiferencia, preservando la dignidad propia y la de los demás.
La misión dada a los discípulos, centrada en el arrepentimiento, la sanación y la liberación, resuena como un llamado a la transformación personal y colectiva. Estas acciones, más allá de su sentido literal, representan un compromiso con la justicia, la misericordia y la liberación de las formas de opresión y sufrimiento presentes en la sociedad.
Así, este pasaje del Evangelio no se limita a ser una crónica de tiempos pasados; refleja interrogantes y posibilidades vigentes en nuestro tiempo. Impulsa una vida marcada por la confianza, el apoyo mutuo, la solidaridad y la participación activa en la creación de una comunidad más justa y compasiva. Este texto, en su esencia, es un llamado a vivir los valores del Evangelio en cada faceta de nuestra existencia.
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