enero 27, 2024 in Evangelios

Lecturas del 28 de enero del 2024 :: IV Domingo Ordinario

Lectionary: 71

Primera lectura

Dt 18, 15-20
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: “El Señor Dios hará surgir en medio de ustedes, entre sus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharán. Eso es lo que pidieron al Señor, su Dios, cuando estaban reunidos en el monte Horeb: ‘No queremos volver a oír la voz del Señor nuestro Dios, ni volver a ver otra vez ese gran fuego; pues no queremos morir’.

El Señor me respondió: ‘Está bien lo que han dicho. Yo haré surgir en medio de sus hermanos un profeta como tú. Pondré mis palabras en su boca y él dirá lo que le mande yo. A quien no escuche las palabras que él pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Pero el profeta que se atreva a decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de otros dioses, será reo de muerte’ “.

Salmo Responsorial

Salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9

R. (8) Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor,
aclamemos al Dios que nos salva.
Acerquémonos a él, llenos de júbilo,
y démosle gracias.
R. (8) Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, y puestos de rodillas,
adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo,
pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo;
él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.
R. (8) Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice:
“No endurezcan su corazón,
como el día de la rebelión en el desierto,
cuando sus padres dudaron de mí,
aunque habían visto mis obras”.
R. (8) Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Segunda Lectura

1 Cor 7, 32-35
Hermanos: Yo quisiera que ustedes vivieran sin preocupaciones. El hombre soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarle; en cambio, el hombre casado se preocupa de las cosas de esta vida y de cómo agradarle a su esposa, y por eso tiene dividido el corazón. En la misma forma, la mujer que ya no tiene marido y la soltera se preocupan de las cosas del Señor y se pueden dedicar a él en cuerpo y alma. Por el contrario, la mujer casada se preocupa de las cosas de esta vida y de cómo agradarle a su esposo.

Les digo todo esto para bien de ustedes. Se lo digo, no para ponerles una trampa, sino para que puedan vivir constantemente y sin distracciones en presencia del Señor, tal como conviene.

Aclamación antes del Evangelio

Mt 4, 16
R. Aleluya, aleluya.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz.
Sobre los que vivían en tierra de sombras
una luz resplandeció.
R. Aleluya.

Evangelio

Mc 1, 21-28
En aquel tiempo, se hallaba Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Reflexión

En el relato del Evangelio según San Marcos, capítulo 1, versículos del 21 al 28, se nos presenta un episodio donde Jesús enseña en la sinagoga y expulsa un espíritu inmundo de un hombre. Este pasaje, ofrece una mirada profunda a la autoridad y el poder de Jesús, así como su impacto en la comunidad de su tiempo y su relevancia para nosotros en la actualidad.

La narrativa se ubica en Cafarnaúm, un centro neurálgico de las actividades ministeriales tempranas de Jesús. Al enseñar en la sinagoga, Jesús se distingue de los escribas por su modo de impartir sabiduría. Su enseñanza, descrita como dotada de autoridad, contrasta con las prácticas habituales de los maestros de la ley, quienes a menudo se apoyaban en la autoridad de las tradiciones rabínicas más que en una comprensión profunda y personal de las Escrituras.

La irrupción de un hombre poseído por un espíritu inmundo pone de manifiesto no solo el poder de Jesús sobre las fuerzas espirituales, sino también su compasión y su voluntad de restaurar la dignidad y la integridad de los individuos afligidos. La expulsión del espíritu maligno no solo libera al hombre de su tormento, sino que también revela la presencia del reino de Dios actuando a través de Jesús, marcando un punto de inflexión en la comprensión del poder divino y su manifestación en el mundo.

Este episodio resalta la confrontación entre el orden establecido, simbolizado por las enseñanzas de los escribas, y la nueva enseñanza que Jesús trae, caracterizada por una autoridad intrínseca y un poder que va más allá de las palabras, evidenciado en actos de sanación y liberación. La reacción de la multitud, llena de asombro y preguntas sobre la nueva enseñanza, refleja el impacto disruptivo de Jesús en las normas religiosas y sociales de su época.

Para la sociedad contemporánea, este relato resuena con el anhelo de autenticidad y transformación. En esta época  saturada de información y frecuentemente carente de verdadera sabiduría, la autoridad con la que Jesús enseña nos invita a buscar fuentes de conocimiento y guía que trascienden la superficialidad y las opiniones cambiantes de la sociedad. Su poder para liberar de las ataduras, ya sean físicas, emocionales o espirituales, nos alienta a buscar la sanación y la libertad en aspectos de nuestra vida que pueden estar limitados por miedos, dudas o influencias negativas.

A través de este episodio en la sinagoga de Cafarnaúm, se nos recuerda la continua presencia y acción de Dios en el mundo, invitándonos a abrir nuestros corazones y mentes a la profundidad de la enseñanza y la transformación que esta presencia implica. Nos lleva a discernir y acoger la verdadera autoridad y poder que pueden guiarnos hacia una mayor plenitud y libertad en nuestra vida personal y comunitaria.




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