diciembre 21, 2023 in Evangelios

Lecturas del 26 de diciembre del 2023 :: Fiesta de san Esteban, protomártir

Fiesta de san Esteban, protomártir

Lectionary: 696

Primera lectura

Hch 6, 8-10; 7, 54-60
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y señales entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llamada “de los Libertos”, procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría inspirada con que hablaba. Al oír estas cosas, los miembros del sanedrín se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra él.

Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios”.

Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo.

Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor.

Salmo Responsorial

Sal 30, 3cd-4. 6 y 8ab. 16bc y 17
R. (6a) En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé tú, Señor, mi fortaleza y mi refugio,
la muralla que me salve.
Tú, que eres mi fortaleza y mi defensa,
por tu nombre, dirígeme y guíame.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
En tus manos encomiendo mi espíritu
y tú, mi Dios leal, me librarás.
Tu misericordia me llenará de alegría,
porque has visto las angustias de mi alma.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Líbrame de la mano de mis enemigos
y de aquellos que me persiguen.
Vuelve, Señor, tus ojos a tu siervo
y sálvame por tu misericordia.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

Aclamación antes del Evangelio

Sal 117, 26. 27

R. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
Que el Señor, nuestro Dios, nos ilumine.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales, los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por ustedes.

El hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin, se salvará”.

Reflexión

San Esteban, venerado como el primer mártir del cristianismo, es una figura que resuena profundamente en la historia y teología cristianas. El término “protomártir” se refiere al primer mártir en una causa, y en el caso de San Esteban, destaca su papel pionero en el testimonio de fe a través del supremo sacrificio de la vida. Su historia, narrada en los Hechos de los Apóstoles, capítulos 6 y 7, ofrece un relato conmovedor de fe inquebrantable y coraje frente a la persecución mortal.

El Evangelio de Mateo 10:17-22, proclamado en la festividad de San Esteban, ofrece una visión relevante sobre el martirio y la persecución. En este pasaje, Jesús advierte a sus discípulos sobre las pruebas y tribulaciones que enfrentarán por su nombre. La enseñanza de Cristo en este fragmento del Evangelio es profética y al mismo tiempo un consuelo para aquellos que sufren por la fe. El texto resalta la inevitabilidad del sufrimiento en la vida del creyente, pero también la presencia constante y la ayuda de Dios.

En la figura de Esteban, encontramos una encarnación viviente de estas palabras de Jesús. Su valentía al enfrentarse a sus acusadores y su firmeza en la fe, incluso en el punto de la muerte, ejemplifican la promesa de Jesús de estar con sus seguidores en los momentos de prueba. Esteban, lleno de gracia y poder, realizó grandes prodigios y señales entre el pueblo. Sin embargo, su testimonio de fe no fue recibido con aceptación, sino con resistencia y hostilidad.

Este relato tiene paralelos con las advertencias de Jesús en Mateo. Jesús habla de ser entregados a los consejos, azotados en las sinagogas, y llevados ante gobernadores y reyes por causa de Él. Esteban experimenta esta realidad de manera concreta. Al ser llevado ante el Sanedrín, enfrenta falsas acusaciones y un juicio hostil, simbolizando la persecución que los seguidores de Cristo enfrentarían a lo largo de la historia.

La enseñanza de Jesús sobre la persecución y el martirio no solo anticipa la experiencia de Esteban, sino que también ofrece un enfoque de esperanza y fortaleza. Jesús asegura a sus discípulos que no necesitarán preocuparse por cómo defenderse, porque el Espíritu de su Padre hablará por ellos. En el caso de Esteban, vemos esta promesa cumplida. Su discurso ante el Sanedrín revela una profundidad de comprensión y una elocuencia que reflejan la inspiración del Espíritu Santo.

Finalmente, el martirio de Esteban tiene un significado teológico profundo. Representa no solo el sacrificio último por la fe, sino también una participación en el sufrimiento de Cristo. Esteban, al mirar al cielo y ver la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, ofrece un testimonio poderoso de la realidad del cielo y la presencia de Cristo con aquellos que sufren por su nombre. Su oración final, pidiendo perdón para sus verdugos, refleja la misma misericordia y amor incondicional que Jesucristo mostró en la cruz.

En resumen, la festividad de San Esteban, el protomártir, y el Evangelio de Mateo nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza del testimonio cristiano, la realidad del sufrimiento por la fe, y la promesa de la presencia divina incluso en los momentos más oscuros de persecución. Nos recuerdan que el martirio es un llamado a la fidelidad y una participación en el misterio pascual de Cristo, ofreciendo un testimonio eterno de fe y esperanza.




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