diciembre 18, 2023 in Evangelios

Lecturas del 23 de diciembre del 2023

Sábado de la tercera semana de Adviento

Lectionary: 199

Primera lectura

Ml 3, 1-4. 23-24

Esto dice el Señor: “He aquí que yo envío a mi mensajero. Él preparará el camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va entrando, dice el Señor de los ejércitos.

¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como es debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos.

He aquí que yo les enviaré al profeta Elías,
antes de que llegue el día del Señor,
día grande y terrible.
Él reconciliará a los padres con los hijos
y a los hijos con los padres,
para que no tenga yo que venir a destruir la tierra”.

Salmo Responsorial

Sal 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14
R.(Lc 21, 28) Descúbrenos, Señor, al Salvador.
Descúbrenos, Señor, tus caminos,
guíanos con la verdad de tu doctrina.
Tú eres nuestro Dios y salvador
y tenemos en ti nuestra esperanza.
R. Descúbrenos, Señor, al Salvador.
Porque el Señor es recto y bondadoso,
indica a los pecadores el sendero,
guía por la senda recta a los humildes
y descubre a los pobres sus caminos.
R. Descúbrenos, Señor, al Salvador.
Con quien guarda su alianza y sus mandatos
el Señor es leal y bondadoso.
El Señor se descubre a quien lo teme
y le enseña el sentido de su alianza.
R. Descúbrenos, Señor, al Salvador.

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.
Rey de las naciones y piedra angular de la Iglesia,
ven a salvar al hombre, que modelaste del barro.
R. Aleluya.

Evangelio

Lc 1, 57-66

Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.

A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: “No. Su nombre será Juan”. Ellos le decían: “Pero si ninguno de tus parientes se llama así”.

Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: “Juan es su nombre”. Todos se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.

Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: “¿Qué va a ser de este niño?” Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.

Reflexión

El pasaje de Lucas 1:57-66 nos narra el nacimiento de Juan el Bautista, un evento rodeado de señales divinas y sorpresa colectiva. Este relato no solo es importante en términos religiosos, sino que también ofrece una ventana a la cultura y las creencias de la época.

En aquel tiempo, el nacimiento de un niño, especialmente en circunstancias inusuales, era visto como un signo de la intervención divina. La mudez de Zacarías hasta el nombramiento de su hijo subraya la importancia de seguir las instrucciones divinas. Este detalle es relevante en la comprensión de cómo se percibía la comunicación entre lo humano y lo divino.

La elección del nombre “Juan”, que significa “Dios ha sido misericordioso”, rompe con las tradiciones familiares y refleja una obediencia directa a las instrucciones divinas, no solo como un acto de fe, sino también como un reconocimiento del nuevo camino que Dios estaba trazando para esta familia y, por extensión, para toda la humanidad.

Desde un ángulo más profundo, este pasaje invita a la reflexión personal y al autoanálisis. La historia de Zacarías y Elizabeth, que enfrentaron años de esterilidad antes de recibir un milagro, es un recordatorio de que las pruebas y los obstáculos de la vida pueden ser preludios a bendiciones inesperadas. Su experiencia subraya la importancia de mantener la fe incluso cuando las circunstancias parecen desfavorables.

El nacimiento de Juan el Bautista también se convierte en un punto de inflexión en la narrativa bíblica. Prepara el escenario para la llegada de Jesús, marcando el inicio de una nueva era en la historia de la salvación. Es un recordatorio de que los grandes cambios a menudo comienzan con eventos aparentemente pequeños o insignificantes, desafiando nuestras expectativas y comprensión.

En la vida contemporánea, este relato puede inspirar a las personas a buscar significado y propósito más allá de las circunstancias inmediatas. La historia nos alienta a tener esperanza y confianza en que hay un plan mayor en marcha, un plan que puede no ser evidente de inmediato, pero que se revela con el tiempo.

De esta forma no solo es una historia sobre el nacimiento de un profeta importante, sino también un espejo que refleja nuestras propias vidas y luchas. Nos invita a considerar cómo los momentos de silencio, espera y aparente desolación pueden ser en realidad preparativos para algo nuevo y maravilloso. Nos alienta a permanecer fieles y atentos, conscientes de que, al igual que en la historia de Zacarías y Elizabeth, nuestras vidas también están tejidas en el tapiz más amplio de un propósito divino.




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