Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano

Es a Myanmar a donde se dirige el pensamiento del Papa, cuya población, dice el Papa en los saludos después del Ángelus, “sigue sufriendo violencia y abusos”. Desde hace semanas se suceden violentos combates en el norte del país entre soldados de la junta militar, que tomó el poder en un golpe de Estado en 2021, y grupos rebeldes armados.

Francisco este mediodía reza para “no desanimarse y confiar siempre en la ayuda del Señor”, al igual que sigue rezando por la atormentada Ucrania, cuyas banderas son numerosas en la plaza de San Pedro, como señala el propio Pontífice, y luego por Palestina e Israel.

“La paz es posible. Hace falta buena voluntad. La paz es posible. No nos resignemos a la guerra. Y no olvidemos que la guerra siempre, siempre es una derrota: sólo ganan los fabricantes de armas.”