Lecturas del día 19 de noviembre de 2023
Primera lectura
Muy superior a las perlas es su valor.
Su marido confía en ella
y, con su ayuda, él se enriquecerá;
todos los días de su vida
le procurará bienes y no males.
Adquiere lana y lino
y los trabaja con sus hábiles manos.
Sabe manejar la rueca y con sus dedos mueve el huso;
abre sus manos al pobre y las tiende al desvalido.
Son engañosos los encantos y vana la hermosura;
merece alabanza la mujer que teme al Señor.
Es digna de gozar del fruto de sus trabajos
y de ser alabada por todos.
Salmo Responsorial
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos:
comerá del fruto de su trabajo,
será dichoso, le irá bien.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Su mujer como vida fecunda,
en medio de su casa;
sus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de su mesa.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor:
“Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida”.
R. Dichoso el que teme al Señor.
Segunda lectura
Pero a ustedes, hermanos, ese día no los tomará por sorpresa, como un ladrón, porque ustedes no viven en tinieblas, sino que son hijos de la luz y del día, no de la noche y las tinieblas.
Por lo tanto, no vivamos dormidos, como los malos; antes bien, mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente.
Aclamación antes del Evangelio
Permanezcan en mí y yo en ustedes, dice el Señor;
el que permanece en mí da fruto abundante.
R. Aleluya.
Evangelio
El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un talento hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: ‘Señor, dos talentos me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.
El señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo recibiera yo con intereses? Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.
Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’ “.
O bien:
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.
Reflexión
La parábola de los talentos, narrada en Mateo 25:14-30, es una alegoría que Jesús utilizó para enseñar sobre el valor de utilizar nuestros dones y habilidades. A través de esta historia, se nos invita a reflexionar sobre la administración de nuestros recursos y talentos, y sobre cómo nuestras acciones reflejan nuestra fe y compromiso.
La distribución de los talentos en la parábola resalta que cada persona recibe dones diferentes, y con ellos, la responsabilidad de hacerlos crecer. Al igual que los servidores de la historia, cada uno de nosotros posee habilidades y capacidades únicas. Sin embargo, la verdadera medida de nuestro éxito no reside en la cantidad de talentos que recibimos, sino en cómo los utilizamos y desarrollamos.
Los servidores que recibieron cinco y dos talentos representan la actitud proactiva y emprendedora. Estos personajes no se detuvieron a considerar la injusticia de recibir menos que otros; en cambio, se enfocaron en multiplicar lo que tenían. Hoy en día, esta actitud es esencial. En un ambiente de constante cambio y oportunidad, aquellos que toman la iniciativa y utilizan sus recursos de manera creativa y eficiente son los que logran un impacto significativo.
El tercer servidor, paralizado por el miedo, optó por esconder su talento. Esta actitud refleja los obstáculos de la inacción y el temor que muchas veces enfrentamos. Actualmente, el miedo al fracaso, al juicio o al cambio puede impedirnos alcanzar nuestro potencial. La lección aquí es clara: el miedo no debe ser un impedimento para nuestro desarrollo y crecimiento personal y profesional.
El regreso del señor y la rendición de cuentas subrayan que nuestras elecciones y acciones tienen consecuencias. En el dinámico contexto actual, esta enseñanza nos recuerda que debemos ser conscientes de cómo invertimos nuestro tiempo, energía y habilidades. La administración sabia de nuestros recursos no solo beneficia a nivel individual, sino que también contribuye al bienestar colectivo.
En la vida cotidiana, la parábola de los talentos nos desafía a ser introspectivos y proactivos. Nos alienta a reconocer y valorar nuestras habilidades, y a utilizarlas de manera que contribuyan a nuestra comunidad y sociedad. En un entorno que a menudo valora el éxito material y visible, esta historia nos recuerda que el verdadero valor reside en la fidelidad, el esfuerzo y la capacidad de transformar positivamente lo que se nos ha dado.
Esta parábola no solo nos enseña sobre la responsabilidad y la administración de nuestros recursos, sino que también nos desafía a superar el miedo y la inacción. Nos recuerda que cada uno de nosotros tiene el potencial de contribuir significativamente a nuestro alrededor, y que el éxito se mide no solo por lo que se recibe, sino por cómo se utiliza lo que se tiene. En una sociedad llena de desafíos y oportunidades, esta enseñanza sigue siendo una guía valiosa para una vida plena y con propósito.
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