Lecturas del día 13 de setiembre de 2023
Primera lectura
Den muerte, pues, a todo lo malo que hay en ustedes: la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos y la avaricia, que es una forma de idolatría. Esto es lo que atrae el castigo de Dios sobre aquellos que no lo obedecen.
Todo esto lo hacían también ustedes en su vida anterior. Pero ahora dejen a un lado todas estas cosas: la ira, el rencor, la maldad, las blasfemias y las palabras obscenas. No sigan engañándose unos a otros; despójense del modo de actuar del viejo yo y revístanse del nuevo yo, el que se va renovando conforme va adquiriendo el conocimiento de Dios, que lo creó a su propia imagen.
En este orden nuevo ya no hay distinción entre judíos y no judíos, israelitas y paganos, bárbaros y extranjeros, esclavos y libres; sino que Cristo es todo en todos.
Salmo Responsorial
Un día tras otro bendeciré tu nombre
y no cesará mi boca de alabarlo.
Muy digno de alabanza es el Señor,
por su grandeza incalculable.
R. El Señor es bueno con todos.
Que te alaben, Señor, todas tus obras
y que todos tus fieles te bendigan.
Que proclamen la gloria de tu reino
y narren tus proezas a los hombres.
R. El Señor es bueno con todos.
Que muestren a los hombres tus proezas,
el esplendor y la gloria de tu reino.
Tu reino, Señor, es para siempre
y tu imperio, por todas las generaciones.
R. El Señor es bueno con todos.
Aclamación antes del Evangelio
Alégrense ese día y salten de gozo,
porque su recompensa será grande en el cielo.
R. Aleluya.
Evangelio
“Dichosos ustedes los pobres,
porque de ustedes es el Reino de Dios.
Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre,
porque serán saciados.
Dichosos ustedes los que lloran ahora,
porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos,
porque ya tienen ahora su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora,
porque después tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ríen ahora,
porque llorarán de pena!
¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe,
porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!”
Reflexión
Cuando suelo leer el texto de las Bienaventuranza siempre me queda la duda de si de verdad lo entendemos bien. Hoy escuchamos la versión de las Bienaventuranzas de Lucas.
Llama dichosos a secas, a los pobres, a los hambrientos, a los que lloran, a los que son odiados y perseguidos por querer hacer realidad el Reino de Dios. Y nos invita a la alegría porque nos promete una gran recompensa.
Pero ¿Cómo entendemos eso de que son bienaventurados los pobres, los hambrientos, los que lloran, los perseguidos? ¿Dios quiere que seamos pobres, o que suframos y solo así poder ser dichosos? No, esta no sería la manera de entender las Bienaventuranzas.
Dios bendice a los pobres… no porque son mejores que los ricos o porque vea bien la pobreza. Son dichosos y benditos los pobres porque ya ha llegado para ellos el reino de Dios. El reino les pertenece y en ese Reino el rey es Dios, El es el defensor y protector de todos ellos y de todos los que ponemos su esperanza en él.
Con Jesús ese Reino de Dios estaba presente porque el acogía a los pobres y marginados, El curaba a los enfermos, El integraba a los excluidos, El partía el pan con los hambrientos.
Si para Jesús la pobreza y la miseria era algo escandaloso que va contra el querer de Dios, quiere decir que nosotros los cristianos hemos de rechazarla y combatirla también, hemos de poner todo nuestro esfuerzo por suprimirla.
Si hacemos esto estaremos haciendo avanzar el reino de Dios. El ir haciendo realidad esto, el ver que hay gente comprometida en esta línea, es la buena noticia para los que están sufriendo la pobreza, el hambre o la persecución.
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